Los mejores discos internacionales de 2021
La lista con los mejores discos inventados de los que te acabarás enamorando
Ya estamos aquí de nuevo. Hace justo un año, cuando decidimos que nuestra única manera de sobrevivir era tener una parte premium, para suscriptores de pago, en la que cada semana haríamos un esfuerzo para tener las críticas de los discos recientes más relevantes no imaginábamos que:
a) centenares de personas querrían pagar por ello.
y b) que todo esto nos llevaría a ser el año con más discos reseñados, criticados y convertidos en meme de toda la historia de Hipersónica.
Así que, sí, estamos aquí de nuevo, en la lista de los mejores discos internacionales del año, pero también aquí de nuevo en el sentido de “más vivos y con más ganas e ilusión que nunca”. Gracias a todos los que nos leéis, y gracias sobre todo a los que os habéis suscrito: sin vosotros, posiblemente ya habríamos hincado la rodilla.
Y bueno, que lo mismo no os llega el correo porque:
Como diría Chou: DEMASIADO TEXTO.
Si estáis buscando la lista de los mejores discos españoles de 2021, os acabáis de saltar el enlace.
50. Nubiyan Twist - Freedom Fables
El conjunto británico -¿colectivo? Casi tiene más sentido denominarlos como tal en lugar de banda- Nubiyan Twist juegan con sonidos familiares: el afrobeat, el nu-jazz, la parte más funk de ambos sonidos. Pero Freedom Fables es capaz de cruzarlos para dar resultado a piezas frescas, llenas de ritmo y de diversión, además de con acertado comentario social. Un disco con variedad de sabores, de texturas, capaz de transportarte y de tenerte en movimiento a su son. La clase de sonido y de grupo que te salvan la tarde cuando entras a las seis al recinto del Primavera Sound y vas a ver qué hay en el escenario de las gradas. Una píldora refrescante que te gana sin tú siquiera esperarlo. (Black Gallego)
49. Writhing Squares - Chart for the Solution
Los americanos han vuelto este año con su tercer largo, un trabajo pesado, denso, de los de teclados dibujando espirales que no acaban nunca mientras te acompaña una maraña de distorsión, un saxo loco y varios gritos. Componentes que se fusionan para dar lugar a una bola de ruido que en no pocos momentos te sumerge en ese trance que tienes ganas de sufrir en directo. De temas de pisar el acelerador y lesionarse el cuello con ritmos a lo Neu! en ‘Ganymede’ a la fumada cacharrera de casi veinte minutos de ‘The Pillars’, este tercer largo tiene pasajes muy destacables.
Por momentos tiran de ese kraut y space que, con todo el respeto, huele a Hawkwind, pero atravesado por esa parte suicida con ruidos a lo Hookworms y a veces grabada en una caja de zapatos de baja fidelidad a lo Blank Dogs. ¿No querías muchas referencias? Pues aquí tienes dos tazas. Y ahora deja en bucle el tema final y vente a la selva. (Ferraia, crítica en Hipersónica)
48. Felipe Gordon - A Landscape Onomatopeya
Ante el maremagnum ambiental desde la pandemia y enmarcado en todo lo urbano, el rescate a los breaks o incluso a los resquicios del hardcore y la màkina de estos años, sigue habiendo notorios supervivientes entre los géneros 'raíz' orientados al baile que ahora parecen en un segundo plano. Uno de ellos es el house, y el colombiano Felipe Gordon ha debutado en largo este año con A Landscape Onomatopeya (Shall Not Fade, 2021), un trabajo más enfocado en el deep house al que es difícil no devolverle la mirada por el sonido seductor que rezuma.
Sin embargo, hay algo mucho más que señorío en este primer largo. Once temas en los que se entremezclan ese refinado gusto sonoro que suele ir aparejado al género, pero también capas de sofisticación como las de 'Das Nuyorcan Vibes', bajos sinuosos y algo de acid en piezas como 'Walking into the Unknown'. Una simbiosis demasiado seductora como para no rendirse ante ellas. Pasajes casi lounge que después contrastan con pianos y piezas que a pesar de su sobriedad van creciendo y creciendo durante nueve minutos en los que Gordon no te deja escapar. Un talentazo que este año también ha dejado presente en varios epés. Y además tiene la sobrada de cerrar con 'Wake Up', prácticamente glitch hop. Como para no seguirle la pista. (Ferraia)
47. Ryley Walker - Course in Fable
No era fácil resolver el impás en el que Ryley Walker se había instalado de un tiempo a esta parte. Olvidados ya sus trabajos más convencionales a la guitarra acústica, sus últimos trabajos, ya fueran en solitario o en compañía de otros artistas, miraban hacia terrenos más esotéricos, vanguardistas y abstractos. Corría el riesgo Walker de entrar en la tradicional dinámica de experimentación mediocre con la que muchos compositores encasillados en ideas añejas tratan de maquillar sus carencias.
Course in Fable resuelve todos estos dilemas con una elegancia, debo decir, sorprendente. Hay trazas progresivas, aunque muchas menos de lo que la prensa especializada está sugiriendo, y guiños al soft-country (‘Axis Bent’ podría haber sido un desastre y es brillante). Todo preñado de un aire muy de Chicago en el que se entremezcla la escena vanguardista de la ciudad; el camino que Wilco podría haber adoptado post-2007; los trabajos de William Tyler; y trazas más espirituales que tangibles de Tortoise (produce John McEntire, al fin y al cabo) o The Sea and the Cake. (Mohorte, crítica en la tier list del 12 de abril)
46. Parquet Courts - Sympathy for Life
'Black Widow Spider' es el jitazo marca de la casa, pero adaptado al tono particular del disco, con un tema puro rock and roll bailable con una extraña oscuridad latente en su interior. 'Marathon of Anger' va desvelando las verdaderas intenciones de esta obra, con una marcada psicodelia influenciada a través de diferentes fuentes, incluyendo la fiesta más marciana que puedas imaginar (este es el punto más Talking Heads del disco).
El art-punk también asoma en puntos como 'Application / Apparatus' o 'Pulcinella', algo que no es ajeno a ellos pero toma un color especial con la pátina aplicada en este disco. No renuncian tampoco a volverse más convencionales con temas como 'Homo Sapien', pero incluso ahí muestran un punto de The Stooges deconstruidos que es muestra de una obra lleno de ideas y siempre fresca. Lo que viene a ser un discazo de Parquet Courts. (Black Gallego, crítica en la tier list del 25 de octubre)
45. Quivers – Golden Doubt
Va a haber cientos de cosas que recordemos de este disco cuando pase el tiempo. Las cuerdas bailables y el ritmillo de ‘Hold You Back’, contrastados con las guitarras del puente. La aparentemente épica pero finalmente nada ampulosa y sin embargo emocionante ‘You’re Not Always on My Mind’. El momentazo baladote casi slowcore de la preciosa ‘Videostore’ (“adiós caballos, adiós videoclubs, adiós cabinas; nadie los usa más. (…) Y entonces preguntaste “¿Y si todos los sentimientos tuvieran fecha de caducidad?” Y cómo voy yo a saberlo”).
Claro que hay zonas familiares, como la absolutamente Reckoning ‘Chinese Medicine’, pero incluso ahí van al regate: sus arreglos pre-estribillo me dejan con la cintura rota. O esa ‘Overthinking’ de tiralíneas indiepop. Nunca son demasiadas, nunca son excesivamente obvias. Que estás ahí tú tan tranquilo cuando de repente te sueltan el “no, mira, ya no quiero cantarle más a la muerte”. (probertoj, crítica en la tier list del 29 de junio)
44. Turnstile - GLOW ON
Cada año tenemos el disco de hardcore punk socialdemócrata que Poliptoton nos consigue vender para Excel y hasta puesto en la lista de mejor del año. Turnstile han comprado bastantes papeletas para ser el ganador este año, después de ganarse un huequito como la banda hardcore para la gente/medios que no les gusta el hardcore.
