Jangly es una palabra que difícilmente podemos traducir al castellano sin perder parte de su intensidad para definir cierto tipo de música. Y viene a cuento de Veronica Falls, muy a cuento, puesto que voy a necesitar un buen arsenal de palabras para traspasaros la intensidad y diversión de su debut. Ya no solo de transmitiroslas, sino de traspasar, de hacer que os lo creáis.
Todo sería mucho más sencillo si os decideséis a oír los discos en vez de mirar las puntuaciones, pero allá vamos, hablemos de Jangly, aunque nos vaya a llevar a derroteros que algunos ya conoceréis y que otros ya habréis subestimado antes.
Veronica Falls y el tintineo discordante
Wordreference es un buen diccionario para estas cosas. Por allí definen jangle como un simple sonar, de ciertos tonos metálicos. Sabemos que va mucho más allá. Si vais a buscar Jangle Pop os saldrán referencias al post-punk a los primeros R.E.M., quizás hasta llegar a los Feelies, puede que alguien cite a Aztec Camera, deberían estar los dB’s. Si volvemos a Jangly, en algún diccionario empezaréis a dar con la clave: el tintinear discordante que hacen dos objetos no musicales cuando chocan.
Veronica Falls tienen tras de sí una tradición bastante hermosa de grupos formados por gente que no sabía tocar pero que sabía sacar sonidos discordantes o simplemente bonitos. Veronica Falls son Jangly, sus canciones tienen tonos oscuros a la vez que tintineos saltarines, como el sonido de la propia palabra que nos ocupa.
¿Podemos confundir el jangly con el racaraca obsesivo de, por ejemplo, los primeros discos. De The Wedding Present? No sólo podemos, sino que debemos hacerlo: los estilos musicales, cuanto menos definidos estén sus límites, mejor; cuantos más bastardos e impuros, más posibilidades hay de que sean especiales. No a la pureza étnica del indie-pop, no al canon estético.
Entonces, ¿aceptamos que Verónica Falls va y citen en un disco que parecía puro C-86 a Pixies con una línea de bajo inicial? Mirad, a Veronica Falls les vamos a aceptar todo lo que queráis, hay que hacerlo, os están dando las canciones que necesitabais en este 2011, y que, en su misma línea genética (la de los bastardos del pop independiente), sólo el Share The Joy de Vivian Girls se ha acercado a enseñarnos. Porque lo de Crystal Stilts en In Love With Oblivion, ya lo traté de explicar, era amor por otra cosa; lo del debut de The Babies, más garagero; y lo de Tennis con Cape Dory es mucho más de girl group.
El entusiasmo que vampirizar
Estamos hablando desde el entusiasmo, porque no hay otra manera de hacerlo. El debut en Slumberland de Veonica Falls confirma todo lo que nos habían dicho sus singles previos y tenemos canciones para quemar mientras llegan los siguiente grupos a los que vampirizamos tratando de ser tan brillantes, zoquetes y discordantes como ellos. No sabemos cuando llegarán, aunque dudo que lo hagan detrás de una portada tan bien escogida como la de éstos.
¡Ah, y como lo de Jangly sigue sin explicarse del todo, ahí va mi apuesta!: lo que hacen Veronica Falls es tocar el tramo final de las campanadas de a muerto de los pueblos en versión indie-pop: un toque funebre que en el fondo anuncia algo social y que, como se acelera al final de las campanadas, casi parece alegre. No, no creo que “campanamuertismo” vaya a triunfar como género, pero ¿todo lo planteáis en términos de éxito y fracaso?
Autor: Veronica Falls
Título: Veronica Falls
Año: 2011
Género: Jangle, Indie-pop
País: Inglaterra
Discográfica: Slumberland