Los mejores discos españoles de 2022 (2 y final)
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Hi, personicas:
Ayer dimos la primera parte de la lista de mejores discos del estado-nación España. Hoy vamos con la segunda.
10. Sacco - Basa
A Lisabö siempre se les echa en falta, especialmente por cómo se dilatan sus obras en el tiempo. Menos mal que podemos disfrutar de parte de ellos en Sacco, que además de compartir miembros comparten inquietudes a la hora de abordar el sonido post-hardcore y la ruidera intensa. Aunque Sacco busca también su propia dirección, tomando a veces el camino inverso, de vuelta a Fugazi, y de ahí explorar a dónde más se puede explotar.
Basa es otra impresionante muestra de su inmenso hambre y de su personal talento. En cinco temas, para un total de menos de 25 minutos, el trío vasco va probando diferentes fórmulas, distintos registros con un esqueleto común: el fervor a la hora de tocar. 'Arrakala, sasi, sustrai' es un cañonazo inicial donde juegan con el fugazismo puro y duro, que funciona de perlas. 'Gutasunean' se va a los siete minutos (el tema más largo con diferencia) para machacar con una especie de jam band ruidista. En 'Negua eta gaua' bajan revoluciones para canalizar el espíritu Slint -sí, también la parte más chunga y escalofriante de Slint-. 'Esnatu ahala' y 'Ur berberak' funcionan casi hermanadas, moviéndose en esa vorágine punk, casi un tornado que te devora y te escupe, con la que estamos familiarizados. Un trabajo completísimo, y un abismo que te devuelve la mirada. (Black Gallego)
9. Verde Prato - Euskal Pop Erradikala / El buen hijo - Pasatiempo
El EP es la medida aúrea, el morfema básico del pop. Todos los años, casi por tradición, se cuela alguno en las listas de Hipersónica; este año son dos.
En este lado de la orilla, El Buen Hijo, que consiguen escapar de esa sensación que a veces da el indie madrileño más jovenzuelo de ser todos iguales, grupos clónicos creados para que Luis Sonido Muchacho se los cruce por la calle y los fiche. Ya tuvieron un debut espléndido y ahora vuelven con un puñado de canciones inolvidables.
‘Calle del calvario’ es una de esas bandwagonescas que te hacen echar de menos a los Teenage Fanclub que no había dios que se los saltase. Y también, a la vez, no echarlos NADA de menos porque aquí ya está todo como debe estar. ‘Crucigrama’ se viste, saltarina, como si TCR volviesen. El buen hijo nunca parecen estar siempre en el mismo lugar: a veces parecen salir del mismo verano eterno que Airbag; otras, de las ganas de estar tristes, rectos y no tan quietos de El Palacio de Linares. Da igual dónde se muevan: todo parece su sitio correcto.
Y en el otro lado, Verde Prato; ya lo avisamos por aquí cuando escuchamos su Kondaira eder hura, es un talento descomunal, que desde el primer momento ha mirado sin miedo a la tradición de Euskadi para construir canciones dolorosas y reconfortantes a partes iguales. Su nuevo EP, brillantemente titulado y editado en físico por Plan B, recupera canciones del RRV (Rock Radical Vasco) para trasladarla a lugares donde, sin ella, era impensable que pudiesen vivir. Hertzainak se convierten en el grupo más sensible del mundo, en una ‘Pakean utzi arte’ descomunal. Kortatu ven la generacional ‘Zu Atrapatu Arte’ transformada en un jitazo que adelanta a Portishead por el lado al que no están mirando. La tradicional ‘Galtzaundi’ vive en los ecos de la memoria, como si Verde Prato la hubiese robado de los espacios entre los vivos y los muertos.Y ‘Agurra’ nos hará a todos recorrer el resto de los caminos de Lourdes Iriondo.
