Hi, personicas:
Antes del 3 viene el 2.
30. Donato Dozzy - Magda
Género: Fina Geometría Sonora
El otro día amenazábamos en el Discord de esta casa con una tier repleta de ambient turrero. No será esta vez (que nadie se confíe). O sí. No han faltado ya en estos primeros compases de año producciones ambientales, pero con lo que quizá no se contaba era con que de forma tan temprana saliera ya un disco mayúsculo como este del 'Profesor' Dozzy. Una auténtica delicatessen de electrónica progresiva que muestra su faceta más fina como productor en solitario. Aunque en este aspecto su carrera es más irregular, esto es sin duda de lo mejor que ha sacado en años —con permiso, aún reciente, de aquello de Il Quadro di Troisi, y al loro que hay material nuevo—. Seis temas de festín analógico de texturas, sonidos expansivos y mucha tela que cortar. La más plana es el corte inicial, y aún así, se defiende bien.
Un trabajo por supuesto para cualquier acérrimo de Voices from The Lake —de nuevo, tirando de remember, qué bueno el directo del Mira 2022—, en el que el patrón es el mismo, aquí no hay tu tía. Eso sí, las capas se van mostrando de forma más temprana para llegar al núcleo, a esa parte del tema en el que todos los sonidos y detalles están sobre la mesa. Para ejemplos la belleza de 'Magda' con ese final caleidoscópico, ese toque espacial de 'Le Chasier', que recuerda a los mejores Emeralds y posterior Steve Hauschildt. Es decir, puro regalo de geometría sonora, cuidado y mucho gusto por la melodía a pesar de que se partan de premisas minimalistas. Aunque para espacial; cósmico, el aroma clasicón a lo Tangerine Dream en 'Franca'.
Un disco para ir volando en el tramo final, con los sonidos orgánicos del penúltimo corte y con esa pequeña maravilla, lo mejor del álbum, 'Lucrezia'. Premio selecto para culminar una escucha prácticamente redonda, casi perfecta. Minucioso, directo y con una belleza que exhibe el talentazo del ya veterano Dozzy. Atentos siempre a sus movimientos. Y si son modulares, más. Bonito homenaje a su familia y al mar (Adriático) (Ferraia, directo al excel en la tier del 23 de enero)
29. Aluk Todolo - LUX
género: la jam oscura wolololo
Han pasado bastantes años desde que Aluk Todolo entregasen un disco, aunque parezca mentira. No porque los tengamos siempre presentes, incluso siendo una banda de mucho culto para todos aquellos enamorados de una intersección de sonidos como la psicodelia motorik, el ruido ferviente y el rock monolítico oscuro. Parece mentira, porque es ponerse un disco como LUX y es como si siguiesen todavía con la última jam de su anterior álbum, de hace ocho años.
Los discos de Aluk Todolo son estupendos ejercicios de repetición, de generar hipnotismo y tensión sin que parezca que están moviéndose demasiado. Sus improvisaciones ruidistas atacan con energía vibrante, y no te desenganchas aunque mantengan la ilusión de mantenerse siempre en el mismo sitio durante todo el álbum. No suena quizá demasiado positivo que un grupo siga sonando en la misma onda no ya durante 40 minutos, sino durante buena parte de su obra, pero estos franceses son capaces de tenerte cautivados igualmente. (Black Gallego, directo al excel en la tier del 9 de septiembre)
28. Being Dead - EELS
Género: Unos freaks quieren sonar a campanamuertismo en Austin, Texas
El año pasado, desde Austin (Texas) llegaba When Horses Would Run, el debut de Being Dead, un disco que pasó bastante desapercibido y que sin embargo tenía pequeñas joyitas a mitad de camino entre el indie rock, el surf y el garage. Un conjunto de temas divertidos, inconexos y bastante frescos que, escuchados con la perspectiva, dejaban mono de más. Una continuación que ha llegado este 27 de septiembre con EELS (Bayonet, 2024), un disco que aúna todo eso y más. 16 temas, pero de los de dos o tres minutos grosso modo; en corto y al pie.
