Tier list de cine y series de agosto: asesinos en serie, aliens, cocinitas, dragoncitos...
Las series y películas del mes, ordenados en ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas.
No hace mucho tuvimos la última tier de cigarros y totebags, pero habría quedado muy exagerada si incluímos las cosas de agosto. Que han sido más de lo que parece, aunque tradicionalmente se le considere mes muerto o donde van a morir las mierdas. Ojo, ha habido mierdas, pero también cosas disfrutonas.
Y como novedad para esta edición, que puede tener continuidad en el futuro: a modo de Club de Cine Hipersónico, algunos de los títulos destacados que se comentan a continuación tienen de bonus una serie de recomendaciones extra que están más o menos conectadas. A ver si os gusta.
Ahora sí, al lío:
EXCEL
La trampa
La actitud de “Yo ya sólo vengo para jugar” ha acompañado a M. Night Shyamalan desde que regresó a la senda del bien con La visita. Una senda que sí, es la del bien, aunque no todo el mundo sepa andar por ella y se queje de diálogos antinaturales1. Aunque se le puedan poner pegas legítimas a algunas de las 15.000 decisiones que va tomando en metrajes de poco más de hora y media, está dispuesto a hacer cosas que son puramente naturales para él.
Y aquí lo lleva en su retorcido retrato del padre del año. Un extraño cruce de thriller morboso a lo De Palma, retrato de proceso Bressoniano y película concierto de Ariana Grande. Y que se disfruta como entretenimiento veraniego, incluso aunque esté plegando en un mismo personaje protagonista y antagonista, elaborando un juego donde entras de la mano de un gran Josh Harnett, siempre un actor a reivindicar. Como buen tirador turco, M. Night ya no necesita parches, arneses ni cascos para dar en la diana.
En cines.
Longlegs
Varias películas muy estetas y atmosféricas después, Osgood Perkins consigue hacer al fin una obra mayor que traza puentes entre diferentes generaciones de terror. El ocultismo de los setenta, con adecuadas referencias al glam rock y a Marc Bolan en particular, se conjuga con los thrillers de asesinos en serie de los noventa y con los traumas generacionales modernos.
Con un Nicolas Cage transformado pero bien utilizado en todas su facetas, Longlegs consigue ser una adecuada desmitificación de los psicópatas que obsesionan al true crime y también lo más próximo a experimentar parálisis del sueño en una sala de cine.
En cines.
Si te gusta esto también puedes ver
El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1990)
El exorcista III (William Peter Blatty, 1990)
La enviada del mal (Osgood Perkins, 2015)
The Dark and the Wicked (Bryan Bertino, 2020)
MaXXXine
En el fondo, Ti West sabe que existe una diferencia entre Las Grandes Películas y aquellas en las que te quedarías a vivir. Y él sabe hacerlas buenas, pero prefiere darnos una de las últimas. Su cierre de trilogía es menos redondo, pero se siente deliberadamente imperfecto. De nuevo vuelve a mostrar talento para el gore y para ejercicios de estilo que logran ser modernos incluso aunque estén recreando toda una manera y tono de película de otra época (aquí tienes tanto thriller neo-noir ochentero que puedes sentir máquinas de humo en el set).
Sabe hacer cinefilia pura sin que se imponga al cuadro general, yendo desde pisoteos a iconos del cine mudo hasta negarte esa recreación directa en un escenario mítico. Y sabe dar un cierre de película a un personaje caótico y potente al que si duda quiere mucho. Gran celebración del cine, y un documento antropológico de que Mia Goth debería dominarnos a todos.
En cines.
SÍ
Boiling Point (Miniserie)
Con The Bear cada vez más dispuesta a creerse su condición de serie generacional (más sobre ello más abajo), esta miniserie accidental que sirve de secuela al buen thriller culinario en plano secuencia de 2021 coge el testigo para hacer entretenimiento muy ansioso. Sólida por sí misma, con un buen nutrido grupo de personajes y menos tesis que elaborar mientras te hace pensar en CINE. Queda la sensación de que la película lograba ser más redonda siendo más directa, pero es buena en lo que se propone.
Parpadea dos veces
Un debut estiloso y directo para la era Jeffrey Epstein. El estreno de Zoë Kravitz como directora muestra más voluntad de entrenamiento perverso que una sofisticación de ideas, pero cuenta con bastante ritmo y energía en un thriller psicológico sobre hijosdeputa que además cuenta con un diseño de sonido potente. Si tira para arriba desde aquí puede llegar a hacer cosas serias.
En cines.
OK
Alien: Romulus
Siendo una Alien de Fede Álvarez estaba claro que iba a tener techo limitado y muchos orificios profanados. Y líquidos asquerosos. A su favor está claro que ha identificado bien que esto es una franquicia de cúrrelas que además de ultrabichos tienen que lidiar con el capitalismo. Y que tiene los momentos de tensión y de slasher efectivos que este señor lleva haciendo más de una década.
En su contra está que termina demasiado liada haciendo referencias a todas las películas anteriores que en hacer casquería, y al final no ofrece nada que la haga distintiva. Cuando hagan la siguiente secuela legado, a ver qué homenajean de esta. Casi puedes jugar a cuál de las seis películas se está haciendo remix con cada escena. Con lo fácil que lo hace parecer Twisters.
En cines.
El planeta de Janet
El algoritmo de A24 también puede fabricar sus propios nichos, como dramaturgas aclamadas haciendo su debut en el cine, y jugar sobre seguro. Claro que es más interesante que el de las plataformas, pero eso.
