Las mejores series de 2022 (I)
Ordenados en cómodo ranking para que no te maree el algoritmo.
Paramos la música un segundo para repasar lo que nos ha dejado el audiovisual este año. Concretamente, vamos con las series en un año de especial remontada tras un par de años complicados. Sigue habiendo una abundante cantidad de material prescindible y algoritmizado propio de la era de PEAK TV que vivimos, pero han ido apareciendo las series buenas y nos ha llevado a ampliar la lista este año a 20 grandes trabajos. Estos son 10 de ellos.
20. Murderville
La premisa es sencilla. Will Arnett interpreta a un detective de homicidio venido a menos que debe investigar una serie de asesinatos algo disparatados con la compañía de un invitado especial, con la particularidad de que este último es el único de la función que no tiene el guion y debe improvisar ante las distintas pelotas que le van lanzando.
Es una fórmula destinada a ser irregular, ya que hay invitados más lucidos que otros, pero resulta doblemente entretenido por los misterios que plantea, que hacen prohibitivo el uso del móvil durante el visionado para poder resolver el asesinato junto al invitado. No son rompecabezas complicados, pero sí divertidos, con gags entre medias bien resueltos y con un Arnett entregadísimo a su papel. Entra sola.
19. Andor
No deja de tener su ironía que el fandom de Star Wars haya estado quejándose de la etapa Disney por ser "demasiado infantil" y que justo la producción más decididamente adulta de dicha etapa estén optando por no verla. Sarcasmo aparte, Andor consigue salvar las series de Lucasfilms después de dos aborrecibles propuestas en torno a personajes memorables. Aquí tira de nuevo con un personaje conocido, pero que permite una libertad de acción que no permite casi ningún otro personaje de La guerra de las galaxias.
Y aquí no se queda a medias por problemas de producción. Tony Gilroy hace un trabajo de espías ambicioso en lo visual y lo narrativo (con arcos funcionando en tandas de tres), que además no se anda con remilgos a la hora de ser violenta (bueno, algún remilgo queda) y moralmente compleja. Los costes de la rebelión mostradas en la obra Star Wars más decididamente barriobajera de su historia. No siempre está volando tan alto como ambiciona, pero qué bien entra.
18. The Afterparty
El dúo de Christopher Miller y Phil Lord nunca paran de dar tres o cuatro vueltas más a cada proyecto en el que se aventuran, sin que uno salga mareado de la experiencia. Y aunque sus mayores revoluciones vienen en el terreno de la animación, también son capaces de aplicarlo a cualquier registro. Lo demuestran en esta serie de misterio y asesinato, donde subvierten las reglas al mismo tiempo que mantienen intrigados a los espectadores para descubrir la identidad del asesino. Lo mejor es esa idea de que cada personaje cuente su versión de los hechos sucedidos durante la noche y que cada versión esté contada con un género cinematográfico distinto.
No sólo demuestra su profundo entendimiento de estilos como la comedia romántica, el musical, el cine de acción testosteronil, el thriller negro (y, de nuevo, también la animación), sino que en las diferencias entre historias vemos las diferentes formas que tienen las personas para no verse como el malo dentro de su propia historia. Ingeniosa a más no poder, y también divertidísima.
17. Somebody Somewhere
Una fabulosa sorpresita que crea un lugar feliz en un sitio inesperado. Este es gente que intenta construir una parcela agradable y feliz en terrenos no especialmente fértiles. Bridget Everett rompe interesantes moldes en el tipo de serie de “gente que vuelve al pueblo a ver si encuentra paz” y “gente que intenta encontrar paz tras una pérdida brutal”. Siete episodios ligeros, divertidos y que hacen un bello retrato de gente que no pide perdón por no encajar en estándares convencionales.
16. El pacificador
No hay espacio al equívoco, aquí hay una serie de James Gunn de principio a fin. Aprovechando la fiebre del streaming y su necesidad de sacar contenido derivado a toda costa, Gunn coge el cheque en blanco concedido en El escuadrón suicida y pone el foco en uno de sus personajes más reprobables. Lo hace para hacer otro encantador e incorrecto relato de inadaptados, de familias encontradas, del retorcido sentido del vigilante superheroico y de estar jodido más allá de lo reparable -aunque valga la pena el intento-.
