Los mejores discos de metal de 2022
Ordenados en cómodo ranking para rendir homenaje a Satán.
20. Pyrithe - Monuments to Impermanence
Es curioso que al sludge más elaborado y atmosférico no lo hayamos llamado post-sludge, sino que nos hayamos conformado con la etiqueta de "post-metal" porque nos venía de miedo para ligarlo al emergente post-rock. Quizá no lo estábamos guardando para cosas como lo que hacen Pyrithe, que se pasan por completo el sludge metal, volviéndolo intrincado y dándole todas las vueltas posibles sin llegar a hacerlo progresivo.
Quizá podríamos hablar de alguna referencia hacia los primeros Mastodon o Baroness, cuando todavía eran muy brutos, pero eso no alcanza a definir todo lo que esta banda de Pittsburgh prueba en este Monuments to Impermanence. Canciones de estructuras volubles, de arranques portentosos y frenadas que te descolocan. Toques avant-garde, pero para hacer el conjunto más intenso y demencial, no para dar pasajes más reposados. El disco es todo un pelotazo ruidero que no sabes del todo cómo has salido vivo de la experiencia, pero no te importaría repetirla. No vais a encontrar muchos discos que suenen así este año.
19. Blackbraid - Blackbraid I
Black metal melódico y pagano con influencias de folklore indígena de Estados Unidos. Lo tenemos que meter casi de manera obligada en esta sección, ya tan solo porque da para hablar del Panopticon nativoamericano. Aunque ojo, porque el debut en largo de Blackbraid ofrece una pericia técnica y unas composiciones vibrantes que entusiasmarán a los más clásicos.
Un bien hilado equilibrio con el que Sgah'gahsowáh marca un fascinante camino para el metal extremo norteamericano. Uno que consiga expandir las posibilidades del género mientras siga sonando como un puto cañón todo el rato. Vamos, el Panopticon nativoamericano.
18. The Otolith - Folium Limina
La introducción de cuerdas orquestales ha sido tratado con mucho cuidado en el metal extremo porque rápidamente puedes caer en Lo Prog™ que te lleve de manera irremediable a lo hortera. Por eso lo vemos más en grupos de black/death de ambiciones técnicas, no tanto en un grupo doom como The Ololith. Lo mejor es que hacen una jugada lujosa que llega a término.
Folim Limina es un disco inmenso y ambicioso, de sonido exquisito que se integra bien en la pesadez inherente al grupo. Las melodías van bien hiladas, hay detalles post que no caen necesariamente en el cliché y las composiciones tienen miga que vale la pena rascar con repetidas escuchas. Es una de las sorpresas de la temporada, y veremos si no llega a más.
17. Ernia - How to Deal With Life and Fail
Pero si queréis grindcore del bueno, sólo tenéis que ir a Logroño y disfrutad del segundo álbum de Ernia. Los riojanos exploran del todo la violencia del deathgrind, incorporando también pequeños detalles técnicos enriquecedores sin necesidad de caer en la pretenciosidad prog. De hecho, temas como 'Room Full of Paper Cranes' muestran lo bien medido que tienen todo y como pueden sacudir lo más profundo de tu sistema nervioso. Hasta hacen memes de sus discos que valdrían casi como reseñas nuestras. Muy a favor de su movida tan picante como pincho de sardina con guindilla.
16. Gevurah - Gehinnom
Después de haber perdido a Mizmor para la causa con su descenso a la espiral de la abstracción ruidosa, está bien que Gevurah decida coger el testigo para la causa del black metal judío. Eso sí, aquí hay menos coartadas intelectuales, menos desvíos a sonidos como el sludge extremo o el noise. Black metal puro y duro, intenso además de urgente, que saca el provecho de cada minuto en el que se está tocando. Gehinnom es un cañonazo de entidad.
15. Aeviterne - The Ailing Facade
La irrupción de las bandas de death metal técnico y disonante está generando unos herederos de gran nivel. Podemos sumar a la lista a los neoyorquinos Aeviterne, que van a ser del gusto de los que disfruten de las atmósferas abrasivas y expansivas de Ulcerate y similares.