Pero seamos justos: el grupo tiene bastantes virtudes para que estar puestos en posición de hype no suene a vendida de humo. Tienen un músculo pop bastante bien ejercitado, y sacan bastantes canciones de ahí, además de saber imprimir cierto dinamismo con el que llegan a sorprender de tema a tema (o incluso giros dentro de la misma pieza). Tienen sus ratos zapatilleros (‘Holiday’), también sus ratos ñoños (‘Underwater Boi’) y hasta te rompen la cintura metiéndote colaboración con Blood Orange. Han jugado bien esta vez, les toca crecer. (Black Gallego, crítica en la tier list del 30 de agosto)
43. Aaron Frazer - Introducing
No vamos a esperar ya grandes sorpresas, obras que sacudan los cimientos del género. Cuando eso pasó, fue ya bastardizándose con otros estilos, creando con eso otros géneros. Pero vamos a disfrutar igualmente de quienes decidan y, sobre todo, puedan crear esa soñada sucesión de canciones perfectas.
El de Aaron Frazer es de esos discos en los que hay cero pegas posibles una vez que empieza a sonar: perfecto cuando baja hacia la melancolía (‘Love Is’), estupendísimo cuando está creando hits para bailar. Ay, todas nos hicieron echar muchísimo de menos los bares en los que las bailaríamos, y las personas con las que lo haríamos. Un disco para sentirse muy, muy a gusto. (probertoj, crítica en la tier list del 19 de enero)
42. Sault – Nine
Esta vez no dejan ni un solo hueco al relleno: en 34 minutos pasan una barbaridad de cosas, y el oyente entra en la batidora Sault para rendirse al impulso de baile noventero de ‘London Gangs’ y sumergirse en temáticas infinitamente más oscuras que las de sus discos anteriores. “The pain is real!" cantan en la muy de tripi ‘Fear’, donde también adelantan por la derecha al Beck de cuando hacía patchwork grunge-hip-hop. En ‘Mike’s Story’ hay un recitado del momento en que descubres que tu padre ha sido asesinado; el dolor es real, incluso cuando llaman a nuestra querida Little Simz para hacer lo más parecido a su canción melosa. Estamos ante un disco de engañosa cara afable: sus profundidades son jodidas.
Pero es Nine, junto a eso, un disco divertidísimo, incapaz de quedarse quieto en un solo lugar. Es, también, uno tan pastiche que si nos dicen que detrás de Sault está Damon Albarn (Damon Albarán para el acertado autocorrector), nos lo creeríamos… y le habría salido mejor la jugada que en toda la carrera de Gorillaz. Anda que no daría el de Blur un brazo y el resto de dientes que aún conserva por una canción como ‘Bitter Streets’. (probertoj, crítica en la tier del 30 de agosto)
41. Kiwi Jr. - Cooler Returns
Con todo a su favor (segundo disco, y ya tienen a Sub Pop para empujarles), sabíamos y sabían que estaban ante su momento. En vez de atorarse con una presión interior que derrumbara las canciones en giros imposibles para la banda, los canadienses Kiwi Jr. te lanzan la colección de hits indie-rock más acertada de los últimos tiempos. Porque, frente a la melancolía que nos viene acurrucando y que ha mecido hasta a los grupos más puramente rock del género (recordemos esa herida atravesando todo lo que van entregando Rolling Blackouts CF), Kiwi Jr. están instalados en el subidón.
En la titular parecen los Modern Lovers; en ‘Domino’ cantan los coros con tal perezota beoda que quieres que sean tus colegas ya mismo; en ‘Nashville Wedding’ son los R.E.M. con un chute de adrenalina y otro de Monster; ‘Undecided Voters’ tenía madera de jitazo, como otras cuantas más y da igual si tiran por el lado encantador de Vampire Weekend como en ‘Dodger’ o por el indie clásico. Dame más, mucho más, (de este) indie-rock. (probertoj, crítica en la tier list del 26 de enero)
40. The Chisel - Retaliation
Otros que apuestan por derribar los tapones auditivos de los estrechos de mente. En Retaliation tenemos una serie de canciones que buscan arramblar con todo, casi nacidas en la marmita del subidón y dispuestas a que cada momento cuente lo máximo. Ese gusto por los decibelios máximos y la juventud por bandera convierte a The Chisel en la clase de grupo que vale la pena incluso aunque no esté reinventando nada o incluso ofreciendo un sonido distinguible de lo que prolifera en el underground.
Los londinenses tocan a velocidad de vértigo, no se cortan con estribillos para corear a grito pelao, y cuentan con bastantes canciones para que los menos interesados en el hardcore se lo puedan pasar en grande. En directo tienen que ser una bomba. Por el momento, podemos disfrutar de un disco que es dinamita. (Black Gallego, crítica en la tier list del 6 de diciembre)
39. Nick Cave & Warren Ellis - Carnage
A veces te entran las dudas, como ante Carnage, disco pandémico de dos colegas a los que ya hemos oído demasiadas veces antes. A veces flaqueas, sí, y tardas dos minutos en pedir disculpas por haber dudado. Carnage acaba siendo un discazo nacido de la nada, a medio camino entre seguir el camino parcado por las malas semillas en Ghosteen (apunten ese inicio con ‘Hand of God’ como uno de las mejores cosas que nos puede dejar en lo musical este año pandémico) temas dey rebobinar unos cuantos años, unos 15, hacia lugares un poco más Grindermanianos (gloriosa ‘White Elephant’, con un Cave erigiéndose en pastor de una parroquia entregada a sus sermones).
Uno pensaba (y piensa) que Push the Sky Away supuso un punto de no retorno en la historia de Cave y compañía. Un abrazo de una propuesta ya absolutamente pollavieja pero rebosante de talento. Carnage abre alguna duda de revisión al pasado. Sea como sea, cuesta pensar que lo que traiga esta gente a nuestros oídos en el futuro, ad infinitum, no vuelva a ser gloria bendita. (Chou, crítica en la tier list del 2 de marzo)
38. Civic - Future Forecast
The Saints y Radio Birdman juntos, y con sus ramificaciones (The New Christs, principalmente), cimentaron una manera de entender el punk que no tenía miedo en sonar bien, ni en afilar las cuerdas hasta que cortarse, ni en arrimarse más al hard-rock.
De esa estirpe australiana de discos crudos, divertidos, nacen Civic, que ya en su EP New Vietnam (2018) habían dejado claro que se miraban en ellos tanto como en MC5: riffs sin pulir, canciones a las que les puedes masticare el polvo, punk r’n’r de Australia, como Mad Max. Siempre parece que ya está todo dicho y, de tanto en tanto, aparece un nuevo Future Forecast que lo hace todo tan bien que es imposible no engancharse.
‘Shake Like Death’ apuntala la parte más dura; ‘Sunday Best’, el flirteo con el post-punk; Son 37 minutos que puede que te parezcan más, pero da igual. (probertoj, crítica en la tier list del 17 de mayo)
37. Sparks – Annette
Aunque sea un musical, y su fuerza resida más cuando lo ves todo en contexto, aquí tenemos una obra imprescindible de una de las bandas de rock más inclasificables como son los Sparks.