Con más limitaciones para hacer despiporres violentos, la cosa suma un toque modesto y entrañable, que unido a la exploración psicológica del personaje central hace que el resultado se acerque más a Super -lo cual es estupendo, Super es su mejor película-. Suma una ácida crítica a los perniciosos métodos de trabajo de las agencias de inteligencia gubernamentales y una secuencia de introducción que es LO MÁS TOTAL, y tienes un pepinazo de glam metal disfrazado de serie de superhéroes.
15. Primal
La mejor serie de animación para adultos de los últimos años regresa tan violenta y brutal como recordamos. Genndy Tartakovsky crea una feroz segunda temporada de su exploración del espíritu primitivo y el impulso hostil que guía a la humanidad. La animación tradicional sigue siendo tan expresionista como desgarradora, las historias cortas van cargadas de cierta mística y sofisticación para los retratos de violencia que hacen y en general es un resultado apabullante que merece ser reverenciado.
14. La casa del dragón
Que íbamos a tener algo tratando de sacar jugo del mayor fenómeno televisivo de la pasada década estaba más que claro. Pero si tiene que ser de alguna manera, que sea como lo hace esta precuela que no sólo entiende bien lo que definía a la serie original, sino que lo aprovecha para fortalecer lo que quiere hacer. La casa del dragón se logra beneficiar de localizar la acción en menos escenarios y en torno a un grupo de personajes menos disgregado, más interconectado, disparados por un reparto magníficamente escogido y algunos puntos de dirección más notables que los de la serie madre. No es que esté a la altura, es que a ratos logra funcionar mejor.
13. Sandman
La complejidad para adaptar la obra original de Neil Gaiman y las tendencias algorítmicas de Netflix no invitaban a ser precisamente positivo con esta serie. Y, a priori, una versión extremadamente fiel al cómic no tiene mucho para resultar exitosa en formato serie. Pero vaya, Gaiman ha conseguido lo imposible. Sandman es una imaginativa y potente serie de fantasía oscura, que sabe recoger líneas maestras de los primeros tomos para hacer una sólida narrativa de una temporada, manteniendo los momentos fuertes y construyendo adecuadamente hacia ellos.
Triunfa por ese cuidado a la hora de mantener los detalles que hacían especial la historia, como el tono macabro y retorcido con sentido del humor muy particular o ese profundo sentido metafísico que preña cada historia, tocando aspectos como los sueños y las historias como elementos que dan valor y esperanza a la vida.
Hay también un trabajo visual superior a la media algorítmica y un bien hallado Tom Sturridge que desprende esa energía de disco de Sisters of Mercy que daban los diseños originales de el Sueño. No era nada fácil, pero han conseguido la mejor primera temporada de la plataforma en mucho tiempo y hasta deja espacio para seguir creciendo conforme se desarrolle. Golazo.
12. Estación once
Mucho mejor cuando busca ser The Leftovers que cuando juega a una grandilocuente versión de The Last of Us para aficionados al teatro. La ambiciosa adaptación de Emily St. John Mandel ha calado de manera inesperada incluso teniendo una pandemia devastadora en el centro de su premisa, y no es raro que lo haya conseguido. Su episodio piloto es realmente encomiable, una construcción perfecta de tensión y ansiedad del fin del mundo, realizada por Hiro Murai (uno de los mejores directores en el apartado series del último lustro).
Sus saltos temporales, su peculiar estructura y ese interés por reivindicar el arte de contar historias como mecanismo de confort en tiempos angustiosos son aspectos que la hacen una serie lo bastante recomendable para pasar el aspecto pandémico. No todos los episodios resultan tan eficaces, y a ratos se resiente cambiando de escenarios y dibujando amenazas en un mundo tan extenso que a ratos también se siente muy pequeño, pero los momentos buenos son muy buenos.
11. The White Lotus
La primera temporada fue toda una sensación que consiguió salirse con la suya tanto en una sátira antiricos y con crítica colonialista como con poder rodar una serie de televisión en medio de la pandemia. Ahora el reto era mantener esa energía sin que se sintiera repetitiva, con personajes nuevos y el muy diferente escenario de Sicilia.
Y mirad, Mike White lo ha logrado a lo grande. Su nuevo grupo de personajes y su elenco es toda una delicia, que explora rincones muy truculentos del ser humano, explotando no sólo la situación cambiante que provoca la riqueza sino también el poder del sexo. Una serie excitante sin caer en la horny jail, moviendo hábilmente su propio tablero para ir ofreciéndote nuevas sorpresas con cada episodio para que tu mente no se obsesione por buscar al asesinado que te advierte al inicio. Una delicia.