En alquiler.
MEH
Hijas
Los instigadores
Doug Liman sigue en su era de saldo con una comedia criminal con el aspecto barato, televisivo e inane de una película random de Apple, cargándole el muerto a Matt Damon y Casey Affleck para que le levanten la movida a base de carisma. Steven Soderbergh no se atrevería a hacer algo tan desganado.
The Bear (S03)
Era cuestión de tiempo que se lo creyeran demasiado, que quisieran testar cómo de dispuesta está la gente a seguir The Bear tras aplaudirles sus tendencias más intensas así como las pretensiones hacia John Cassavetes. El resultado es una temporada más difusa, de parecer querer buscar algo distinto pero, al mismo tiempo, estar redundando en lo mismo. Christopher Storer parece muy a gusto metiendo en bucle a sus personajes en los mismos traumas, y también reconoce que igual era mejor cuando todo era más sencillo pero al mismo tiempo no está dispuesto a dar el brazo a torcer ni en la playlist.
Podríamos hablar claramente de expectativas, pero es difícil ver que sus intenciones aterricen en algo tangible o interesante. Seamos claros, The Bear nunca se ha caracterizado por un gran viaje o avance, ya que su esqueleto así como sus mejores momentos son de sitcom bastante clásica (el episodio 2 de esta temporada lo evidencia hasta en esos inusuales títulos de crédito).
Desprenderse de ello para mostrarnos retales de posibles interesantes escenas de hablar sobre el aire es un órdago que le podía salir muy mal, y sólo consigue salvar en instantes puntuales, como ese episodio del pasado de Tina o un discutido episodio de hospital que logran ser de lo más genuino que tiene que ofrecer esta fallida temporada.
NO
Borderlands
Como un pantano de pis.
En cines.
Cuerpo escombro
En cines, en apoyo a la Cultura Europea.
Si te gusta esto también puedes ver:
Shoah (Claude Lanzmann, 1985)
Sátántangó (Béla Tarr, 1994)
Cemetery of Splendour (Apichatpong Weerasethakul, 2015)
La casa del dragón (S02)
Muchos más problemas inesperados en esta temporada, quién sabe si derivados de la combinación de huelgas a las que no han sabido responder. Hay buena continuidad en las intrigas palaciegas, en esa compleja relación con el poder, pero cada episodio presenta demasiados lastres derivados de decisiones peliagudas. La más grave probablemente sea coger su personaje más carismático (el de Matt Smith), aislarlo de todo y no saber muy bien qué hacer con él, pero también se gusta demasiado a la hora de preparar terreno para unas batallas de dragones que sí, molan, pero a estas alturas o los usas en un clímax gordo o los usas todo el rato.
Subtramas más olvidables (¿qué se buscaba exactamente con los marinos negros? ¿Por qué no se ha muerto antes Sir Criston?) en capítulos que por norma se pasan bastante de la hora hacen muy cuesta arriba experimentar la que debía sentirse como serie evento del verano. Pero da la sensación de quedarse corta en casi todo.
Rebel Moon: The Snydercut
Antes incluso de que hubiese una fecha definitiva para estrenar su épica space opera en dos partes, Zack Snyder no podía evitar caer en sus propias trampas y anunciar un Snydercut incluso aunque Netflix haya estado dispuesta a dejarle trotar libre por el campo del streaming. Ver la primera parte original ya era una decepción hasta para snyderheads convencidos2, así que para qué molestarse en ver la parte dos cuando puedes esperar a ver la versión definitiva.
Viéndola, queda un poco más claro que está es la versión que debería haberse estrenado en primer lugar. La visión sangrienta de esta guerra espacial tan starwarsera tiene más empaque y hasta se logra vislumbrar una cierta idea simplona sobre rebelión y no ser colaboracionista. Esto no cambia problemas estructurales que no se resuelven precisamente con seis horas de maximalismo, esto no es James Cameron.
El ritmo está completamente descompensado porque varias de esas horas es básicamente la caza del Pokémon para la segunda parte, y luego en ese capítulo dos es un clímax extremadamente alargado aunque gloriosamente violento. No es que cree un mundo que valga la pena quedarse reposando tanto tiempo, y sus personajes están ok como su mitología.
No sé, es muy demencial todo hasta para Snyder. Menos mal que su relativo fracaso (¿algo fracasa o triunfa en Netflix realmente?) llevará a no seguir demasiado con este universo, aunque esto pueda significar un tercer o cuarto intento por su parte de crear otro universo.
Volveréis
Cómo convertir lo metacinematográfico, lo rohmeriano, lo cotidiano y lo sentimental en una vulgaridad pija que ni la mayor tote-bag es capaz de recoger de tanta pertadez pedante. Jonás Trueba trata de hacerte ver qué hay más de lo que hay con sus efectismos y por el hecho de que los protagonistas son una cineasta y un actor, pero nunca da el pego: no tiene nada que contar, no sabe conectar lo real y el cine, y no tiene un uso interesante de sus herramientas. Para colmo tiene la cara dura de parar todo para que comentarse a sí misma, como si estuviera sucediendo algo digno de comentar.
En cines.
Quizá porque ya estamos acostumbrados a que las películas no sean películas y se nos olvida que la gente en las películas habla como si estuvieran en una, no en la vida real.
Los trolls de Twitter no cuentan, sólo ven DC.