El RRV, o lo que trascendió, pareció siempre un movimiento masculino, contestatario, enrabietado y, por todo ello y más razones, un chispazo que perduraría sólo como recuerdo. El Pop Radical Vasco de Verde Prato consigue dar carta de monumentalidad a las seleccionadas, y a la propia Ana Arsuaga. Qué EP, qué artista. (probertoj)
8. Parquesvr - Si no fuera por estos momentos, sería por otros
Punk de tierra quemada. Transmutado en lo sonoro pero manteniendo la mirada caustica sobre el mundo, la sociedad y la cultura pop. Parquesvr muestran continuamente una mirada incisiva que trata de convertir en absurdo la decadencia de aquello que gozó (o pretendió gozar) de grandeza. Sus canciones son cañonazos pop para el desencanto que se distingue bastante de otros grupos actuales.
"Rock español" se denomina, pero realmente tienen cabida para todo. Si no fuera por estos momentos, sería por otros es una coctelera de sonidos que van desde el casiotone hardcore, el post-punk, el hip hop garrulo de Sleaford Mods, psicodelia y hasta algo de rock andaluz. Todas las canciones suenan diferentes del resto, pero todas mantienen un espíritu incendiario aunque juguetón que entra estupendamente. Citar grupos se queda algo banal porque tratan de aglutinar todo.
A ratos juega en su contra, y se nota que el mayor empuje lo sueltan en la primera mitad del disco. Pero cosas como 'Ansiedad' cabalgan el zeitgeist con mucha fuerza, 'El laberinto' es una mutante y fascinante pieza que te arrolla cuando menos lo esperas y 'Las nubes' es un cierre sensacional entre la psicodelia y la ruta. Pocos discos tan cargados de sorpresas vas a encontrar este año por aquí. (Black Gallego)
7. Chaqueta de Chándal - Futuro, tú antes molabas
Muerte a la bajona de enero, larga vida al chándal. Este trío de Barcelona saben que el fin del mundo es angustioso y casi inevitable, así que mejor entrar en él bailando rock and roll y sudando. Total, no va a haber mañana. Este Futuro, Tú Antes Molabas, su segundo disco, dan un fabuloso salto a la hora de hacer su comentario social crítico y para meter en una serie de pildorazos pop todo el indie rock que importa, lo que lo convierte en la versión musical más divertida posible del meme de "Old man yells at clouds".
Porque Chaqueta de chándal no se guardan puñetazos. Tienen cosas que decir que las pérfidas garras del capitalismo, los gigantes tecnológicos, el juego geopolítico, la obsesión con las redes y cómo han vuelto habituales comportamientos tóxicos, el fanatismo religioso... A veces las dicen tirándose tan de cabeza -aunque siempre con una fabulosa retranca- que corren el riesgo de patinar hasta jardines peligrosos -cómo se meten en la sobremedicación en la fresquísima 'Vademécum'-. Pero lo kamikaze parece estar en su ADN, y no cabe duda de que tienen sentido del humor y habilidad para contarlo en letras bien construidas que conducen a frases irresistiblemente pop -"Hay que tener cromosomas / Hay que tenerlos muy gordos" en 'La conquista del Champán'-.
Todo esto bien mezclado en una fabulosa coctelera de indie rock, psicodelia clásica, garage y hasta a ratos un poco ye-yés. El grupo se mueve entre diferentes registros con el mismo carácter decidido y casi suicida, pero los saca adelante todos con soltura, melodías fantásticas y ese fabuloso descaro pop. Este delicioso inconformismo da forma a uno de los discos más frescos y especiales de este inicio de curso, abriendo a lo grande el año a nivel nacional tras un año excepcional en 2021. Sí señor. (Black Gallego)
6. Vulk - Vulk Ez Da
A pesar de la anticipación en torno a este tercer trabajo, los vascos Vulk siguen siendo uno de los secretos mejor guardados en nuestra escena. Ground for Dogs fue toda una sensación para todo aquel que tuvo la suerte de topárselo, y los más afortunados hablan maravillas de su demoledor directo, que les ha llevado a lanzar pronto en debate sobre si son la verdadera banda del momento de la que no se está hablando. Para poder resolver tal cuestión, este Vulk ez da resulta clave.
