El volquete del metal #53: Summer is gone
Los discos de metal que tienes que escuchar
Hi, personicas.
El otoño ya se establece, algunos sitios de esta nuestra Españita empiezan a disfrutar del fresquito. Momento perfecto para escuchar discos de metal como si no hubiera mañana, especialmente ahora que se acerca el final del año. Al lío.
El disco del mes: KEN mode - VOID
De la desolación sacar los mejores resultados. Los canadienses KEN mode han ido viviendo una tendencia ascendente dentro del metal underground, realizando un sludge ruidoso y hardcorizado que desafiaba límites de géneros y de abrasión. El grupo de metal terminó de despegar el año pasado con NULL, un trabajo post-pandémico donde elevaron la intensidad para volcar hacia afuera la ansiedad agobiante, y ahora cierran el círculo con VOID.
A pesar de sus tendencias extremas, hay suficiente en KEN mode para atraer a no metaleros. VOID saca a relucir atmósferas inquietantes pero muy vivas y cargadas de nervio, con melodías cortantes que se alternan con riffs llenos de músculo y con pasajes donde la experimentación entra en terrenos post que no desentonaría en el club de lectura de Slint.
Estos últimos asoman en el corte final 'Not Today, Old Friend', dejándose mecer por un aire de calma tensa que logra ser cautivadora. Su habilidad para moverse entre esas capas de ruido tensas de 'A Reluctance of Being' y los puñetazos sludge como 'The Shrike' marcan un crecimiento aún mayor que obligan a ponerlos como una de las bandas de metal del momento.
Tomb Mold - The Enduring Spirit
Habiendo dado Blood Incantation un paso en falso bastante gordo con aquel disco ambient-turra, muchos andarán desesperados por entregar esa corona del death progresivo marciano que tan rápido les otorgaron. Tomb Mold parecen los mejor colocados para ello, con un nuevo disco que aúna aclamación y bastante hype, aunque quizá no a los niveles del disco bueno de Blood Incantation.
Yo debo decir que The Enduring Spirit es más exitoso en sus ambiciones que aquel disco. Tomb Mold exploran la brutalidad esotérica y elementos de ciencia ficción a través de complejas estructuras y riffs fuertemente influenciados por ramas sonoras libres como el jazz. Y nunca deja de sonar demoledor, nunca pierde el pulso con aquello que pretende, y consigue ser perfectamente digerible sin hacer concesiones que bastardicen la propuesta. Es un trabajo muy redondo y devastador con el que el grupo consigue consolidarse.
Haralabos [Harry] Stafylakis - Calibrating Friction
Aquí nos estamos yendo mucho a los aledaños del metal, ya que el alambicado estilo de Haralabos [Harry] Stafylakis para afrontar la música sinfónica se aproxima a menudo al rock progresivo, pero también acaba en terrenos absolutamente diferentes. El compositor y productor afronta las melodías orquestales desde el puro músculo metalero, incluso aunque este no esté presente superficialmente.
Calibrating Friction tiene pirotecnia además de un intelectualismo subido que le lleva a autocalificarse como "manifiesto musical", pero al mismo tiempo sus colisiones entre clásicos y modernidad logra los resultados más excitantes de la música progresiva reciente. No está carente de momentos deslumbrantes y pasajes llenos de interés.
Wormhole - Almost Human
Aquí su buena dosis de death metal brutal y disonante, esta vez en unos digeribles 26 minutos para que no se haga excesiva bola con su habitual enrocamiento. Cosa muy seria en cortes como 'Elysiism', donde las guitarras tienen un uso exquisito mientras reparten riffs bestiales. De nada, dejen su pago al salir:
Rorcal - Silence
Es posible que no valoremos a veces lo difícil que resulta ser consistente y entregar siempre material de nivel, aunque este caiga en lo conocido y reduzca la sorpresa. Los suizos Rorcal raramente han bajado del notable a pesar de que todos los trucos de su black metal guarro y acelerado están casi todos a plena vista. Pero Silence muestra que son capaces de poner la intensidad hasta tales niveles que terminas doblegado ante ellos, como en esa 'Hope is a Cancer' que es todo un torbellino nihilista y abrasivo. No todos pueden ofrecer lo mismo.
