Las mejores series de 2022 (y II)
Ordenados en cómodo ranking para no perder la noche en el menú principal.
Final de la lista con las series más tops del año, todas fáciles de encontrar para evitar esos ratos muertos mirando la portada de la plataforma de streaming de turno para al final no ver nada porque la noche se te ha echado encima. Aquí la primera parte de la lista. Al lío.
10. Minx
Con un poco de Hacks, pero también mucho de GLOW en cómo muestra la lucha femenina en espacios que desde fuera parecen demasiado burdos para que tenga espacio el feminismo (en este caso, las publicaciones pornográficas de los setenta), esta pequeña serie es una de las revelaciones del año. Punto cómico bien rodado, con un reparto que funciona de manera instantánea, buenas reflexiones sobre el conflicto en querer hacer cambios radicales dentro de una industria y contextos que parecen dinosaurios inamovibles, y arcos predecibles pero trazados con eficacia.
Una fresquísima sorpresa y el puto weón de David Zaslav la cancela cuando ya se ha rodado la segunda temporada. ¿Veis como es muy GLOW?
9. ¡García!
El gran superhéroe español fue creado en el franquismo (y tienen un inquietante parecido con Pedro Sánchez). Una de las mayores sorpresas seriéfilas de este país ha llegado con esta portentosa adaptación de cómic que, combinando historia digna de Capitán América y espionaje, disecciona en profundidad el aparato clandestino de la seguridad nacional y la falta de resolución de los problemas de la dictadura.
Todo ello rodado de escándalo, sin renunciar a las raíces comiqueras o de serial pero buscando una deliciosa elegancia que añade mucho, como madurar whisky en buena madera. Perspicaz y con personalidad, pero también divertida a rabiar. Tremendo milagro en nuestra industria, que lleva un año increíble (más sobre ello en el top de cine).
8. Lo que hacemos en las sombras
Es la misma historia cada año. Vuelve una nueva temporada de la mejor comedia de vampiritos y te preguntas si podrán seguir manteniendo el nivel, si serán capaces de sostener el ingenio a la hora de satirizar los mitos sobrenaturales y continuar haciendo sitcom hilarante de primera. Y también ser capaces de hacer progresar a los personajes de manera adecuada como han estado haciendo hasta ahora.
Luego te sorprendes viendo que lo vuelven a hacer, todo eso, y siguen cimentando la que puede ser la mejor sitcom de este periodo de la televisión. Un día miraremos este recorrido increíble como vemos el de Seinfeld o el de Parks and Recreation.
7. La ciudad es nuestra
Vas a entrar por ser la nueva serie en Baltimore del creador de The Wire, y te vas a quedar por varias virtudes similares a dicha serie, además de alguna otra sorpresa. Bajos fondos, corrupción en todas las esferas, pero más atención a la brutalidad policial. El siempre excelente David Simon explora de manera más profunda, gracias a otro policromático grupo de personajes interesantes y auténticos, cómo se produce la escalada de dicha corrupción, y cómo se llega a esa sensación de dominio tóxico que predomina en los cuerpos policiales. A través del personaje de Jon Bernthal, y una exquisita e inesperada dirección del autor de El método Williams, la miniserie mete el dedo en la llaga de una manera especial, y se convierte en uno de los eventos del año.
6. Atlanta
Hay que tenerlos muy gordos para tener una de las mejores temporadas de la televisión reciente, decidir desaparecer temporalmente y volver con un primer episodio antológico sin ninguno de los personajes principales o alguna conexión con lo anteriormente visto, más allá de lo temático y el tono. Pero el éxito de la serie de Donald Glover es su temática de explorar la compleja realidad sobre la raza en el momento actual y su tono surrealista que hace extrañamente divertido cosas realmente incómodas.
Por eso los episodios antológicos le funcionan tan bien, mejor La dimensión desconocida que muchas series que han intentado copiarla estos años, y por eso puede volver al carril principal de manera fluida. Pocos consiguen hacer tan interesante y fascinante (además de cuidadas visualmente) las cosas de las que quiere hablar sin que termine pareciendo turra tuitera. Top 10 claro, y Glover tiene bula papal para volver cuando lo vea conveniente sin preguntas.
Mención de honor: El primer episodio de Tokyo Vice
El maestro Michael Mann volvió tras una larga espera, y lo hace desde la televisión. Sólo firma el primer episodio de Tokyo Vice, que sigue las aventuras de un reportero americano en Japón que trata de exponer a la Yakuza, pero es otro de sus electrizantes ejercicios de tensión. Cada decisión se siente bien medida para mostrarnos bien el mundo interno de su protagonista, al mismo tiempo que nos mete en los bajos fondos de la ciudad de manera enriquecedora. Formalmente impecable, como es tradición en Mann, nos ofrece un intrigante ejercicio de tensión, de estar navegando bajo presión, y de mostrar la parte más oscura de nuestros cimientos. Un prometedor y apasionante inicio que luego es incapaz de continuar debidamente.