Resulta interesante, por otra parte, que el disco que debe reafirmarle como banda sea uno que desde el título les niega por completo ("Vulk no es"). Un título anti-homónimo, pero que nace de la misma necesidad de reinventarse y definirse como banda. Hay muchos elementos familiares, empezando por ese post-punk como elemento vertebrador de su sonido, pero la banda busca incorporar elementos que sumen, al mismo tiempo que pulen lo que tenían hacia algo más concreto. De ahí que hayan hecho su primer álbum cantado íntegramente en euskera, y hayan querido grabarlo todos juntos en el estudio con herramientas analógicas.
La decisión analógica es un acierto. El grupo suena más vivo y urgente que nunca, lo cuál casa con unas letras encendidas y también existenciales. Vulk ez da no es un cañonazo tras otro, pero sí que da golpe tras golpe desde la versatilidad. A ratos optan por una contención demoledora ('Laguna'), a ratos por el choque directo ('Lanaren kanta') y a ratos por la pura distorsión ('Agurra'). Hay espacio para la rabia desatada ('Gaua eta odola') y también el amor ('Amodioa kartzelan'). El disco va ofreciendo todo un rango de emociones y de tonos, pero Vulk se muestran en pleno dominio en todo momento, y cada canción se siente llena de energía y fuerza por ello. Y, al mismo tiempo, deja ese cosquilleo de cuando sabes que algo puede ser MUY bueno tocado en directo. Desde luego, Vulk salen bastante triunfantes con este disco. (Black Gallego)
5. Malamute - La gran decepción
Hay veces en las que el flechazo con un disco es instantáneo y es imposible tratar de resistirse. La gran decepción, de los cántabros Malamute, consigue eso en poco más de tres canciones. Los diez primeros segundos de ‘Pesadillas’ dejan claro el planteamiento del disco, la unión new wave/power pop rotunda (Weezer/The Rentals, para entendernos). Los siguientes marcan la línea diferencial: no sólo habrá subidón aquí, en las letras nos ocuparemos de la puta-mierda-que-nos-rodea. En medio de coros expansivos y uh-uuuhs, nos permitiremos el lujo de gritar a todo pulmón: “No sé cuál es tu signo del zodiaco, ni cual es tu ascendente, pero sé que eres un mierda, me lo ha dicho mucha gente”.
En sólo media hora, Malamute dan la vuelta a frases eternas del pop español (“Y si me das a elegir entre tú y la riqueza, es mejor que no preguntes, escoger me da pereza”), retratan los problemas de toda una generación (la misma ‘Una casa en el Sardinero’), recopilan recados a gente que estuvo bien pero ya no (“antes no eras tan idiota y no rendías pleitesía a gente a la que no le importas”) y se juntan con la mejor colección de jitazos pop de la música española en muchos meses (quizás desde el debut de Aiko, el grupo). En un debut largo (es un decir, se acaba en un instante).
El título no es una casualidad: aquí hay decepciones por todos lados. Las mareas de teclados que limpian el puente de ‘Deshacer el hechizo’ nos acompañan en la amorosa (“Y por mucho que me digas que es que no te da la vida, cuanto menos sé de ti me va mejor. Te he idolatrado de más”). El raca-raca punkoide nos ayuda a defender nuestros gustos de mierda ante gente como TÚ (vaya estribillo, vaya todo, el de ‘La Oreja de Van Gogh’). La producción, tan simple, tan efectiva, de Carlos Hernández (¿le hacemos ya monumento?) y Francisco José Baez resalta la mala hostia contra la gente tóxica de ese ‘Monopolio de la tristeza’ (“no me quiero enfadar, pero qué difícil me lo pones”). Y la voz de Irene es quizás la única que podría hacer de frases como “ni la física cuántica ni los universos paralelos son más difíciles que tú”, aunque todos la acabaremos coreando en directo, lolololó.
Nos hacemos cargo: “que te guste la misma basura que a mí no te convierte en mi alma gemela, no funciona así”. No necesitamos mitificar el pop, pero siempre ha estado guay encontrar a gente desconocida que te lo dice todo sobre tu vida. Y es muy especial encontrar cuando uno hace ese click invisible: ojalá todos sintáis lo que yo en este disco. Si no lo hacéis, es vuestra culpa, vosotros sí que seréis la gran decepción: el enemigo siempre sois los sordos.