Los hermanos Russell activan todos los cilindros del motor en una obra completísima, tan emotiva como divertida y también chunga. Desde el inicio te hacen vibrar con ese clásico instantáneo como es ‘So May We Start’ y luego te van moviendo en una montaña rusa de sonidos, tonos y mamarrachismo operístico que muestra el enorme talento que siempre tuvieron para hacer narraciones muy cinemáticas a través de la música. Es todo un viaje que no vas a poder dejar de ponerte una vez veas la peli. (Black Gallego, crítica en la tier list del 13 de septiembre)
36. Irreversible Entanglements - Open the Gates
No es fácil lo que os voy a pedir aquí. Más de una hora y diez minutos de jazz espiritual, libre y avant-garde, que se va a meter tanto en lo poético como en la abstracción ambiental. Pero a cambio, si entráis, vais a tener una experiencia bastante alucinante. Es la culminación de lo que el conjunto Irreversible Entanglements ha ido prometiendo con trabajos como Who Sent You? del año pasado.
Con una línea instrumental de primera, que brilla sin necesidad de virguerías y con mucho cuidado de las atmósferas y de crear un ambiente que atrape, establecen un tono ideal para que fluyan sin ataduras los versos de la rapera Moor Mother, con sus críticas a los crimenes post-colonialistas y aludiendo a la sensación apocalíptica del presente. Juntos crean piezas etéreas, pacientes, que no temen a cocinarse a fuego lento para que poco a poco vayas conectando con su groove y sus hipnóticas estructuras. La apertura 'Open the Gates' es buena bienvenida a un disco de composiciones largas -alguna llegando a los 20 minutos- pero tremendamente sugerentes y asombrosas. Es un disco que recompensa el esfuerzo puesto en él. (Black Gallego, crítica en la tier list del 22 de noviembre)
35. Injury Reserve - By The Time I Get To Phoenix
Seis años después de empezar a petarlo en blogs de hip-hop, Injury Reserve debutaron en 2019 con un disco homónimo muy notable, uno que se inscribía perfectamente en la rama más experimental del hip-hop pero que no soltaba amarras, o no del todo. Canciones tan saltarinas como ‘Jailbreak The Tesla’ se volvían contagiosos partecuellos, que se tomaban a (no tan) amable cachondeo el género en ‘Rap Song Tutorial’ o que podrían haberlo petado ampliamente porque los experimentos no eran nunca abrasivos: ‘Gravy ‘n’ Biscuits’ es masiva en mi cabeza.
Todo eso ya da igual: en el verano de 2020 Jordan Groggs, uno de los miembros del trío, fallecía con sólo 32 años. Ritchie With a T (MC) y Parker Corey (productor) se quedaban a solas, con su pena y su rabia, arrasados. Y de ahí nace By The Time I Get To Phoenix, el que va a ser uno de los discos fundamentales del género este año, pero también el que pervierte su identidad. Si en el anterior disco eran experimentales por convicción aquí lo son por destrucción, en un disco abrasivo, abusivo, avanzado.
‘Outside’, que abre el disco dando miedo, para que posiblemente temas quedarte mucho rato dentro, y se cierra a sí misma casi al borde del pop dulzón, apuesta también en su letra por la imposibilidad del consenso completo. Y estoy en su equipo: no es posible que estemos en desacuerdo en esto; éste es uno de los discos del año. De cualquier año. (probertoj, crítica en la tier del 27 de septiembre)
34. Helm - Axis
Como tantos otros productores, la pandemia influyó definitivamente en el acabado del disco de Helm, ya que había empezado a trabajar en él antes de la covid, pero esta le hizo replantearse los conceptos, por lo que recuperó cacharrería analógica antigua, con sonidos más básicas, lo que le confiere un sonido más primigenio a Axis (Dais, 2021). Combinado con chelo o violines, esa instrumentación le confiere al álbum una gama de matices muy enriquecedora. Desde las texturas de 'Para' a los vocales camuflados en piezas como 'Repellent', donde todo son texturas y un sonido industrial muy mecánico, que no deja de martillear, sin duda el nuevo álbum de Younger es de los de quedarse ensimismado y encerrado en él. Sobre todo en los días de frío que llegan.
Pero sobre todo, lo mejor queda en los dos cortes finales del LP, con canciones monumentales como la que da nombre al disco, 'Axis', en la que ese dark ambient se funde con la fuerza industrial, otorgando al tema un ensamblaje de alto tonelaje sonoro que acaba en una deconstrucción puramente retorcida. Aunque por aquí sobre todo lo que siempre nos pirra es la épica, y el corte final, 'Tower', da además ese toque cinemático, más puramente ambiental, tan solo con algunas progresiones a las que después se van añadiendo más capas de distorsión. Un final made in Roly Porter, Paul Jebanasam y el sonido de toda esa buena gente de Subtext. Peliculón. (Ferraia, crítica en la tier list del 22 de noviembre)
33. Anna B Savage - A Common Turn
Protegida de Jenny Hval y J. Tillman, que la llevaron de gira para telonearlos cuando Savage apenas había editado un EP, nuestra nueva musa entró en barrena y crisis de confianza tras eso, y ha tardado seis años en atreverse a debutar con un largo.
Su autoestima habrá podido atravesar momentos de duda, pero 'A Common Turn' no deja hueco ni a la primera. Un trabajo mayúsculo. Lleno de grandilocuencia, de dramatismo, oscuridad y fascinación. Una voz de esas que parece condenada a dedicarse a esto, aunque solo sea por favorecer el bien a la comunidad. Maravillas como 'Baby Grand', como ese súbito corte a medio metraje de 'Two', como esa fuerza incontenible de 'A Common Tern'.
Un debut arrollador. De esos que te confirman sin necesidad de pasar con el rol de promesa. (Chou, crítica en la tier list del 17 de mayo)
32. Panopticon - ...and Again Into the Light
And Again Into The Light maneja el rango dinámico con mano maestra y hace honor a su título: cada camino por lo más oscuro nos vuelve a llevar de vuelta a la luz. Los 8 minutos de ‘Rope Burn Exit’ son incendiarios y, sin embargo, nunca ocultan la delicadeza con la que se han construido. La electricidad no es manto de rocas que todo lo ha tapado, que no deja ver nada de lo que hay debajo. Da igual si se propulsa a velocidades tan distintas a las del inicio del disco como ocurre en la fenomenal ‘A Snowless Winter’: aquí no va a necesitar dividir su disco en dos, como hizo en The Scars of Man on the Once Nameless Wilderness (2018), para que queden claros todos los matices. Así es como consigue que todas sean una maravilla: ojo a todo el desarrollo de ‘The Embers at Dawn’.
Si los discos de Panopticon siempre han tenido algo de vendaval azotándote, ahora puedo decir que And Again Into The Light es la ventolera fini-primaveral que se recibe con más ganas que las que vendrán luego. Porque, después de tantos meses, no hay nada como sentir en la piel una de las primeras tormentas de verano desde que empiezas a olerla hasta que te acaba empapando. (probertoj, crítica en la tier list del 17 de mayo)
31. The Coral - Coral Island
¿Disco conceptual sobre una isla de un grupo retro-pop? Ah, lo facilón sería ser unos Beach Boys post-Pet Sounds, pero precisamente por eso ellos se alejan de los californianos, les meten a sus canciones ambientes western, escalan cimas de pop adulto y desde allí se tiran en tobogán saludando a los Kinks a su paso.
Desde el primer momento, no sólo el concepto funciona: las canciones son realmente impresionantes. Ya sabíamos que The Coral tenían facilidad para los ganchos pero Coral Island los muestra como un grupo que no te hacen dos canciones pop iguales; no es que sean versátiles, es que su cara debería aparecer en la Wikipedia en la definición de la palabra.