5. Hacks
La primera temporada de Hacks fue una de las sorpresas más agradecidas en comedia del año pasado, con una estupenda mezcla de sátira de la industria del espectáculo, reivindicación de las mujeres en stand-up y estupenda dinámica entre generaciones dispares. La segunda temporada encuentra la manera de mantener todo eso y que siga sintiéndose fresco, empleando el género de viaje por carretera para reiniciar adecuadamente el viaje de sus personajes. El dúo de Jean Smart y Hannah Einbinder sigue siendo oro puro, y también encuentra espacio para desarrollar a sus secundarios. La clase de avances necesarios que la reafirman como una de las mejores series ahora mismo.
4. Barry
La tercera entrega del asesino "reconvertido" a actor de Bill Hader explora aún más los aspectos tóxicos del protagonista, y de la figura del antihéroe televisivo que tanto se ha idolatrado este siglo, incorporando interesantes reflexiones sobre arrepentimiento y perdón entre hilarantes situaciones creadas a través de un drama extendido hasta el absurdo.
También tiene su poquito de lanzar afilados cuchillos hacia la manera de funcionar de Hollywood y su hipocresía, que en parte es extensión de los peores valores de sus actores. Probablemente la serie mejor dirigida ahora mismo, en un medio donde no suele ser lo primordial pero aquí ayuda a volverla más imprescindible.
3. The Bear
La pequeña gran sensación de la seriefilia USA es tan buena como se esperaba. O, al menos, te va a encantar si no te duele demasiado la cabeza con gente gritando buena parte del tiempo y que la situación esté siempre a punto de estallar en píldoras de 20 minutos. The Bear a ratos funciona como una sitcom de montar un restaurante en la que todos los involucrados se han olvidado de tomar el lorazepam.
Por ello mira con bastante mala baba a la hostelería, desde la ansiedad continua de trabajar en un pequeño negocio hasta el asqueroso funcionamiento de la alta cocina. También personajes muy bien trazados, que te conquistan enseguida (su primer episodio es bastante magistral) y de guinda detalles interesantes sobre el duelo y la rabia que quieres lanzar y no sabes cómo sin que explote todo. Muy, muy guay.
2. Separación
Es difícil conciliar un espíritu de "Muerte al trabajo" y "El corporativismo nos devora a todos" en una serie para una de las corporaciones más gigantes del mundo. Aun así, Ben Stiller logra solventar esa aparente contradicción con una serie intrigante y decididamente singular, en la que un grupo de empleados se someten a un procedimiento para separar sus recuerdos entre su ámbito laboral y su vida personal, casi fraccionando su personalidad.
Su propuesta de sci-fi modesto está bien equilibrada con una narración de thriller prestigioso, que hace más digerible esa disección de la mente que busca la mayor parte del tiempo. También ayuda un puntillo de comedia de oficina que dibuja a esta como un lugar alienante y bizarro, por lo que se gana esas comparaciones entre Charlie Kaufman y Trabajo basura.
Cada episodio se convierte en una completa experiencia donde te mantiene intrigado al mismo tiempo que te desafía, nunca renunciando a sí misma incluso aunque pueda ser una empresa kamikaze. Una de las propuestas más estimulantes del año que ha conseguido triunfar contra todo pronóstico.
1. Los ensayos
Nathan Fielder ha montado a costa del cheque en blanco que parece haberle dado HBO una especie de Synecdoche, Paternidad. Lo que empieza siendo una ocurrente comedia documental en el que Fielder asesora a gente que quiere tener conversaciones o situaciones vitales complicadas y las ensaya hasta el último detalle para que salga todo rodado -¡qué muestra de la ansiedad social más brillante!-, termina evolucionando hasta límites insospechados jugando con los límites de la realidad y el complejo divino de su creador.
Cada episodio de Los ensayos es más sorprendente y acojonante que el anterior, con Fielder haciendo un increíble ejercicio de introspección desde el absurdo llevado a sus últimas consecuencias, con momentos para reír, llorar y quedarse mudo al mismo tiempo (de algún modo). Es una de las cosas más originales que ha visto la televisión en mucho tiempo, una que no puedes dejar de ver y hasta ha conseguido un culto muy fuerte a su alrededor. Poca broma, porque podemos estar ante la serie más trascendental de los últimos años.