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Los nuevos hijos del art punk
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Los nuevos hijos del art punk

Esa gente que ha venido a tapar el revival del post-post-post punk

Ferraia
Jan 13
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Black Country, New Road anuncian nuevo disco: 'Ants From Up There'

Hace ya unos cuantos años hablábamos bastante del revival post-punk, una tendencia anglosajona en clave indie que dio un periodo de gran protagonismo a grupos a los que presumiblemente hoy se echa poco de menos (los Bloc Party, Editors, Futureheads...). Después llegaron las formaciones del post-post-post punk que llamábamos en esta casa, con gente que iba desde Eagulls hasta Telegrams, pasando por Grave Babies, Protomartyr o los Preoccupations, otrora Viet Cong; y que apostaron por un sonido más abigarrado —sí, Protomartyr asomaron el hocico artie finalmente, y Preoccupations tenían cosas interesantes—. Poco después, desde hace unos años, ha llegado una nueva generación que impulsa lo mejor de todo aquello, dentro de un género tremendamente manoseado en su vertiente sencilla, sobre todo por el bajo cortavenista, o por esas guitarras primas hermanas de la new wave. Han pasado de todo aquél pack para mirar casi a los principios. Una vuelta al art-punk; un paso atrás a nivel temporal que puentea los últimos veinte años para volver a hacer excitante un estilo que ha generado una mochila con algunos buenos grupos y muchos más faltos de interés por apuestas compositivas cómodas y poco atrevidas. 2021 ha sido su año. El regreso del minimalismo, los interludios, la experimentación.

Se podría pegar un brochazo gordo y decir que hablamos del legado de Wire o Television, pero sería tramposo, pues las influencias son muy amplias. Y también más recientes. Una influencia híbrida y singular en cada uno de ellos, con la que Black Midi, Squid, Shame o Black Country, New Road, e incluso de otros aún más tapados como Nightshift, que bajo el paraguas art, ofrecen un cruce con el indie que les hace muy interesantes como a veces difíciles de intentar categorizar, han abierto en canal las posibilidades del estilo y derivados. Por otra parte, nada nuevo a nivel de contexto creativo: un nuevo ciclo que picotea lo necesario del pasado en distintas décadas para traerlo en otro envoltorio. Olvidados por el camino como los canadienses Ought lo hicieron, aunque con grupos coetáneos no tan inspirados. Si es suficiente para hablar de una escena, se puede discutir, pero desde luego sí de cierta ola o tendencia que desde Reino Unido abanderan esta metamorfosis del post-punk desde una perspectiva mucho más inspirada, creativa y renovadora que todo lo que nos hemos tragado en los últimos 15 años. Un paso atrás para mirar hacia adelante. Cada una juega en sus propias coordenadas. Manteniendo la premisa de unos ejes comunes relativos a la propuesta conceptual, cada uno barre para casa; unos tiran más por lo indie, otros por lo progresivo, y otros más por la experimentación. Una paleta amplia en la que saborear muchas aristas a gusto del consumidor.

Post-hardcore, post-punk, post-rock… Post-todo, y más

En el caso de Black Midi, en su notabilísimo Schlagenheim (Rough Trade, 2019) dejaron sobrada cuenta de la amplia gama con la que juegan, con postulados de la corriente no wave, algo del post-punk clasicón, noise e incluso post-hardcore. En resumidas cuentas, un compendio de prestados de otros estilos que convergían bajo unos postulados del espectro independiente que se descontrolaba, explotaba y se frenaba en seco a lo largo de sus nueve temas. Una locura de debut y, seguramente, el primero de los grupos importantes de esta nueva hornada que viene desde las islas y que por suerte van creciendo en sus propuestas.

Además, de ellos hay que destacar, más allá de su gran inspiración estilística a la hora de fusionarla, lo buenos músicos que son, cosa que se aprecia perfectamente en sus directos, en esa batería tan presente y dinámica, o en lo bien que juegan con esas alternancias entre ruido y silencio, aguantando bien para después explotar. Un motor imprevisible del que es difícil predecir por dónde va a salir, algo que se vio en su debut y en Cavalcade (Rough Trade, 2021), lo que les hace un grupo excitante. Por su debut olían a Unwound, Polvo o Talking Heads. Desde los canadienses Ought no se veía una propuesta de art-punk tan interesante en estos últimos años. A ello hay que añadir también la lírica de sus temas, sin limitarse a letras crípticas o abstracciones. En su debut había referencias a la gestión del agua de un lago de Michigan, corrupciones y contradicciones de problemas de gestión de agua en una potencia como EEUU.

Los mejores debutantes…

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