Pero, sobre todo, lo hablábamos el otro día a raíz de Teenage Fanclub. The Coral hacen que todo parezca sencillísimo, que nuenca pienses por qué estás escuchando este discos y, simplemente, disfrutes de hacerlo. (probertoj, crítica en la tier list del 25 de mayo)
30. The Ruins of Beverast - The Thule Grimoires
Quizás malacostumbrados por el asombroso resultado de Exuvia, su anterior referencia, este giro de The Ruins of Beverast que les distancia de aquel excelente metal extremo cruzado con música tribal sepa menos de lo esperado. Aun así, resulta impresionante que haya decidido, cuatro años después de aquel disco, abrazar los pilares del metal gótico y del death doom, al que le sacan un interesante provecho y que bordan con estupendas melodías y riffs estruendosos. Ciertamente notable. (Black Gallego, Crítica en la tier list del 15 de febrero)
29. Mendelson - Le dernier album
Mendelson fueron grandes y ahora han decidido que se acaban. Y se destruyen en este disco de sólo cinco canciones, dos de ellas de 19 y 13 minutos respectivamente, en el que, insisten, su camino estuvo bien. Lo dicen ellos, medio sardónicos, en ‘La dernière chanson’, casi los títulos de crédito de la historia del grupo: “oscuro, mítico, desconocidos, de culto”…
‘Heritage’ es brutal, a ‘Algérie’ le cuesta echar a rodar pero luego es un alud y el cierre, esa última canción así titulada, es hermoso, un acto creativo que hace de la anécdota la más hermosa declaración de amor a la carrera de un grupo.
Ha estado muy bien, Pascal, y aunque sé que volveré a olvidarme de ti en tus siguientes pasos, tengo claro también que el camino me volverá a recordar que eres importante. Salut! (probertoj, crítica en la tier del 18 de octubre)
28. Mdou Moctar - Afrique Victime
El músico tuareg venía con una oportunidad dorada con su fichaje por un sello Matador Records, pudiendo proyectar más que nunca ese blues del desierto que es la música Tishoumaren. Siempre se teme un poco que esa oportunidad la aprovechen para hacer un trabajo más al tran-tran, haciendo una versión cómoda y algorítmica para oídos cómodos que puedan sentirse especial. Pero no ha sido el caso de Mdou Moctar, por suerte.
De hecho, la inmersión completa en el terreno de la psicodelia rock abre unas alas especiales para un músico que vuela libre, aunque tampoco renuncia a sonar urgente. Las canciones de Afrique Victime son hipnóticas, pero también vibrantes, punzantes, capaces de agarrarte de la solapa y de dejarte en la obligación de indagar a ver qué están contando. Una fuerte ansia reivindicativo combinado con un torrente de creatividad, de poderío rockero y también talento pop para dejarte obsesionado. Es un triunfo rotundo. (Black Gallego, crítica en la tier list del 25 de mayo)
27. Fred Again - Actual Life 2 & 1
Fred John Philip Gibson es FRED. Y también, ahora, Fred Again. Y, aunque parece sencillo, puede que seguirle te confunda: su ep de 2020 se llamaba Actual Life, y ya era una pequeña joyita desapercibidísima de UK Bass, Deep House y Ambient Techno… como los Actual Life de 2021.
Sí, Fred Again no es, desde luego, el mejor poniendo título y nombres que diferencien los proyectos. Pero Actual Life 1 y Actual Life 2, subtítulados respectivamente (April 14 – December 17 2020) y (February 22 - October 15 2021), van a quedarse en nuestros corazones como parte de la electrónica más emotiva, con más corazón y más anhelante de 2021. Sobre las bases del Deep House, Fred Again construye un hogar en el que es tan fácil sentirse cómodo como vulnerable. Son discos que te tratan como los mejores amigos, y te abres a ellos como a estos. Y siempre vuelves porque, coño, no hay nada como sentirse querido y arropado. (probertoj)
26. The Telephone Numbers - The Ballad of Doug
“Estoy harto de odiar el indie”, me decía hace nada una persona a la que quiero que le pase lo mejor en la vida. “Quiero una zona segura para decir que me siento inseguro”, apuntalaba. Lo hacía hablando del disco de Telephone Numbers, uno que, de primeras, parece poca cosa; parece otro disco de indiepop más. Es más, se autodenomina como tal: su estupendísima y encendida nota de prensa empieza con un “Pop puro y canciones de amor trágico para gente triste”.
En The Ballad of Doug puedes autoconfesarte, si lo deseas. Y él, desde el jangle más dulzón, te recompensará con una zona segura. (probertoj)
25. Suffering Hour - The Cyclic Reckoning
Sobre el papel, hablar de invadir Ucrania no es precisamente algo muy correcto que decir. No obstante, que un disco sea capaz de encenderte y motivarte hasta el punto que te apetezca invadir Ucrania es algo que debería hablar bien de ese disco en concreto. Con su segundo álbum, Suffering Hour han hecho la clase de álbum que es capaz de llenarte de esa euforia épica, con un black metal atmosférico lleno de vigor y texturas clásicas que luego son enriquecidas por influencias externas.
Hay trazas muy ligeras de sonidos góticos y de post-punk en el ADN de su sonido, integradas con una fabulosa finura que no se corresponde con el músculo con el que ejecutan finalmente las piezas. Un disco para conquistar más allá del nicho del metal extremo, y quién sabe si también el mundo. (Black Gallego)
24. Backxwash - I Lie Here Buried With My Rings and My Dresses
Nada te prepara para la hostia que Backxwash suelta en este nuevo disco. Tras jugar al despiste en el inicio con 'Purpose of Pain' (aunque va a asentando las ideas de depresión, muerte y rabia), la rapera trans de Zambia saca la artillería con un combinado abrasivo de hip hop experimental, horrorcore y metal industrial que explota en tu cara. Aquí nos gusta mucho el hip hop que no se pone límites y se pone realmente transgresivo, pero pocos discos se ajustan tan bien a la etiqueta como este mazazo.
I Lie Here Buried With My Rings and My Dresses es un disco de ideas muy extremas en lo sonoro, pero sabe cómo presentarlas de una forma accesible que, una vez pasado el choque de la primera impresión, te saca a relucir una poderosa colección de canciones, con mordiente pero con flow, y también feroz a la par que cautivador. (Black Gallego, crítica en la tier list del 29 de junio)
23. Maenad Veyl & The Sarcasm Ensemble - Comfort in Misery
El italiano Maenad Veyl es docto en las artes del techno industrial, habida cuenta de los discos publicados hasta ahora, como Reassessment del pasado año. A través de su propio sello, Veyl, acaba de lanzar un nuevo álbum, simulando colaboración con The Sarcasm Ensemble, otro aka suyo, con el que suele salirse del techno para centrarse en el dark ambient o en ambient techno en su defecto. En definitivas cuentas, cuando adopta este alias sigue tirando de sonido abrupto, rocoso, pero más centrado en las atmósferas, y Comfort in Misery es un álbum que va a más. Quitando el primer tercio, que funciona bien aunque no es la parte más brillante del disco, a partir de 'Deep Ruby', con una secuencia analógica, hace introducción de lo que vendrá después.
Y lo que viene después es una de esas propuestas de grosor, de fuerza, de aquellas que recuerdan al Roly Porter espacial. Ahí está 'Suntrails' para atestiguarlo, una corte de cuatro minutos de puro músculo, de sonido abigarrado frente al oyente, que va creciendo y erigiéndose en una capa épica de las que quitan el hipo. Oscuro y monstruoso en ocasiones como la fuerza de un agujero negro, pero también con pasajes para un bello y melancólico sonido como el de 'Always Worse' (Ferraia, crítica en la tier list del 11 de octubre)
22. Mykki Blanco – Broken Hearts & Beauty Sleep
Mykki Blanco sigue haciendo malabarismos sobre el alambre. Reina fundadora del Queer Rap, activista anti-VIH (y de los pocos raperos que han declarado sufrir la enfermedad; “hay que acabar con el estigma” aseguraba en su cuenta de Facebook en 2015), oficialmente transgénero desde 2019 (They/Them), necesitaba un nuevo proyecto que la volviese a incluir entre “la música”, puesto que de su debut hace ya cinco años y salvo algún single desperdigado, parecía completamente fuera.