El grupo en general, y EELS en concreto es una pequeña máquina de facturar estribillos muy pegadizos, con mucho gusto por la melodía, con esos coros chico-chica pastorales, con un poco de raca-raca y campanamuertismo Veronica Falls vibes, y con ese olor al garageo de la letra pequeña del Primavera Sound de antaño. Ah, la zona de confort. Seguramente el disco tiene el vicio y a su vez defecto de tener demasiadas canciones, lo que puede generar la sensación de algo de exceso. Pero las canciones bien hechas, que son la mayoría, están TAN bien cerradas y en ellas pasan tantas cosas que es una experiencia, al menos en mi caso, obsesiva. Discos perfectos en su imperfección. Ese conjunto de buenos temas supera con mucho el resto; cuando el resto son simplemente temas donde no pasan tantas cosas.
Con este segundo álbum vuelven con un sonido más limpio y mayor registro, pero ya con esa inicial ‘Godzilla Rises’ de garage suave, dueto pop pegadizo y cuando está todo medio acelerado cambian el ritmo al final para desandar lo previo. Es una tónica habitual; imprevisibles, y es una cualidad que hace el trabajo excitante y divertido. De esos primeros compases se puede destacar el raca-raca y esa pulsión campanamuertista de ‘Van Goes’, los coros pseudo sixties de ‘Problems’… O una de las perlas que sabiamente soltaron como adelanto para dejar los dientes largos: ‘Firefighters’. Un arranque a quemarropa que no te suelta y que va elevando —punteos jangle mediante— hasta un estribillo coral redondo que lleva a ese clímax pastoral. Comunión recibida.
Y así hasta el final del álbum, piezas que se te deshacen en las manos, salidas andrajosas, cambios de ritmo dentro de ese marco de indie o garage con ínfulas sesenteras casi de sunshine pop... Líneas que se difuminan y que cristalizan en pequeñas canciones simples pero que podrían amilanar a gente de corazón oscuro en ‘Rock ‘n’ Roll Hurts’. Además, tienen por costumbre cantar bien. Una notable dosis de humor negro, canciones freaks y estertores de lo mejor del garageo de hace unos años revestido de un exquisito gusto por las melodías. Emociones ciclotímicas y con alguna de esas fases de celebrar la vida. Directo al bucle y a nuestros corazones. (Ferraia, directo al excel en la tier del 1 de octubre)
27. Bill Callahan - Resuscitate!
Género: Señores haciendo lo que las canciones les dictan
Cuánto podemos necesitar un directo de alguien que tiene 23 discos. Y cuánto sirve un directo para iniciarse en alguien, y por qué debería ser excel algo que reinterpreta canciones en vivo, donde uno no espera tampoco que cambien demasiado. ¿No es Resuscitate! un disco para fans irredentos, como la mayoría de los directos?
Bill Callahan, el señor antes conocido como Smog, debería gustarte. Es una orden, y hemos venido aquí a controlar tu mente. Resuscitate!, dice Bill, es el resultado de querer documentar los cambios de las canciones: todas mutan desde que se conciben, y en los directos mutan aún más, pero estas en concreto lo estaban haciendo a demasiada velocidad. Antes de que se destruyesen del todo, que supongo que, como a los virus, es lo que pasa a las canciones que mutan demasiado rápido, grabó este directo.
El resultado es GUAU. Acentuando el lado psicodelico ('First Bird'), reforzando primero la potencia Jazz y después el resto de sus caras también, en una versión portentosa de 12 minutos de 'Coyotes', aportándoles textura Velvet ('Partition'), o llevándolas a su cara más rock, casi como si tocase con los Bad Seeds ('Drover')... Callahan y colegas van encontrando de todo por el camino, abandonados a lo que las canciones les dicten que toca hacer, ya sea convertir 'Everyway' en space-folk o ponerse el traje de Leonard Cohen que más apretado les quede, como en 'Naked Souls'.