Tenemos aquí un disco que es perfecto, uno para colocar al ladito de todos los discos en los que Airbag te ponían espídico y te emocionaban a partes iguales. Ahora mismo, aquí y ahora, mi disco del verano segurísimo. Y bastante probable que vaya a pelear por que esté en lo más alto del excel de final de año. (probertoj)
4. Dame Area - Toda la mentira sobre Dame Area
Este mismo lunes se publicaba a través de BFE Records y Màgia Roja un nuevo trabajo del dúo barcelonés, un conjunto de grabaciones de los últimos tres años en los que ponen de relieve por qué son uno de los proyectos más excitantes del panorama patrio en el ámbito electrónico. Tras otros discos y buenos epés como el del año pasado, Dame Area construyen aquí el que es hasta la fecha su trabajo más ecléctico y melódico a la vez. Mientras que en episodios anteriores habían venido siguiendo caminos más explícitos del minimal synth o la EBM, con un discurso sonoro tan infeccioso como potente, rememorando pioneros de ese sonido en el país como Esplendor Geométrico o Mecánica Popular, Dame Area suben un peldaño a su apuesta.
Después de haber demostrado que se mueven perfectamente en esas coordenadas, aunque sin llegar al sonido tan agresivo de sendos clásicos, ahora tiñen esa melodía de una producción más limpia e incluso de corazón puramente synth pop. Un puente entre aquellos y Chris and Cosey que trae esos temas a los que cuesta resistirse con el gancho de 'Tempio senza Luce' o 'La Nueva Era' a veces con pequeñas dosis de oscuridad como las que lucen en 'Hasta el Fin'. Todo ello intercalando esas piezas más definitivamente industriales, a veces góticas, como el tema que abre el disco y esos temas de percusión regia marca de la casa que resuena en 'Vivo e Credo'. Una banda sonora a veces tan apocalíptica, con letras que acompañan, como preciosa con ese final de 'A volte sembra stia per finire', donde prevalece la finura de los sintes con la lírica italiana de Silvia Konstance Costan. Una mixtura del ayer con lo contemporáneo, otro vehículo que rescata esa corriente oscura de mayor o menor profundidad, materializada hoy, al igual que otros dúos como Esaie Pas.
Como ellos mismos se definen, "Imagine the past, remember the future". Un proyecto que ya ha dado esta joyita de predicadores sintéticos, y de la que esperar otras más, sea por este punto intermedio, o por volver al camino más duro. En ambas sendas han demostrado su talento. Aún no hemos acabado de degustar toda la mentira sobre Dame Area, pero ya queremos degustar las futuras. (Ferraia)
3. Margarita Quebrada - Gas Lágrima
En esta efervescencia de revival post-punk que se está dando en el mundo en general y en el panorama estatal en particular, la mayoría de las apuestas acaban haciendo aguas. Pero aquellas que consiguen dar con la tecla te roban el alma. Unos de ellos han sido Margarita Quebrada.
'Gas Lágrima', el debut de los valencianos en largo, ha resultado ser un trabajo lleno de vida, energía y contagioso de la más absoluta efervescencia. Y lo consigue ya desde un inicio, con un "Azul" que juega a ser (y consigue) un jit bailable con el que conectar a la parroquia desde el minuto uno, aunque las mejores virtudes de "Gas Lágrimas" llegan un poco más adelante, enlazando cortes tan notables como la fantástica "Miedo" o la más festiva "Otro lado".