La llegada de Broken Hearts & Beauty Sleep quita de un plumazo todas las dudas sobre si se le había secado la inspiración. Su nuevo (no tan) mini-album, el primero con sello discográfico, le encuentra de nuevo jugueteando con el cloud rap, el rap pop y lo masivo mientras no quiere ser demasiado obvia. Con su vuelta nos deja 8 canciones que son incapaces de aburrir porque se balancean entre la fiesta (contagiosísima ‘Free Ride’: enérgica en los versos, pegadiza en la pátina dance), lo reflexivo (‘Trust a Little Bit’, ‘Patriarchy Ain’t The End Of Me’), lo enérgico (‘Summer Fling’) y lo directamente inesperado (‘Want from Me’). Blood Orange atraerán los focos hacia el tema más normal, más candidato a ser single del lote (‘It’s Not My Choice), que se debate entre la pista de baile 80s y el experimento.
La alucinante producción de FaltyDL, conocido por sus incursiones en los catálogos de Ninja Tune y PlanetMU, remata un disco estupendo, que demuestra lo importante que es el inconformismo del mainstream hip-hop… y el camino contrario que llevamos recorriendo desde hace tiempo. (probertoj, crítica en la tier del 21 de junio)
21. Painted Shrines- Heaven and Holy
En sólo una semana, Jeremy Earl, de los fabulosos Woods (¡WOOOOOOOODS!) y Glenn Donaldson, de los aún por descubrir MÁS The Reds, Pinks & Purples o de The Skygreen Leopards, grabaron este disco conjunto. Los adelantos, como la excelsa 'Gone', mostraban sobre todo tendencia a esa psicodelia melancólica pero luminosísima que inunda las mejores canciones de Woods, tantas que es imposible recordarlas ya del tirón. Y aunque eso nos hubiese bastado, nos alegramos aún más de que en Painted Shrines la principal sorpresa venga de los chorros eléctricos que surgen del choque entre ambos autores. El falsete de Earl apuntala la emoción en la citada 'Gone' o en 'Moon Will Rise', pero es la instrumentación riquísima, Byrdiana, de Donaldson la que acaba de rubricar un disco varias cabezas por encima de los demás.
'Saturates The Eye', con sus distorsiones cayendo en cascada en un finísimo segundo y hasta tercer plano, es una de las canciones de 2021. 'Fool' nos hace echar de menos a la vez a Veronica Falls y a los Crystal Stilts que no fallaban. Las instrumentales, 'Panoramic', 'The BZC', 'Coast' (¡ufff, esas guitarras que comienzan en mitad de la canción!), 'Soft Wasp' y 'Pacem in Terris', nunca quieren ser relleno, sino cielo. 'Painted Shrines' lo alcanza siendo lo más jangly que ha cantado nunca Earl pero disparándose hasta las estrellas en un final casi noisepop. Y estos 28 minutos llenos de requiebros y de detalles que alcanzarás a oír por primera vez en décima o vigésima escucha están pidiendo ya una continuidad que no sabemos si llegará, pero que igual nos pasamos la vida anhelando. (probertoj, crítica en la tier list del 15 de marzo)
20. Mare Cognitum - Solar Paroxysm
Tras el exitoso disco colaborativo junto a Spectral Lore que fue, con todo derecho, considerado uno de los mejores discos del pasado año, Jacob Buczarski retoma sus exploraciones sobre el black metal y el cosmos bajo su alias de Mare Cognitum. Y en efecto, black metal cósmico se aplica bastante bien a Solar Paroxysm, porque el disco parece de otra galaxia, con un arrollador empuje en su forma de tocar, sus trabajadísimas construcciones sonoras y esa sensación de disco gigante que te va a ir ofreciendo cosas diferentes en cada escucha. Entre melodías agresivas en modo turbina y composiciones mastodónticas, crea uno de los discos más estelares de este último año. (Black Gallego, crítica en la tier list del 22 de marzo)
19. BRUIT ≤ - The Machine Is Burning…
Está siendo un buen año para el post-rock, sin que nos expliquemos bien por qué pero también sin que haya habido algo tan demoledor como, por ejemplo, ese Onda donde Jambinai se sacaban todos los tics del género a base de hostias y caricias coreanas.
BRUIT ≤, desde Toulouse, intentan hacer crecer el ambiente a base de más electrónica, más ambient y toques más industriales. Y lo que resulta en The Machine Is Burning and Now Everyone Knows It Could Happen Again es fiel reflejo del título: una sensación de accidente no tan natural, pavor, incertidumbre por el futuro y la certeza de que todo volverá a ir mal. Un debut más que majo. (probertoj, crítica en frikexín #1)
18. Ka - A Martyr's Reward
A Martyr’s Reward, el más autobiográfico de sus discos, pone en contraste todo el rato lo apasionado pero calmado de su flow con la melancolía de sus bases. La de ‘I Notice’ podría estar en un disco de Portishead. La de ‘Like Me’ es opresiva, casi de film ochentero de ciencia ficción (y él está desafiante desde la pereza; es un rapero muy, muy especial). La de ‘Subtle’, hipnótica, casi oriental, se funde con la letárgica ‘ With All My Heart’, donde ofrece cero conflicto y una lección de sus años en los que no sacaba discos pero sí trabajaba como bombero en la Nueva York del 11-S:
When the planes crashed, Ka did his task, in the catastrophe
I dug and I held when them towers fell, how dare you try to hassle me? (how dare you?)
Si vas buscando sólo bombazos, será complicado que Ka te entre; apenas ‘Having Nothing’ muestra una cara inmediata… y casi justo antes ‘Enough Praise/Recovering’ te habrá puesto a prueba con su base casi ambient durante más de cinco minutos. Pero el hip-hop es mucho, muchísimo más que el hit, la radiofórmula, lo pegadizo. En A Martyr’s Reward, por ejemplo, el género es todo lirismo, todo el rato. Bravo. (probertoj, crítica en la tier list del 23 de agosto)
17. Yoo Doo Right - Don't Think You Can Escape...
Aquí hay caos controlado y desarrollos instrumentales que se conducen hacia la catarsis, pero también juegos de pedales y guitarras finas, un poco al uso de Tame Impala antes de que Parker perdiera los papeles.
Por supuesto, también hay referencias kraut (si bien muy tímidas) y canciones mecánicas y repetitivas ("The Moral Compass of a Self-Driving Car" bien podría ser una canción de Lüger). No atinan del todo en las escasas incursiones vocales que intercalan en algunas canciones, más por tono y ejecución que por sustancia, y no rompen en el habitual muro de sonido con el que tantos grupos jam esconden sus carencias. Esto les resta contundencia a cambio de realzar su finura, una decisión desconozco si voluntaria o condicionada por las habilidades del productor y en cualquier caso positiva.
Yoo Doo Right quieren sonar a un accidente de tráfico en cámara lenta, realzando toda la experiencia sensorial (suponemos que de estar a punto de matarse). Van por el buen camino para lograrlo. (Mohorte, crítica en la tier list del 11 de octubre)
16. Anthony Linell - Winter Ashes
Winter Ashes es un álbum en cierta forma de electrónica progresiva, aunque no al modo de los viejos dinosaurios del estilo, pero sí con esas evoluciones lineales que en manos del productor nórdico, se tornan en finas tonalidades que disfrutar con auriculares. Un trabajo de desasosiego, de efectivos contrastes entre las líneas agudas y una ambientación oscura, que a veces logra momentos de gran belleza.
