Liner Notes #11: MJ Lenderman - Manning Fireworks
Al menos una vez en tu vida vas a ganar.
MJ Lenderman no es una persona a la que le guste demasiado explicarse. Es más, casi apuesta por lo contrario. Casi todos los que van a hablar con él le retratan parco en su discurso, y nunca está claro si es tímido o con la capacidad de articular un discurso largo de un futbolista. En una entrevista con Indy Week él mismodejaba claro que, cuanto más se exponía, más posibilidades había de que la gente lo considerase un tolili. "Cuanto menos me oigan hablar, más podrán proyectar sus cosas sobre mí o pensar que soy un tipo listo".
Muchos de los personajes de sus canciones no parecen, desde luego, “tipos listos”, aunque sí tratan de explicarse. De hecho, suelen estar más preocupados por que los demás entiendan que pueden hacerlo bien… que por hacerlo realmente.
A MJ Lenderman la masculinidad le parece digna de análisis empático, aunque quizás no de redención.
Sus personajes, hombres, son patéticos en el sentido más clásico de la palabra: conmueven aunque no sea lo que estén buscando. Casi ninguno de ellos cree que pudiera ser otra cosa de lo que es, aunque no dejan de afanarse en arreglar sus propios fallos. Y, aun así, no lo lograrán.
Nada más empezar el disco, MJ hará confesar a uno de ellos: “You once was a baby, and now a jerk / Once a perfect little baby, who's now a jerk”.
Ya no hay remedio: puesto que construimos la vida con nuestros actos, da un poco igual que fueses una cara bonita con todas las posibilidades por delante si ahora te has convertido en ese adulto capullo que se acerca a una pira funeraria con petardos y fuegos artificiales en las manos.
Y aun así, nadie sale ridiculizado de las canciones de Manning Fireworks.
Quizás sea ese el principal valor de Lenderman: intentar entender a la gente antes de juzgarlos.
Fallar es casi lo más común del ser humano. Pero el fallo tendemos a recluirlo en lo personal: te ha ocurrido a ti, yo sería incapaz de hacerlo tan mal, así que trata de arreglarlo, sácate tus propias castañas del fuego. Sin embargo, esto es falso: no sólo tropezamos varias veces con la misma piedra (en concreto, los personajes de Lenderman parecen darse todo el puñetero rato con la misma pared), sino que la mayoría de los errores del otro podrían ser también los tuyos, o los míos.
Quienes son capaces de dar el salto más allá de lo individual a la hora de mirar el error, son también quienes extraen el tuétano de esos fallos: MJ Lenderman lo hace, y sus canciones acaban llenas de un humor cariacontecido que también trae con él la sensación de la sabiduría poco común, casi capaz de reflejar la vida en unos pocos axiomas (y unas cuantas profecías de las que descojonarte, por mucho que vayan a pasar).
Pero, ojo, él mismo reconoce que hay que fiarse poco de sus narradores y los consejos que dan:
"A veces se trata más bien de que el narrador dice las cosas con confianza, lo que añade algo de humor".
¿Puedes reírte de los perdedores? Sí, aunque tal vez te digan, como en ‘Joker Lips’: “Please don't laugh, only half of what I said was a joke”. ¿Y puedes fiarte de ellos para arreglar tu vida? Quizás no de sus consejos, pero sí de su ejemplo.
¿Cómo? ¿Puedes fiarte de los perdedores? Sólo, como dirían Titus Andronicus, desde el mismo momento en que te reconozcas en ellos, asumas que tú también lo eres, y lo serás, y que eso estará bien.
Tendremos tiempo de volver luego a los perdedores, mientras vais tragando la difícil píldora de que también lo sois. Antes, abramos una cortina de humo:
Lenderman es católico, pero uno que sabe que el juego está algo viciado. Que la culpa y la mierda que hay que tragar en esta vida no valen del todo lo que viene después. Uno que confiesa, cuando le preguntan si cree en la vida del más allá, que sí, pero que tiene que lidiar con que tu vida sea el preludio de lo que sea que vaya a ocurrir después.
“Every catholic knows he could’ve been Pope”, canta en Joker's Lips. Es una línea que Lenderman admite haber cogido de una entrevista con Harry Crews, que ni siquiera era católico, aunque sí decía haber probado todas y cada una de las religiones. Crews va a ser fundamental si queréis entender mejor la Americana de Lenderman: es un escritor que durante un tiempo de su vida trató de plasmar viñetas de familias "normales", hasta que se dio cuenta de que era incapaz porque sólo había vivido entre familias disfuncionales. Y de ahí nació su gótico sureño oscuro, violento, grotesco.
Lenderman no había leído demasiado hasta que se juntó con Karly Hartzman (ahora ya su ex a pesar de compartir banda), quien le inoculó la necesidad de leer. Y, así, le abrió la posibilidad de descubrir a Crews y, en especial, Getting Naked With Harry Crews, un libro de entrevistas con el autor, en las que reflexiona sobre su proceso de escritura y sobre su filosofía de vida. Y en la que deja claro que, para destilar el mundo, primero tuvo que asumir el suyo propio. Dejar de escribir lo normal y asumir la mierda.
Lenderman llegó a la misma conclusión: "mi trabajo se filtra a través de mi vida y de lo que me siento preparado para hablar". Es normal imaginarte a Lenderman sentado delante de la tele, que le encanta ("la enchufo en cuanto quiero relajarme"), como es normal que uno de sus personajes le diga a la persona que le ha abandonado: "And you know I love my TV / But all I really wanna see is see you need me".
"No estaría en el seminario si pudiese estar contigo". La frase central de Rudolph parece tan obvia que puedes pensar que es broma, pero ya había salido algo parecido en otra de sus canciones previas. En Ghost of Your Guitar Solo habitaba 'Catholic Priest', una canción en la que Lenderman expresaba que la vida sería, seguramente, más fácil de haber elegido meterse a cura.
Lenderman es católico, ya lo hemos dicho, pero tiene claro que hay algo de utilitario en la vida que unos pocos deciden escoger: "encontrar una casa, enamorarte de alguien, empezar una familia, casarte o todo eso... son cosas de las que no necesitas preocuparte cuando eres cura".
La tristeza de perdedor, de nuevo, se derrama sobre "if I could be with you". Mientras, suenan Dylan ("how many roads must a man walk down 'til he learns he's just a jerk who flirts with the clergy nurse 'til it burns") y aparece hasta Pixar, que en la cabeza de Lenderman extirpó para siempre una escena en la que Rayo McQueen se desmayaba yendo a toda velocidad, seguramente borracho de pena.
Hay pocos perdedores en las películas de Pixar, y cuando aparecen son para redimirse. No ocurre así en Manning Fireworks. No puede ocurrir cuando la principal conexión lírica de MJ Lenderman es con letristas como Bill Callahan, David Berman o Will Oldham.