Joder, me esperaba un disco para pasar el rato y lo estoy disfrutando como si fuera el más importante de este año. (probertoj, directo al excel en la tier del 9 de septiembre)
26. Cassie Ramone - Sweetheart
Género: baja fidelidad de alta intensidad
No tiene buena pinta Cassie: ni la historia que cuenta (mudanzas por todo el país, lucha por vivir sobria, trabajar para Glovos y otras mierdas, "pequeñas hogueras en latas de aluminio"), ni la pinta que muestra en el video que acompaña al lanzamiento en Youtube de Sweetheart, su nuevo disco. Ha pasado casi una década desde el anterior, y algo menos desde que trajo de vuelta a las imprescindibles Vivian Girls, pero parece caminar de derrota en derrota ¿hasta la derrota final? Si es así, dejémosle claro ya lo relevante, importante, que es para algunos de nosotros. Y lo imprescindibles que son sus canciones.
En Sweetheart, además, encontramos a la Cassie Ramone más íntima: sólo aparecen sus ramalazos garageros en momentos muy puntuales, para además ser contrapunto de esa sensación casi fantasmagórica que sobrevuela todas las canciones. Cuando explota la tormenta en el tramo medio de 'They Hide Your Eyes', cuando viene un aluvión guitarrero a barrer la zona final de 'I'm Going Home'. Es en esos momentos donde el disco abandona un clima a la vez dulce y a la vez dolorido. Oyes el monumento Girl Group que es 'Together' y quisieras ser feliz del todo, pero algo en la canción te ancla a otras zonas. Ocurre también en 'Joy To The World', y en todas las ocasiones en las que Cassie aparenta ponerse más ligeras. Hay rayos de tristeza atravesando todo el disco, no sólo con el fuzz y el reverb, sino incluso desde antes de tocar: algo o alguien ha embrujado a estas canciones, y suenan siempre "a algo más" que a lo que se supone.
¿Qué es ese algo más? Quizás sea el fantasma de la infancia: Sweetheart es un disco teñido por ella; Cassie dedica más de la mitad de la nota de presentación del disco a recordar pasajes felices de aquellos años, y en todos ellos aparece la música (un discman en el coche mientras miras por la ventana, a las estrellas; una radio con Adult Contemporary en un lugar en el que no hay nada que hacer). Ese embrujo le quedo para siempre, y a mí el de sus discos.
Sweetheart es otra demostración más de lo mucho que Cassie quiere al Pop y de lo mucho que el Pop le quiere a ella. Porque tiene que quererte mucho para que lo puedas sepultar entre cosas y siempre esté ahí, y no quepa ninguna duda. Sweetheart es una puta pasada en baja fidelidad sonora y en alta fidelidad a la única música que siempre estará a la vuelta de la esquina para embrujarte. (probertoj, directo al excel en la tier del 9 de julio)
25. Caxtrinho - Queda Livre
Género: baila vini baila
Tremenda ironía que uno de los géneros musicales más rupturistas, experimentales y vanguardistas del siglo XX decidiera autodenominarse como "música popular brasileña". La MPB nació bendecida por los hados de la irreverencia y la provocación y allí sigue a día de hoy, poblada por músicos tan expansivos y libérrimos como Caxtrinho. En su primer disco, Queda Livre, todo fluye entre un caos fabuloso: la samba, el rock y la psicodelia se encuentran, se tropiezan las unas con las otras, rompen trastos y cacharros, dejan la casa sin barrer, legan desorden, se marchan al traspiés.