Y, a partir de ese momento, el disco coge velocidad de crucero. Consigue acumular una cantidad de buenos temas absolutamente envidiable. Sin dejar que el aroma gamberro empañe la angustia vital de cortes como "Llanto gris" o el toque más minimal synth de joyas como "Dentro de mí". Más allá de debatir si son el oasis en el desierto o los mejores de una promoción numerosa, desde luego existirá unanimidad a la hora de adular un estreno emocionante. Que sea el disco del mes en el frikexín algo querrá decir. (Chou)
2. Rocío Márquez & Bronquio - Tercer cielo
A priori la unión de Rocío Márquez y Bronquio puede soñar a experimento extraño. Y un experimento extraño es justo eso que, a menudo, queremos escuchar. Es cierto que tanto la onubense como el jerezano están acostumbrados a trabajar con anchura de miras, pero generaba gran curiosidad conocer el resultado final de lo que saldría de las propuestas más folclóricas y electrónicas que cada uno defiende por su parte.
Esta ansia por conocer a qué sonaría "Tercer cielo" no hizo más que incrementarse exponencialmente cuando se dio a conocer "Un ala rota", el sobresaliente single de adelanto. Uno de esos temas que te envenena el cerebro y lo habita durante días, repetidamente. Las buenas sensaciones previas se confirman en un tramo inicial de disco incontestable, que enlaza dos temazos enormes como son "Paraíso" y "Exprimelimones" con una Márquez absolutamente sobrada de argumentos. Un nivel que no se pierde en ningún momento durante la casi hora de duración del trabajo, salvo un ligero bajón allá por "Grande" o "La piel #3" (lo justito para que le pudiese costar un escaloncito en la Tier), un tramo en el que, eso sí, "Prefiero la muerte" nos deja de nuevo los pelos de punta y la zapatilla de "El corte más limpio" completa todas las piezas de esta locura de puzzle.
Probablemente esta extraña pareja sea una de esas relaciones de una sola noche. Seguramente lo sea. Aunque en nuestro guión bien le daríamos segundas oportunidades. (Chou)
1. Betacam - La Noche Interior
El segundo disco largo de Betacam parece herido, y suena también así. Frente al rebosante romanticismo orgánico de Mítico, La Noche Interior despliega cierta frialdad para tomar distancia. Queda claro en ‘Tan sólo algo de ayuda’, donde canta “es sólo una mala racha, mañana se me pasas, un día un poco tonto lo tenemos todos” pero sin poder eludir, entre efluvios del Destroyer de Kaputt, las dudas de si estaremos fracasando, de quiénes somos. ¿Es él Betacam o Javier Carrasco, “un músico o tan solo un mediocre editor”?
Le respondemos como también lo hace Tulsa en una aparición espectacular: nunca sabremos la respuesta del todo, nadie la sabe, pero siempre queremos pasar el día entre los discos y canciones de Betacam. Quisimos estar eternamente en Mítico, y ahora aún nos gusta estar contigo, Betacam; nos encanta porque ‘Nos gusta hablar de amor’ nos activa la épica íntima synthpop, siempre tan difícil de ejecutar . Nos gustan tus discos porque hay jitazos para radios que ya no existen (‘Yo nací para quererte’), porque a veces te vistes como el Jarvis Cocker de Torrelavega (y porque ‘Nada volverá a seguir igual’ es el ‘Something Changed’ de mientras está ocurriendo), porque hay algo delicadísimo y de incendiada canción ligera a la vez en un montón de tus canciones (‘XX’ es una cumbre).
‘Un esclavo, un siervo’, amartillada por un ritmo que podría ser el de ‘Paper Planes’, deja claro el campo de batalla: “sabes que haría cualquier cosa por ti / incluso ir de compras un viernes por Madrid”. En ese territorio supuestamente anodino y anti-épico del día a día es donde se hacen fuertes, enormes, las canciones del mejor disco de este año. Sólo nos flojea, algo, ese final de sintonía de antigua serie de dibujos animados, casi lista para que Alaska la cante. Antes, ‘Cosas Bonitas’ (la amistad masculina, el "a ver si nos vemos" cuando se desea de verdad) y la negrísima, espectacular, ‘El capitalismo ha hecho llorar a Merche’ han apuntalado una media hora asombrosa, de canciones que quizás antes de salir eran de Betacam, pero que desde ya serán nuestras para siempre. Incluso aunque no las podamos comprar: no hay edición física aún; el tardocapitalismo donde todo se alquila y nada se posee ha hecho llorar a Hipersónica. (probertoj).