En la propuesta de su debut en largo encontramos también espacio para detalles de black metal y de sludge, muy finos pero bien integrados en unas canciones que hacen un fantástico balance entre texturas mugrientas, disonancias perturbadoras y contundente punch extremo. Cada tema se nota fantásticamente trabajado, dejando un conjunto formidable sin puntos realmente bajos y que no deja de ofrecer matices interesantes. Un portento.
14. Besna - Zverstvá
El blackgaze cayó por su propio peso, pero no porque no diera más de sí, sino porque abundaron una mala cantidad de grupos clónicos que causaron su muerte prematura. Los eslovacos Besna muestran que se puede todavía mover la portería de ese estilo "bonito" de música extrema con detalles progresivos, algún toque neo-folk ligero que envuelva en la oscuridad de la noche, y una formidable manera de desarrollar composiciones. Su debut en largo es toda una exquisitez de cabo a rabo, conjurando desde su lengua materna increíbles relatos mitológicos que son propulsados por riffs candentes y melodías deslumbrantes.
13. Tómarúm - Ash in Realms of Stone Icons
Con miembros de Proliferation y Spectria, surgen de Atlanta estos Tómarúm -sí, el nombre parece islandés, pero porque realmente lo es- que vienen a darle un girito progresivo y melódico al black metal. Ambiciones fastuosas para este debut Ash in Realms of Stone Icons, que consiguen algo realmente elegante y demoledor. Hay detalles que pueden evocar a unos Ne Obliviscaris o incluso unos Cynic blackers, lo cuál es bien, aunque su rollo mayormente instrumental puede quedarse algo cojo. Pero es muy potente esto.
12. Daeva - Through Sheer Will and Black Magic...
El disco con más papeletas de parecer haber sido facturado en uno de los siete círculos del infierno. La portada del primer largo de Daeva no puede presagiar mejor el grotesco y extremo espectáculo que se avecina, desatado desde una 'The Architect and the Monument' que parece recuperar ese extremismo thrash que destilaban los Slayer de Reign in Blood.
Los detalles black hacen más extremo el ejercicio, aunque lo cierto es que lo que hace la banda de Philadelphia con Through Sheer Will and Black Magic... es una de las cosas más monumentales y disruptivas del thrash metal en bastantes años. No diremos Power Trip porque realmente juegan a otra cosa, pero su carácter arrollador y desgarrador sin duda esta a un nivel así de altísimo. Muy top.
11. Kardashev - Liminal Rite
Después de un modesto EP que ya cubrimos anteriormente en esta sección, los americanos Kardashev llegan con un segundo disco que puede ser una de las revelaciones del año. Tomando una base de metal progresivo extremo, con matices de deathcore, la banda de Arizona juega también con lo post y lo atmosférico para expandir su sonido. En este Liminal Rite incorporan también unos matices melódicos poco metaleros, muy cercanos al shoegaze, que enriquecen mucho la propuesta.
Estamos ante un disco ambicioso por lo sonoro, por la construcción de las piezas -manteniéndose en una duración medianamente razonable y accesible a pesar de su tendencia a la expansión- y por extensión, cercana a la hora. Es posible que sean demasiado nicho para poder colarse en el mainstream, pero no faltan elementos accesibles para que sea una propuesta de metal extremo que se cuele en varias listas alejadas del género. Y en su caso no es algo negativo, sino que habla bien de cómo han dado con un sonido y unas piezas tan remarcables que deberían pasar fronteras. Unos Pallbearer del prog death.
10. The Halo Effect - Days of the Lost
No esperábamos un regreso tan fuerte del death metal melódico puro, del de Göteborg. The Halo Effect junta a varios músicos de In Flames, incluyendo al cantante Jesper Strömblad, con Mikael Stanne, antiguo de HammerFall y líder de Dark Tranquility. Una jugada para hacer con el sonido sueco lo mismo que hicieron Bloodbath con el death metal trallón en su momento, juntando grandes veteranos para hacer un trabajo arrollador, clásico pero no consumido por la nostalgia.
Hay vigor, hay piezas asombrosas y hay exquisitez en cada rincón del álbum, haciendo de Days of the Lost una increíble reverencia a una de las escenas más vitales del metal extremo que han habido en la historia. Vamos, que hay que escucharlo.