Fossilization - Leprous Daylight
Desde Brasil, el dúo que conforma Fossilization despliegan un death metal que oscila bien entre la vieja escuela del género y la densidad del death doom. Con una producción bien oscura y opresiva, pero por la que se pueden colar las pocas melodías que deciden trazar, Leprous Daylight encuentra hilos compositivos de los que tirar e insufla potencia en algunos lugares comunes que acaban sonando monstruosos.
Svalbard - The Weight of the Mask
Tímidamente, parece que aquel blackgaze que estalló por pura acumulación está encontrando nueva vida a través de una serie de grupos que deciden buscar caminos nuevos en lugar de dar con el pico en la misma calzada que se ha alquitranado. Svalbard eran de los más disfrutables con su enfoque próximo al hardcore extremo y al screamo que dio el notable When I Die, Will I Get Better?.
Ahora tenemos la continuación más lógica y más estimulante con The Weight of the Mask. Las fronteras entre sonidos están más difuminadas, aunque siga habiendo diferentes niveles de intensidad, y sus composiciones se sienten más seguras (en el sentido de más llenas de confianza) y más orgánicas. Además de mejora en esos aspectos, logran también un disco que se siente honesto, donde los contrastes de luz y oscuridad van perfectamente de la mano con unas canciones agridulces, vulnerables. Es posible que estén destinados a seguir creciendo y liderando una nueva corriente.
Urfaust - Untergang
Veinte años después de comenzar su andadura, una de las bandas con más culto del metal extremo europeo anunció su disolución. Pero los holandeses Urfaust no se iban a despedir sin un último brindis diabólico con el que caer tumbados por las opresivas atmósferas de su black metal con doom abrasivo. Untergang quizá no sea la representación más deslumbrante de lo que fueron capaces de hacer, pero sí es testamento de su capacidad de estirar el ruido para explorar la oscuridad.
Mānbryne - Interregnum: O próbie wiary i jarzmie zwątpienia
Deberíamos haber rascado un poco más después del fenómeno black metal de Batushka (los varios Batushka, aunque al final hubo varios y sólo prosperaron los malos). Mānbryne apuestan por menos liturgia y por más vertiente melódica (melódico aplicado al metal extremo), pero su imperial trabajo se siente como una reliquia, una efigie, un tótem con el que quedarse asombrado. Una manera de tocar y arrollar que no ofrece concesiones, que parte de un tono medianamente familiar y le encuentra rincones desde el que introducir matices que sorprendan, que se salga de lo común, y engrandezcan los inmensos riffs que son capaces de parir. Formidable.
Laster - Andermans mijne
En una de las primeras entregas de esta sección metalera, mucho antes de surgir el nombre del volquete, los holandeses Laster hicieron uno de esos trabajos de avant-garde deslumbrante y plagado de ideas que habría sido disco de aquel mes si 1) La sección hubiese sido mensual 2) Hubiese disco del mes 3) No hubiese salido aquella monstruosidad que acabó siendo disco del año: el Onda de Jambinai.
Años después regresan con Andermans mijne, un disco con más riesgo. Con todo lo que ello implica. Se nota un poso menos rotundo que en aquel debut, y eso va a jugar en contra de recuperarlo más veces. Pero siguen cautivando con su manera de tejer con las atmósferas del metal extremo, el progresivo, las influencias del jazz experimental y las épicas voces solemnes. Es un disco que es destacable sí o sí porque suena estupendamente en su manera de no querer sonar como muchos grupos ahora mismo.
The Chronicles of Father Robin - The Songs & Tales of Airoea - Book I
30 años en elaboración. Así han vendido los noruegos The Chronicles of Father Robin este primer volumen de su álbum debut, que empieza con un rollo de trovadores medievales prog del que nos suele colar nuestro
, pero luego arranca de verdad con ecos a White Willow y una especie de Yes encocados que se han escuchado mucho a Rush.Se nota que hay nivel, porque detrás hay músicos de grandes proyectos de la escena prog escandinava como Tusmørke o Wobbler, y lo demuestran con un disco borracho de hidromiel pero tremendamente vivo en su onda retro. Básicamente lo que deberían estar sacando Haken si no se hubieran dejado llevar hacia el terreno de las camisas hawaianas.
Y ya que hemos sacado al gurú del prog, aquí dos recomendaciones patanegra de su parte. El teclista Lars Fredrik Frøislie (también en Wobbler), que tira por un aire más gótico, y la banda de Charlotte Nospūn, también haciendo el papel de los Haken buenos en lugar de los Haken actuales: