Las mejores series de 2023 (y II)
Ordenado en cómodo ranking para que no te ataque un perro fascista
Y terminamos lo que empezamos ayer, con la tanda final de las mejores series del año. Esta parte está más llena de viejos conocidos, que han mantenido un nivel altísimo o han dado un salto notable. O incluso han terminado de la manera más espectacular. Siempre es una alegría encontrar algo nuevo, pero mola aún más que una serie sepa aterrizar de pie siendo fiel a sí misma.
8. Lo que hacemos en las sombras (S05)
Siguen molándolo todo, así que rescatamos el mismo texto de todos los años:
Es la misma historia cada año. Vuelve una nueva temporada de la mejor comedia de vampiritos y te preguntas si podrán seguir manteniendo el nivel, si serán capaces de sostener el ingenio a la hora de satirizar los mitos sobrenaturales y continuar haciendo sitcom hilarante de primera. Y también ser capaces de hacer progresar a los personajes de manera adecuada como han estado haciendo hasta ahora.
Luego te sorprendes viendo que lo vuelven a hacer, todo eso, y siguen cimentando la que puede ser la mejor sitcom de este periodo de la televisión. Un día miraremos este recorrido increíble como vemos el de Seinfeld o el de Parks and Recreation.
7. Poker Face (S01)
Una de las series más frescas y modernas del momento es una que no para de referenciar las maneras de operar de la tele antigua. Desde Colombo a Se ha escrito un crimen, por citar referentes detectivescos, pero también mucha tele procedimental que se carga de cameos y la intriga no va por donde piensas que va a ir. En su caso, como en la misma Colombo, la serie empieza desvelándote el crimen y sus ejecutores, mostrándote luego como el personaje de Natasha Lyonne se involucra en la trama y trata de que los culpables terminen desvelando ellos el pastel.
Esto ya te da para una serie entretenidísima capítulo a capítulo, quizá con algunos altibajos de calidad, pero siendo esta una serie de Rian Johnson no solo hay calidad alta bien sostenida, sino que añade un par de vueltas más que la vuelven sorprendente y esencial. Johnson vuelve a sus tiempos de Breaking Bad para hacer diversas historias de personajes consumidos por la codicia que piensan que pueden dar el golpe de sus vidas sin que nadie les pille, a lo que añade referencias a diferentes ámbitos de la industria del espectáculo y consigue, de la mano de sus colaboradores, encontrar la manera de que cada episodio no sea el bajoncito y hasta te remueva al final.
Sus intrigas están bien contadas de inicio a final, tanto en cada capítulo como en un final de temporada que sabe atar de forma genial todo lo que le precede. Y ha creado uno de los personajes del año con un perro facha. Tremendo golazo.
6. The Bear (S02)
Cómo intentar hacer que broten cosas de un terreno poco fértil, casi inherentemente roto. Cómo poner algo de control en medio del ataque de ansiedad. The Bear ha decidido controlar su frenético ritmo para tomar algo del reflexivo reposo de series como Ramy, en la que el creador Christopher Storer participó y hasta el propio Ramy Youssef dirige uno de los mejores episodios. Pero ojo, nada de eso significa que haya perdido esa inquietud y esa vitalidad que le caracteriza.
Mientras los personajes intentan descifrar si su búsqueda de propósito tendrá destino o sólo paradas de tren dolorosas, la serie se nutre de un mayor presupuesto para canciones, dirección atrevida (en ocasiones cuestionable, como el amago a lo John Cassavettes del celebrado episodio 6) y permitirse explorar personajes que siempre eran parte importante del corazón de la serie (geniales los episodios 4 y 7). Un puñetazo de vida, explorando cómo la creatividad sólo surge de una sólida red de apoyo, y cierto desasosiego con el capitalismo tardío.
5. Somebody Somewhere (S02)
Uno de los pequeños lugares felices del año pasado sigue tan humana, tan socarrona y tan sanadora como se fue. El perfecto antídoto a ese sabor a mierda que dejó Rain Dogs, entrando con mucho cariño en lo rural y sus gentes sin recursos pero capaz de encontrar un lugar propio. Entra de manera estupenda en las cosas más amargas de la vida con una frescura envidiable y no deja de tener humor chorra que entra muy bien a la hora de comer (bueno, salvo alguna movida de pedos). Cuidado con hacerla de menos.
4. Bronca (S01)
Mientras que Netflix sigue buscando éxitos efímeros, de vez en cuando se cuela en su programación algo que realmente vale la pena y que sorprende. A24 les ha dado su mejor espagueti que tirar a la pared en una inigualable dramedia negra sobre el interminable ciclo de frustración y cabreo que va a ritmo de nu-metal y otras guarradas dosmileras. Personajes complejos que disecciona a gusto intentando depurar su propio cinismo. Genial sorpresa.
3. How to with John Wilson (S03)
Ahora qué haremos con nuestra vida sin John Wilson (volverá, de alguna manera, pero no con este formato). Durante tres temporadas su documental cómico ha explorado las grietas de una ciudad gigante desquiciada por el capitalismo tardío y ha sentido genuina curiosidad por individuos variopintos. La segunda temporada sorprendió con un giro más personal que ayudó a compensar un poco menos de frescura, pero esta tercera logra ser un equilibrio de sus dos predecesoras, con Wilson entregando joyas imprescindibles que ves donde empiezan pero nunca adivinas a dónde te va a llevar.
Y te desarma, te sorprende y te emociona, además de hacerte descojonarte. Capítulos donde decide apuntarse al gimnasio, ver eventos deportivos u observar aves terminan derivando en el estudio de un mundo cada vez más extraño y distorsionado, pero donde siguen habiendo personas que igual sólo necesitan ser escuchadas. Wilson nos permite mirar a distancia desde su ventana, pero sus teclas consiguen que conectes con todo. Es un milagro.
2. Succession (S04)
Jesse Armstrong ha conseguido hacer tan normal las tremendas exhibiciones semanales de su grandísima sátira empresarial/familiar que a poco que se bajaba ligeramente de la excelencia se veía como un bajón a la normalidad y proliferaban hilos de Twitter/artículos en Vulture diciendo "Lo que realmente hace bien Successión es...". Pero realmente Succession hace todo bien, desde caminar la fina línea entre despiezar a gusto a sus personajes y hacerlos interesantes de seguir hasta un glorioso final que ha estado a la altura de su mejor versión.
El salseo de cada semana no ha faltado, y ha sabido sacar lo máximo de todos estos actores para que no cuestiones en exceso si merece la pena que siga ahí metido el primo Greg. Al final, ha sido capaz de mantenerse fiel a sí misma hasta el final, haciendo eventazos de reuniones de accionistas o despedidas de soltero por karaokes destinadas a salir fatal. Cada episodio logra distinguirse por algo remarcable que sucede, y como mínimo uno saca un par de ellos que va a estar recordando durante meses.
Podrían haber durado hasta ocho temporadas si quisieran, que habría sido divertido verles diciéndose obscenidades y demostrando por enésima vez que no son gente seria, pero qué bien que haya decidido irse sin flaquear realmente ni una sola vez.
1. Reservation Dogs (S02 + S03)
Tan rápido como llegó (y nos conquistó) se va una de las series más refrescantes de los últimos años. La vida de estos jóvenes de una reserva nativa ha mantenido una reconfortante excelencia en cómo muestra el camino vital que deben recorrer. Hábilmente reflexiva sin dejar de lado a sus personajes, sabiendo dar las dosis de surrealismo necesarias que están bien integradas a través del linaje y la cultura nativas, y también completamente divertida.
Se nota un mimo y una frescura en cada episodio al alcance de muy pocas series actuales, capaces de llevarte al terror con historias que desconocías (lo de los boarding schools) y reconfortarte mientras te recuerdan a Richard Linklater. Sus dos últimas temporadas, estrenadas este año aquí, han logrado ser siempre algo especial y diferente, además de absolutamente emocionante en sus finales (en especial el de la segunda temporada).
Dentro de unos años se mirará este periodo y claramente se hablarán primero de otras series, pero esta ha asentado unas raíces que pueden tener repercusiones interesantes. Y qué coño, necesarias, no vamos a esperar a que un Martin Scorsese de la vida llegue a los ochenta años para contar historias como estas.