9. Gaerea - Mirage
Black metal atmosférico que UltraSÍ. Los portugueses Gaerea hacen una increíble reivindicación de las raíces y de la faceta más cruda del género con un tercer disco que arrolla, que deslumbra, que suena de escándalo. Porque rescatar no es sinónimo de retozar en nostalgia, ya que aprovechan las tendencias y producciones modernas para darle lustre a unas piezas tocadas con brío, con intención bien empleada en cada riffs abrasivo o cada melodía que se cuela. Disco que suena a catarsis en cada minuto.
8. Chat Pile - God's Country
Ahora que es mejor dejar kilómetros de distancia con Daughters, es hora de buscar reemplazos para su desgarrador y potente combo de ruidera punk y casi metalera. Y qué cosas, parece que ese viene de Oklahoma, con el debut de Chat Pile arrollando sin piedad. Su martillo pilón de industrial, noise y algo de sludge es un sustitutivo de gran nivel, nada de placebo, con detalles también de los primeros Godflesh que añaden dimensiones a su sonido. Tan brutal como desagradable, God's Country es una de las sorpresa de la temporada.
7. Messa - Close
Los italianos Messa llevan un tiempo atrayendo miradas en el metal underground gracias a un doom metal de buena factura, mostrado en discos como Feast for Water. Cuatro años después de esa referencia, han regresado con intención de poner todo un poco patas arriba con Close, que está empezando a atraer miradas de sectores no habituales. Ayuda que en este nuevo disco no se anclan a una concepción tradicional del género, sino que lo están expandiendo en todas direcciones posibles.
El sonido de Messa tira de los clásicos del doom, pero esta vez miran un poco más atrás explorando referentes setenteros de la psicodelia pesada y el occult rock. No lo hacen con intención nostálgica, sino como punto de partida para incorporar elementos menos tradicionales, como dark jazz, metal atmosférico y más que enriquecen increíblemente el estilo. No son diferencias que resalten en una primera toma de contacto, pero conforme vas entrando en el álbum estos detalles se van desplegando ante ti, vas encontrando rincones singulares en sus composiciones y te va quedando claro que están haciendo algo inusual. Y es interesante.
Dar pasos atrás para mirar hacia adelante. Messa encuentran pliegues y esquinas que no habían explorado pero estaban ahí para ser recogidos. Lo hacen también con un trabajo que se muestra algo desafiante de primeras (más de una hora de duración, con 10 temas donde casi ninguno baja de los seis minutos), pero que luego va entrando de maravilla. Encuentran un perfecto equilibrio entre una propuesta fresca que además sea accesible para oídos poco habituados, gracias a una instrumentación exquisita, una construcción de atmósferas impecable y la hechizante voz de Sara Bianchin. Podemos estar ante una obra realmente trascendental.
6. Ultha - All That Has Never Been True
Los germanos Ultha están sonando muy fuerte en la escena del metal extremo gracias a un black metal atmosférico, a ratos derivado hacia lo melódico, que es enriquecido con elementos externos al sonido pesado. SU nuevo All That Has Never Been True hace progresiones adecuadas en esa vía, al mismo tiempo que mantiene un cuidado equilibrio con las partes más black. En los momentos donde pega fuerte muestran un formidable nivel.
5. Wilderun – Epigone
El grupo americano sigue encontrando maneras de actualizar el legado de Opeth -incluso de los Opeth más recientes- así como del Devin Townsend Project que también gustaba de enriquecer el meta progresivo por varias bandas. Temas como 'Passenger' son una delicia por su magnífica construcción, con sus puntos desbordantes y extremos dando paso con fluidez a la fastuosa melodía sinfónica tratada de manera exquisita. Ese corte representa los mejores momentos de Wilderun en el disco, mientras que la ambiciosa suite en 4 partes de 'Distraction' representa mejor la experiencia completa del disco: rica, interesante y satisfactoria incluso siendo inconsistente.
4. White Ward - False Light
A los ucranianos White Ward ya los tuvimos en el radar con su interesante debut Futility Report. Ahora, cinco años después de aquel trabajo, llegan con un tercer disco que confirma todas las promesas. False Light es un disco de black metal meticuloso, que explora todos los espacios en los que crecer otorgarle cierta sofisticación oscura.
Encontramos detalles algo avant-garde, algo colindantes con el progresivo, pero sigue siendo ante todo un disco abrumador desde la vertiente atmosférica. Sus desviaciones jazzísticas dan un distintivo toque a su estilo, que está mejor ensamblado que nunca y da pie a mejores construcciones -y hasta canciones-.