El nuevo disco del sueco hace de su minimalismo su principal arma, un LP de pocos adornos, de algún detalle en capas secundarias que arropan sencillas y tenues líneas de melodías de tres o de seis minutos, pero siempre con un hilo vertebrador, esos contrastes que dejan en babia y que aunque parezca lo contrario, no se vuelven monótonos. Un planteamiento brillante, obviamente no nuevo, pero con un gran acabado. (Ferraia, crítica en la tier list del 5 de abril)
15. The Boys With The Perpetual Nervousness - Songs from Another Life
El segundo disco de The Boys With The Perpetual Nervousness (Los boys of lolailo a partir de ahora) no es una confirmación de una promesa: es un disparo directo al corazón. En este duelo al mediodía en el que el oyente es el triste que añora con salir a la calle a ser como antes y los Boys of Lolailo los que disparan canciones en forma de rayo de sol, era obvio que iban a ganar ellos.
Pero para hacerlo necesitaban no sólo sumar las estupendas partes (recordemos, Gonzalo Marcos de Palacio de Linares y Andrew Taylor de Dropkick), sino traducirlas en un disco de pop que no sonase ni una pizca cansado. Si veíamos alguna canción débil, íbamos a volver a la cueva, y los disparos se perderían.
Y vaya si han sumado: aquí está el disco de powerpop eterno sin tacha ni mácula que Teenage Fanclub llevan años, lustros, sin entregar. Se pasa en un suspiro nuevaolero y no queda otro remedio que ponerlo de nuevo. Es tan perfecto que molestan, y mucho, las canciones que los servicios en streaming deciden añadirle justo después. (probertoj, crítica en la tier list del 8 de febrero)
14. The Courettes - Back in Mono
Se podría decir que es su “End of the Century” (sí, para mí eso es un elogio, qué pasa), que con joyitas como “Hey Boy” o “I Can Hardly Wait” evoca a las Ronettes, las Crystals, las Shangri-Las y en general a cualquier grupo que puede sonar mientras un personaje de Scorsese descubre un cadáver.
Pero ojo, que la crudeza y la distorsión de unos Sonics o unos 13th Floor Elevators siguen por ahí, colándose por el hueco que Phil Spector nunca habría dejado y haciendo de casi invisible hilo conductor a lo largo de todo el álbum, y a veces hasta saltan de nuevo al primer plano, como en “Hop The Twig” o “Edge of My Nerves”, efectivísimas píldoras de rock and roll incluso con ramalazos surf.
14 canciones, ni una sola mala y ni un solo minuto de relleno, fresco y disfrutable como pocos y absolutamente alejado del mero ejercicio de estilo que muy fácilmente podría haber sido. Eh, que se escucha solo. Una auténtica gozada. (Poliptoton, crítica en la tier list del 25 de octubre)
13. King Woman - Celestial Blues
¿Un proyecto de doom/sludge metal con vocalista femenina y varíos toques etéreos? No os culparía si os ha venido el nombre de Chelsea Wolfe a la mente con esa línea, a mí también me ha pasado. Y parte de ello es por falta de exposición de más talentos femeninos de este calibre en géneros como éste, además de prejuicios personales equivocados. Pero enmarcar lo que hace King Woman en la escuela de Wolfe no sólo sería injusto, probablemente sea equivocado.
El proyecto liderado por Kristina Esfandiari demuestra un rango de acción interesante para géneros tan establecidos e inmovilistas como los mencionados, y también un enfoque muy personal, marcado por un despliegue muy poderoso y hasta carismático. Su impactante portada ya muestra la energía que su música quiere transmitir: enigmática pero formidable. Desgarradora a la par que vulnerable. Matices que elevan unas composiciones de por sí feroces y demoledoras, así que estamos ante un trabajo que debemos tener en alta consideración. (Black Gallego, crítica en la tier list del 16 de agosto)
12. Sufjan Stevens & Angelo De Augustine - A Beginner's Mind
Ha tenido que venir Angelo de Augustine, en cuyos discos y en cuya voz podréis ver reflejado el fantasma de Jeremy Earle de Woods (WOOOOOOOOOOOOOOODS!), para que Sufjan se deje llevar. Ambos comparten el gusto por lo introspectivo y lo sombrío, pero aquí se han dejado de dramas. A Beginner’s Mind hace de la simplicidad su mayor virtud, de los espacios y el vacío su dulcísimo aliado, del susurro su motor creativo.
Donde Carrie & Lowell dolía, donde Seven Swans flotaba, A Beginner’s Mind se mueve bailando, con calidez inesperada y cero aspavientos: pocas veces ha estado Sufjan Stevens tan cerca de Elliott Smith como en ‘Murder and Crime’, por ejemplo. La coartada creativa es cantar sobre películas: Por este disco aparecen La noche de los muertos vivientes, Eva al desnudo, La Cosa, Win Wenders, Hellraiser, El silencio de los corderos… Pero el tono sabe moverse sin perder hilo conductor por más que ni Stevens ni de Augustine quieran atarse a un género cinematográfico o a una sensación.
Habrá tiempo de desmenuzar sus piezas en un liner notes. Pero la vista panorámica es espléndida: como la reconfortante ‘It’s Your Own Body and Mind’, es sencillísimo sentirse MUY BIEN aquí dentro, con lo mucho que necesitamos discos así. Para colocar al ladito del de Painted Shrines. (probertoj, crítica en la tier list del 4 de octubre)
11. Ad Nauseam - Imperative Imperceptible Impulse
Aunque hayan llegado lejos en los charts de RYM y también a rincones alternativos y turistas ocasionales del género como Pitchfork y Anthony Fantano, no os llevéis a equívoco, los italianos Ad Nauseam no encajan en vuestra idea de metal extremo hipster friendly. Su nuevo disco refuerza su ambición de hacer la pelotera de ruido más disonante y poco amigable que la mente más retorcida se pueda imaginar. Es un disco que no necesitas más de dos segundos para salir huyendo espantado.
Y aun así, su desasogante, abrasivo e inextricable sonido invita más a a explorarlo de lo que pueda parecer. No ha resolverlo, porque está ofreciéndote sorpresas todo el rato, con estructuras polimórficas y absolutamente poco tradicionales. Tampoco existe un referente inmediato a su forma de entender el metal extremo técnico, quizá Ulcerate o Deathspell Omega puedan venir a la mente por ser los más prominentes o incluso una extensión de los momentos más corrosivos de Kayo Dot, pero se aleja continuamente de la comparación. Y eso lo hace fascinante, pero su forma de seguir haciendo titánicas composiciones de metal brutal y poco compasivo es lo que eleva este disco a esencial. (Black Gallego)
10. Black Midi – Cavalcade
Será un disco discutido, claro está, pero también uno con virtudes irresistibles. 'John L' ya tuvimos claro que era más que un Sí nada más escucharla. Estaban cambiando las reglas de su propio juego, pero con un vigor y entusiasmo tales que era imposible no dejarles tirar los dados. 'Chondromalacia Patella' apunta a ser uno de sus temas esenciales, donde dejan espacio a todos los jugueteos posibles sin dejar de hacer un tema arrollador y también seductor en la manera en la que Byrne podía serlo. En 'Slow' prueban a ponerse el disfraz de conjunto de Big band tocando en un bareto de Marte. También son capaces de salirse en registros más reposados donde parecen domar el caos, como 'Marlene Dietrich' y 'Ascending Forth', dejando estupendos puntos de equilibrio para darse rienda suelta haciendo el Punk que escucharán en 2050 con 'Dethroned'.