Diez canciones, la mayoría de ellas muy breves, que no son rápidas, pero se sienten rápidas. Caxtriho vive veloz pero toca lento, lo cual realza los contrapuntos de un disco compuesto con delicadeza y tocado de la forma más estridente posible. Eso que sientes es 'Samba Errado': un soplo de aire fresco en la nuca, una sonrisa que se esboza sin querer en la comisura de tus labios. (Mohorte, disco que sí en la tier del 8 de octubre)
24. KRM:KMRU - Disconnect
Género: El dark ambient que harían Mogwai
Uno de los nombres más inspirados y sugerentes de los últimos años en la esfera del ambient y sus derivadas es la del keniano Joseph Kamaru; KMRU. Sus grabaciones de campo inspiradas en su país natal, así como su combinación vocal con unas atmósferas que brillan por sus texturas tardaron poco en llamar la atención. Después de la potente colaboración con Aho Ssan en Limen (Subtext, 2022), ahora llega otra de renombre: con Kevin Richard Martin, The Bug. Atraído e impresionado por el tono de voz y la forma de trabajar el sonido del productor de Kenia, contactó con él, y tras ver la afinidad musical, llega este Disconnect (Phantom Limb, 2024), una obra portentosa, absorbente, de las que rellena todo el espacio. Sin duda, uno de los discos de lo que llevamos del año y una de las piezas más interesantes en el (dark) ambient de los últimos años.
Con el spoken word de KMRU y su sonido, en colaboración con The Bug, sale un álbum de seis temas de mirada larga, de dejar que repose y pase por encima de ti, con un viaje que empieza con trece minutos de 'Differences' donde flota en el ambiente ese sonido lento y épico, sin prisas, que se vuelve trascendental y en el que la voz de Kamaru ejerce como una línea más dentro del engranaje sonoro. A partir de ahí, una epifanía de exploraciones sonoras tan gruesa y acongojante como 'Arkives'. Si Roly Porter ha dibujad el sonido de la explosión de una supernova, Disconnect capta lo que queda después: una masa de sonido y drone que se va volviendo cada vez más rugosa y estridente.
Disconnect trae el talento de un artista 'reciente' como KMRU, ávido de colaboraciones e inquieto por seguir explorando, como muestran sus numerosas producciones desde 2017, y que moldeado por la veteranía y saber hacer de The Bug, llegan al punto de equilibrio preciso. Con la sensación de esas grandes obras que no necesitan de ornamentación en exceso, tan solo saber trabajar adecuadamente. Y que haciendo el paralelismo, tiene ese poder de atrapar y absorber de los Mogwai introspectivos de 'Hunted by a Freak'. Con unos graves para otorgar profundidad, una percusión sencilla, la voz y unos matices que varían poco en segundas líneas, los temas cortos son fantásticos. Del aura de 'Difference' con esa voz que parece una grabación perdida de un universo lejano, al sonido flexible de 'Ark', el disco da para darle muchas vueltas y dejar que te pase por encima. Dejará poso. (Ferraia, directo al excel en la tier del 18 de junio)
23. Beth Gibbons - Lives Outgrown
Género: nos ponemos de pie
Hay pocas certezas absolutas en el universo, pero algunos (escasos) ejemplos existen: todos vamos a morir, una hora tiene sesenta minutos, el Sol es la estrella más cercana a la Tierra y nos da calor, la capital de Italia es Roma y a Beth Gibbons ni se le conocen ni se le conocerán discos menores (vendréis ahora a rajarme de 'Out of Season', pero os podéis largar por donde habéis venido).
La cuestión es que, con toda esta ceremonia, 'Lives Outgrown' supone el debut en solitario de la británica2, con edad suficiente ya para sacarse el carnet de jubilada y matar el tiempo en otro tipo de actividades. En lugar de esto, Gibbons ha parido una obra mayúscula, tan inconformista e incómoda como siempre. Levemente más cercana al pop que sus propuestas con Portishead, pero subrayando al fin la enorme capacidad y carga emotiva de la voz de Beth, esa llamada a la épica como sin darse importancia. Como si 'Burden of Life' se hiciese sin esfuerzo, como si el incomodísimo final de 'Whispering Love' estuviese al alcance de cualquiera. O si terrenos tan inhóspitos como los de 'Rewind' pudiesen ser conquistados por cualquiera con tamaña facilidad.