3. Cult of Luna - The Long Road North
Ya son más de 20 años de andadura, pero Cult of Luna siguen desafiando al anquilosamiento y a la pérdida de frescura. Resulta casi imposible, teniendo en cuenta que hablamos de un grupo de post-metal, uno de los estilos que más fuerte pegaron pero que menos tiempo tardaron en quedarse estancados. Muchos de su generación ya no sobreviven, mucho menos son capaces de mantener unos niveles notables de verdad -nada de sietecomacinquismos-. Y ellos, mientras tanto, nos vuelven a impresionar con The Long Road North.
La clave, quizá, es que los suecos no se vieron nunca como abanderados de una manera de entender el metal, sino que el metal es un vehículo en el que introducir sus distintas inquietudes, un elemento vertebral sobre el que construir expansivos ejercicios avant-garde -que no se sienten como tales, porque tienen ese don pop para presentarlos de manera accesible y poderosa-. Si cogemos The Long Road North vemos claras diferencias entre lo que practicaban en sus orígenes, pero el grupo se sigue sintiendo el mismo.
El disco muestra que Cult of Luna tienen un estilo bien definido, y sobre él pueden introducir nuevos elementos o ir recuperando cosas que probaron en el pasado -hay muchos detalles que recuerdan al Mariner con Julie Christmas-. También nos apabulla con una serie de composiciones brutales, que transitan de maravilla entre el músculo pesado y la atmósfera contenida, que te transportan a la perfección y, eventualmente, te destrozan cuando deciden golpear. The Long Road North es otra muestra de su compromiso con la excelencia, de hacer discos tan familiares como gratificantes e interesantes, de seguir explorando cuando la mayoría se encalló hace varios kilómetros. En definitiva, de ser un grupo esencial.
2. Brutus - Unison Life
Algunos ya teníamos en el radar a los belgas Brutus por dos tremendos discos de post-hardcore con tendencia metalera y atmosférica muy bien llevada. Pero lo de Unison Life es la clase de salto de gigante que debería ponerlos en el mapa, porque han sacado uno de los discos revelación que pasa de haces cosas buenas con elementos familiares a uno de los sonidos más potentes y frescos del momento.
No es que deje de sonar familiar, pero la manera en la que emplean los sonidos se desmarca de lo previo y de otros grupos punk-metaleros. Han abrazado un fabuloso músculo compositivo pop que forja unas grandes canciones a las que el sonido sirve, no al revés. No es sólo madurez, es abrazar un enfoque personal que les convierte en un grupo más interesante, más enérgico y con más cosas que contar.
Sus canciones se mueven en duración media, ni muy cortas pero tampoco largas, y aun así en cada una de ellas caben multitudes. Los cambios dentro de las canciones están fabulosamente medidos para engrandecer, logrando que no choque con esa ambición de crear himnos tan estruendosos como íntimos. Un equilibrio aparentemente contradictorio pero que Brutus han conseguido dar forma en un disco grande digno de celebración.
1. Ashenspire - Hostile Architecture
Este año no ha habido revelación más potente que la de Ashenspire, conquistando tanto el mundo del metal underground como el de aquellos curiosos que eligen mirar desde la distancia. Su manera de abordar el black metal desde lo abstracto y las atmósferas avant-gard encuentra muchas similitudes con la nueva generación británica del club de lectura de Slint (sabéis, los Black Country, New Road, Squid, y compañía que revuelven las entrañas del art-post-post-post-punk).
Aun así, ganarse el mote de “Black Metal, New Road” no les causa perjuicio o acabar perdiendo prestigio metalero. Hostile Architecture es uno de los trabajos de metal abstracto y ambicioso más deslumbrantes que se han escuchado recientemente, encontrando todas las vueltas posibles que darle al sonido y elaborando piezas magníficas que te van absorbiendo poco a poco, incorporando de la manera más orgánica instrumentos como el saxofón, el violín o el dulcémele sin que quede (demasiado) estomagante por pretencioso.
Es puramente metal a base de salirse continuamente de él para trastocar sus cimientos. La clase de disco que encuentra nuevos y excitantes caminos para un género que siempre encuentra voces frescas como es el black metal, prometiendo un gran futuro mediante un presente demoledor. El gran hallazgo del año.