Va a ser frustrante en ocasiones, incluso hasta el punto donde no va a apetecer desentrañarlo en profundidad. Pero Black Midi han hecho un trabajo poco conformista, sugerente, libre y absolutamente único en toda la escena musical actual. Eso ya vale más que para darles la simple aprobación, dada desde la distancia por unas dudas todavía por despejar. No dudéis en perseverar, vais a encontrar más de lo que pensáis en un primer contacto y, antes de que os deis cuenta, vais a terminar atrapados en sus encantos. El demonio también es capaz de seducirte si te ofrece un cóctel fresquito mientras estás atrapado en el infierno. (Black Gallego, crítica en la tier list del 31 de mayo)
09. Xenia Rubinos - Una rosa
Esta artista puertoriqueña había entrado en escena con un combo de desparpajo, hip hop, r&b moderno y neosoul, que se plasmaba en un disco tan desenfadado y fresco como Black Terry Cat. Desde entonces han pasado cinco años, con Rubinos en relativo parón, y ahora regresa con un cambio más potente, uno que abraza sus raíces latinas (incluyendo piezas de José Enrique Pedreira que escuchaba de niña en una caja de música) y las reinventa en una combinación de pop, electrónica glitch y otra más experimental.
Todo esto ofrece una colección de ritmos frescos, pero más meditativos que de costumbre para casar con las letras más emocionales de Rubinos. Canciones sobre corazones rotos, sobre el luto, sobre ansiedades personales, amplificadas por un collage sonoro abstracto que, sin embargo, se tamiza lo suficiente para hacer las emociones más profundas y sugerentes, hasta frágiles. Es una perfecta combinación que no debería resultar, quedando algo más frío y distante, pero Una rosa es uno de los trabajos más deslumbrantes que han salido en el pop reciente. (Black Gallego, crítica en Hipersónica)
08. Little Simz - Sometimes I Might Be Introvert
Es complicado saber cómo continuar cuando haces un disco como Grey Area, tan fresco, brillante y donde se abre tanto sobre sus experiencias personales. Pero a Little Simz no le ha asustado el reto. De hecho, ha redoblado en lo personal, en la ambición sonora y conceptual, y viene con el disco más grande de su carrera. Grande por las dimensiones reales, con 19 canciones que suman una duración por encima de la hora, pero probablemente se hable más por él por lo que significará para su carrera.
Sometimes I Might Be Introvert es su particular odisea, en el que busca transportar al oyente a través de un articulado relato de las presiones del presente, los traumas del pasado crepitando, el autodescrubrimiento y la necesidad de valorarse además de encontrar propósito más allá de uno mismo, entrando en materia social y política. Probablemente con el micro en manos de otro podría haber sonado a chapa autoindulgente, pero en las de Simz, que junta su lucida verborrea con la narración más ambiciosa de Stillness in Wonderland, suena arrebatador, íntimo y atrayente.
El sonido no contará con tanta artesanía como tenía Grey Area, pero sigue habiendo una parte importante que se combina con sus ambiciones más grandilocuentes, que conjugan orquestas y otros detalles de producción grande. El resultado es asombroso, logrando que la música acompañe a la transportadora narración, y hasta los interludios parecen pertinentes para la experiencia. Y canciones. 'Introvert' ya sonaba a tema mayor de su carrera cuando la adelantó, y durante el trayecto va ofreciendo perlas de diferentes matices y tonalidades como 'I Love You, I Hate You'. 'Little Q, Pt. 2' o 'Point and Kill'. Parece el disco grande que llega en el momento adecuado para confirmarla como una de las mayores raperas de la actualidad. (Black Gallego, crítica en la tier list del 6 de septiembre)
07. Danny L Harle - Harlecore
¿Cómo acaba el hijo de uno de los integrantes de la banda de Michael Nyman? Pues joder, cosas generacionales, como ha sido siempre. Ya lo decía Bob Dylan en The Times They Are A Changing. En pleno empacho de ambient y de regreso a las estructuras más calmadas, que han venido también marcadas por la pandemia, Danny L Harle pasa por encima de todo ello y de todos nosotros para volver a un estado eufórico de la Gran Bretaña ravera. Pero en espíritu, porque musicalmente su propuesta es algo varios años posterior: una propuesta de rescate al hardcore aunque desde el plano más melódico y pitufero que representaban las Pont Aeri, Scorpia y cía.
El regreso de las cantaditas, el hardcore light y temarrales con una facilidad brutal para levantarte de la silla y subirte por la pared. Si ha vuelto el chándal, el trance y hasta la música de gasolinera, ¿por qué no iba a hacerlo este hardcore y progressive para la Generazión Z? El enganche de 'Piano Song', 'Do You Remember', 'Take My Heart Away'... Una PASADA. (Ferraia, crítica en la tier list del 2 de marzo)
06. Low – Hey What
Hey What insiste en redoblar la apuesta de Double Negative. Insiste, pues, en ser el grupo incómodo de Drums & Guns, de Secret Name, de Songs for A Dead Pilot (quizás el disco más importante para entender todo lo que pasa en la carrera del grupo: ahí está su amor por la electrónica, por el ruido, por el folk y por, claro, el slow-core). Si alguien esperaba un retorno a las canciones suavérrimas de The Invisible Way, puede ir saliendo: Hey What es un disco atravesado por glitches, ruidos, codas ambient, voces entrecortadas, canciones rotas. Es, por momento, un disco industrial. O post-industrial, porque Low suman a todo ese caos sonoro su ya habitual dulzura, sus voces engarzadas en perfecta armonía.
Low, que vuelven a estar sin bajista y son, una vez más (la enésima desde la salida de Zak), sólo el núcleo fundacional, explotan la épica de los contrastes y no tienen miedo de acentuar los parajes incómodos, de encontrarte a veces pensando cuánto va a durar ese tramo (escuchar ‘White Horses’ o ‘Hey’ en compañía no avezada puede ser una experiencia incómoda). O, como explicaba Chou internamente, si en el disco anterior tardas un ratillo de la primera canción en entender que no se te han jodido los cascos, en este no acabas de estar seguro en ningún momento.
El mejor disco de salida de pandemia posible. La enésima prueba, trece discos después, de que hay que seguir enamorados de Low. (probertoj, crítica en la tier list del 2 de agosto)
05. Squid – Bright Green Field
Squid, que venían dando saltos de un lado a otro en todos sus pasos previos, han encontrado una veta de oro en su debut, que ni siquiera necesita centrarse en nada en concreto para ser el disco más cohesionado de art-prog-punk.
¿Art-prog-punk? ¿KÉ DISEH, LOKOH? Pues sí, se puede estar en ese punto en que entren sirenas y ambientes progresivos en medio de canciones de post punk afilado. Se puede sonar como los Talking Heads menos obvios y resultar aún sorprendentes. Se puede formar parte de la hermandad de músicos británicos que te escupen (‘Peel St’) y ser capaz de pintar lo mundano con mano sutil (como en ‘Pamphlets’).
Todos los singles habían sido muy relevantes, pero se han engarzado con el resto de canciones sin que parezca que gastaron todas las balas. Es más: han crecido. ‘Narrator’ se comporta entre GSK y Boy Racers aún más esquizoide, con su protagonista incapaz de discernir lo real de lo soñado y los gritos de Martha Skye Murphy llevándote hacia la locura. I’ll play mine, I’ll play mine, I’ll play mine, I’ll play mine, I’ll play mine…
‘2010’ tiene aires a los Radiohead post-Amnesiac en su inicio, pero se rompe por la mitad en una breve ráfaga de caos guitarrero que, rápidamente, cortan. La anarquía ruidosa también asaetea ‘Peel St’. Todo es desasosegante pero no del todo opresivo: Bright Green Field te permite respirar aunque no del todo, replicando las sensaciones de esa ‘Isla de cemento’ Ballardiana que explicitan como influencia en ‘GSK’.