'Lives Outgrown' es, de nuevo, un disco al que volver siempre. Sé que la mayoría no lo hará. Como mucho cuando echemos la vista atrás y repasemos 2024 a finales de año. Pero la obra de Gibbons ha sido parida para ser disfrutada como en otra época. Para que te encierres en aquel dormitorio en el que te enamoraste de la música, cierres la puerta toda la tarde y te encierres en sus 45 minutos una y otra vez. (Chou, directo al excel en la tier del 21 de mayo)
22. Tren - The Passages Through Space and Time
Género: No es (solo) el minimal techno que esperas. Sube al tren.
Parece que desde Alemania —porque prácticamente todo son suposiciones— llegaba a principios de año esta pequeña joyita, The Passages Through Space and Time, a cargo de Tren, y bajo el sello Not Mean to Happen, que parece evidente que es del propio Tren. Un/une/unes productor(es) que mantiene(n) en el anonimato sus creaciones. Con el mismo misticismo que hay detrás de su música encontramos un sonido magnético, fino, cuidadosamente elaborado; una producción de guante blanco de la que poco más se sabe, salvo lo que entra por el pabellón auditivo. Es decir, lo que importa. Detrás de sus nueve temas hay pequeñas pulsiones de minimal techno, sutiles como los propios susurros de 'Scalar' o de 'Essays in Idleness'. Melodías que recuerdan a la factoría Giegling por ese trato sutil, con mimo, y elegancia, de cada pista. En el caso de Tren, con ese extra de robo de guante blanco. Nadie puede saber qué o quién hay detrás. Tan solo que ha pasado.
Lo principal es que trascienda el mensaje, la música, que con ese título tan evocador acompaña perfectamente la narrativa del álbum. Unas veces con ese minimal techno, otras más centradas en atmósferas de suaves pinceladas house que se van soltando y que dan ese toque de orfebrería. Como esa portada de patrimonio italiano. En plena época de contaminación comunicativa, de obsesión por trascender y llamar la atención, trabajos como este de Tren, tan desapercibido, van en la línea contraria. Un oasis. Una oda a centrarse en lo importante, en el mensaje, sin mayores pretensiones. Recuerda, aquí no hay nadie. Aquí no ha pasado nada. Not Mean to Happen. Solo 42:27 minutos de viaje evocador, balsámico. A veces con más capas y detalles de los que parece a primera oída. Una joyita de 2024. (Ferraia, directo al excel en la tier del 2 de julio)
21. Bab L' Bluz - Swaken
género: si Goat se inspirasen en Marruecos
Por supuesto nos cayeron bastante en gracia grupos como Goat, que desde una perspectiva de psicodelia festiva y ritual (y muy extranjera) tomaron las riendas de lo que muchos llamaron la world music, que es una manera de englobar los diferentes estilos tradicionales y folklóricos en los que se inspiraron. Pero claro, se podría cuestionar que nos resultase más fácil entrar en esa propuesta de unos suecos que de gente autóctona, con menos medios y difusión. Pero poco a poco va cambiando eso.
Ahora podemos comentar y disfrutar con bastante tranquilidad de cosas como el segundo disco de Bab L' Bluz, una banda marroquí que nos ofrece esa psicodelia bluesera y electrizante cruzada con instrumentos y ritmos del Norte de África. Y suena realmente sensacional. Los 11 cortes de Swaken rezuman vitalidad, fuerza, urgencia y frescura, fascinando con un eclecticismo que se integra de manera plenamente natural, siendo una sólida plataforma desde la que vuelan canciones deslumbrantes.
Por supuesto, te vas a sentir muy guay por escuchar algo así de exótico, aunque realmente te has allanado el camino por ser fan de gente que ha experimentado con ello, como los King Gizzard o Altin Gün, y esto simplemente es saltar al siguiente nivel natural. No cambia que lo que hacen Bab L' Bluz es totalmente acojonante, uno de los discos de guitarras más potentes y alucinantes de este año. (Black Gallego, directo al excel en la tier del 21 de mayo)