Apenas sin puntos negros, Bright Green Field es insultante como oyente por su condición de debut. Está todo pensadísimo, pero a la vez atacado con una soltura propia de quien aún no sabe cuáles son los defectos propios. Claro que la voz cargará a muchos: esto es artie a más no poder, y si lo expresivo tiene que llevarse por delante lo esperado, que así sea; loado sea David Byrne. Pero es alucinante la facilidad con la que transcurre por todo tipo de parajes, los saltos que van de ‘Global Groove’, casi una banda sonora de terror math-rock, a los caminos de histeria prog de ‘Documentary Filmmaker’…
Un disco para atarlos a todos en las sombras creadas por su propio brillo (probertoj)
04. Converge & Chelsea Wolfe - Bloodmoon I
Una especie de Vengadores del metal underground ha llegado, y muestra el mejor resultado posible de una unión de fuerzas. Reyes del metal/hardcore/matraca variada como Converge, además de Stephen Brodsky (experto en la materia con Cave In o Mutoid Man), se juntan con la reina de la atmósfera darks y el folk doom, Chelsea Wolfe. Juntos experimentan en búsqueda de lo mejor de ambos mundos y el resultado es este Bloodmoon: I.
Si te gusta cualquiera de los mencionados anteriormente, vas a encontrar muchos momentos que van a ser de tu agrado. Si te gustan todos, te va a venir un buen viaje. Bloodmoon: I juega con las diferentes sensibilidades de cada uno de los involucrados, y a ratos resaltan para mostrar que están ahí, pero mayormente busca maneras de desafiar sus propias zonas de confort. El resultado es un disco que no encuentra acomodo fácil en ninguna etiqueta concreta, sea el metalcore de los primeros, el punto más doom de esta última o el post-metal por el que a veces se deja caer.
No se siente como un trabajo especialmente transgresor o experimental, pero ahí está parte de su triunfo. Encuentra la manera de hacer accesible y contundente un sonido en constante metamorfosis, que es bien apuntalado por canciones de desgarradora fuerza y demoledora atmósfera. Este trabajo conjunto entra perfectamente entre lo mejor que han hecho cada uno de los involucrados -y no es poca cosa lo que han hecho hasta ahora-, por cómo sacar a relucir las virtudes de sus respectivos talentos y encuentra siempre maneras de sonar inesperado, sugerente y convincente. (Black Gallego, crítica en la tier list del 22 de noviembre)
03. [Parannoul] 파란노을 - To See the Next Part...
¿Por qué se trata al shoegaze como un chistecillo, un género para indies inanes y tan o más aburridos que la música que hacen? Porque en todo prejuicio habita alguna verdad. Y también porque no hay más grupos como el coreano Parannoul, “solo un estudiante componiendo música en su dormitorio·, dice, pero mucho más que eso cuando te paras a recorrer los 62 minutos de su segundo disco largo. Un camino en el que me rindo a los matices math-rock chocando contra el paisaje guitarrístico y de teclados de ‘변명 (Excuse)’, a la melancolía robusta de los diez minutos, fenomenales, de '흰 천장 (White Ceiling)’, a las notas más emo (sí, también funcionan) o a los paisajes más cercanos a The Radio Dept (아날로그 센티멘탈리즘 (Analog Sentimentalism). Incluso me rindo a las vibraciones un punto post-hardcore.
To See the Next Part of the Dream me recuerda que hubo una época en la que un chaval aún no calvo se enamoró del Loveless de MBV y quiso reconstruir esas sensaciones desde el rock alternativo; le salió Siamese Dream. To See the Next Part of the Dream me hace querer saltar por encima de todo lo chungo de un género que, claro que sí, ha parido algunos discos dignos de ajusticiar en plaza pública a sus responsables, por tanto aburrimiento.
To See the Next Part of the Dream, en fin, me hace vibrar, sonreír, echar alguna lagrimilla y pedir que suene más tiempo y más fuerte. (probertoj, crítica en la tier list del 22 de marzo)
02. Lost Girls - Menneskekollektivet
Lost Girls parecía un proyecto paralelo abandonado hasta que, por sorpresa, Jenny Hval y Håvard Volden lanzaron Menneskekollektivet, la canción de apertura y también la titular de su primer disco largo. Y lo que había allí nos fascinó y nos emocionó: un largo camino desde el ambient spoken-word hasta la pista de baile, en una intimidad expansiva al alcance de pocos.
Fue sólo un avance de lo mucho, y muy bueno, que sucede en esos territorios: ambient, pistas de baile, emoción, guitarras experimentales, todo a la vez o entrando y saliendo en perfecta continuidad. Justo cuando piensas que el disco puede caer en lo aburrido, las canciones, incapaces de estarse quietas, avanzan hacia zonas nuevas que funcionan en cada escucha. ‘Love, Lovers’ es ejemplar en esto: quince minutos y medio que van de lo, en apariencia, inane hasta la fascinación absoluta, con los gritos finales de Jenny Hval poniendo la puntilla.
¿Cómo sería una Björk más flipada de la psicodelia y empeñada en que sus discos fueran más físicos que cerebrales? Ya tenemos la respuesta y es top. (probertoj, crítica en la tier list del 12 de abril)
01. Black Country, New Road - For the First Time
Sí, vale, ok, lo pillas. El rollito post-punk-post-rock-post-hardcore-post-todo que de un tiempo a esta parte parece obsesionar a todos los grupos que brotan de Reino Unido. Has estado ahí, lo has visto antes en otras bandas, algunas de ellas sospechosamente similares hasta en el nombre. Bien, genial, punto a tu favor. A mí también me gustaría ser como Slint todo el rato así que no me pidas que les reproche ‘Athens, France’.
Luego están las letras. Esas figuras tan mundanas que sin embargo se expresan con tanta trascendencia, esas imágenes del día a día, tan cotidianas, como si alguien estuviera vertiendo comentario social a vuelapluma. Hueles pequeñoburguesía. Haces bien. ’Sunglasses’ sólo se escribe si eres parte del problema, ¿no? Esa estética hip pero dejada, ese abrazar la tendencia desde el accidente, esa foto de Unsplash adornando la portada. Los muy hijos de puta deben ser corbynistas. Seguro que utilizan pronombres neutros.
Ah, pero claro, luego abren una canción con “Welcome to the best new six-part Danish crime drama” y descubres que el rey, o sea tú, a lo mejor está desnudo. La jugada es de puerta grande o enfermería. Igual, sólo igual, van en serio.
Como aún sospechas recurres al abanico habitual de agravios: que si las canciones por encima de los seis minutos (todas menos dos), que si una apertura titulada Instrumental’, que si son doscientas personas sobre el escenario y a ti no te apetecía nada de nada de nada volver a 2008, que si está todo hecho un cristo de violines y trompetas. Una colección de clichés y lugares comunes insoportables. ¿Si esto no me hace gracia la única conclusión posible es que la gracia soy yo?
Pero, ah, entra ‘Opus’, entran esos semitonos que siempre asocias a las fanfarrias balcánicas, esos vientos dementes, esa sonoridad ¿judía? ¿Esto que estoy escuchando es puto klezmer? Y es ahí donde todo hace clic. La pose, la narrativa, la devoción por Slint (que es lo que se siente por ellos en este pueblo), la poesía beat y la caricatura de tus padres tories (o del PSOE). Todo encaja y funciona no pese a torá, sino gracias a la torá, En ella hay verdad e inmutabilidad, principios y fundamentos, solidez y eternidad. Dijo Yahvé: “Leave Kanye out of this”. Y añadió: “I'm modern Scott Walker and I'm invincible in this sunglasses".
No te estaban contando un chiste. No se estaban riendo de ti. Todo era real. Resulta que estos tipos eran de verdad, que este grupo podría ser tu vida. (Mohorte)