Los mejores discos internacionales de 2025 (I)
Los discos del año, ordenados en cómodo ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas:
Como cada año, el primer día después del Puente de la Constitución sirve para que en Hipersónica comencemos nuestro repaso anual. El día en el que firmamos la paz y elegimos los excels de los excels.
Ya sabéis que los repasaremos a diez por día. Si las listas sólo deberían servir para descubrir los discos guays que se te pasaron por alto, y no para esculpir el absurdo canon occidental (¡cómo si no se nos han quedado sin escuchar algunos discos gigantescos que, en breve, descubriremos y serán también lo mejor de este año!), ir tan despacio nos permite:
tener tiempo de sobra y dedicar a cada tanda la atención que se merece;
evitar así la sensación de que los puestos del 50 al 11 no valen tanto como el top 10;
que cada uno de vosotros pueda al menos descubrir algo que a nosotros nos ha flipado, pero aún no habíais tenido tiempo de escuchar.
No os metemos ni publicidad ni mierdas de ningún tipo, así que no tenemos otra razón que la que os decimos. Pero si queréis, y pensáis que todo esto es pedir demasiado casito, podéis esperar al sábado, día en que la lista quedará completa.
Y ya de paso, si queréis que Hipersónica siga viva un año más, no olvidéis suscribiros:
50. Seph - Fiera
Género: IDM cubista
En la última tier del año pasado, al borde de la bocina, hablábamos del segundo trabajo del argentino Sebastián Galante, Seph, por su regreso al formato larga duración catorce años después. Séptimo Sentido era un álbum de IDM finísima, muy bien hecho, publicado a través del sello catalán Lapsus. Solo un año después llega ahora Fiera (Insurgentes, 2025), aunque grabado entre 2022 y 2023, con un disco que sorprende sobremanera por cómo entra a degüello en muchas de las puertas que se están abriendo estos últimos años desde los puntos ciegos que se generan entre el techno y la IDM. Si Séptimo Sentido ya era un mazazo para las producciones IDM de piloto automático, Fiera es una obra que permea muchos más estilos, tejiendo una compleja red que se hace fuerte en sus rítmicas, a veces con ritmos rotos, y en sus matices, acompañando siempre en ricas ambientaciones que genera de fondo.
Tras un primer tema glitchiano, es fácil oler en ‘Ascent‘ las nuevas formas a las que se están abriendo otros trabajos como el de Barker de este año, pero no solo eso. Con el ambient dub de ‘Cybervena’ con toda esa textura que juega en las pistas secundarias, o la dureza con la que pega en ‘Renew’, hay ecos de la austeridad en abordar la melodía de Alva Noto, o la cirugía obsesiva en los breaks de Skee Mask. Un disco corto de ocho temas, pero con una riqueza tremenda de inicio a fin. Una sorpresa mayúscula en la que Seph entra con el sonido de vanguardia en vena con una exhibición en todo: rítmicas, detalles y refinado gusto en los detalles. No sé si creando escuela, pero desde luego, mostrando hacia dónde están yendo los sonidos actuales y de futuro, con un empujón importante, rompiendo los postulados tradicionales de los géneros que aquí va tocando. La descomposición cubista de esquemas rígidos. (Ferraia, Excel en la tier del 17 de junio)
49. Snõõper - Worldwide
género: John Dwyer lloraría orgulloso
Hacer punk abiertamente atolondrado, jovial y decididamente lúdico es algo que te vuelve bastante divertido, pero igual no te vuelve prioritario al mapear lo esencial de un año. Osees es un grupo que logran esquivar esa losa, aunque sea a base de reinventarse a las bravas sin que parezca que se muevan del sitio. Pero es un grupo que ante todo entusiasma por cómo suenan a montarse en una montaña rusa. Snõõper puede parecer que tienen menos cintura que ellos, pero sin duda quieren hacer que te sientas como te has subido al Ratón Vacilón.
Con un pulso más costa este, pero con el punk garagero por bandera, Worlwide es un disco que ametralla todo el rato con canciones que parecen todo el rato la misma, pero en el fondo es porque te lo pasas en grande con todas. Snõõper llevan aún más lejos su habilidad para condensar energía desbordante a través de los canales del reproductor, manteniendo el esfuerzo continuamente durante 28 minutos sin que se les corte la respiración ni tú te agotes antes. Eso incluye la versión de los Beatles. Es, en resumen, una puta pasada. (Black Gallego, Excel en la tier del 7 de octubre)
48. Ty Segall - Possesion
género: exhumando el pasado para resucitar
Al sacar Manipulator hace ya más de diez años (flipas, ya ha pasado tanto tiempo), se quedó la sensación de que Ty Segall había dicho todo lo que tenía decir justo cuando estaba empezando a despegar del todo. Desde entonces el que era niño bonito de la escena garagero-psicodélica empezó a distanciarse del pop para perderse parcialmente entre trampantojos y cierto ensimismamiento. Incluso sus mejores momentos desde entonces acababan siendo una derivación menor de lo que ya conocido.
Es por ello que hay cierta tensión a la hora de dejarse llevar por el entusiasmo con Possession, disco donde suena fresco e inspirado de una manera como hacía tiempo que no se le oía. ¿Es posible que haya vuelto a dejarse tocar por la varita? ¿Le estamos dando quizá demasiado crédito por hacer algo familiar aunque no una repetición consciente? Son cuestiones entendibles, pero Segall aquí se despliega con un disco que suena liberado además con ánimo de hacer de nuevo canciones como él sabía. No las hace, eso sí, desde la pura efusividad fuzz, sino que decide explorar toda una tradición de pop refinado y no inmediato que incluye desde los Kinks que transicionan de los sesenta a los setenta hasta los Beach Boys o incluso los hitos del glam rock.
Hay espacio para las sinfonías, pero no con ánimo operístico u hortera, sino que están siempre al servicio de unas canciones que suenan desacomplejadas y genuinas. Pocos jitazos inmediatos, pero sí que dota a todos de una artesanía que permite un diálogo fluido y orgánico en todo momento. Es un disco que recuerda a un Segall inspirado de antaño, pero sin copiar desesperadamente lo que estaba haciendo en ese momento, sino que aplica una madurez bien entendida que da nueva vida a lo que es capaz de ofrecer. (Black Gallego, Excel en la tier del 3 de junio)
47. Gelli Haha - Switcheroo
género: bailar mirando a los accidentes
Con el calor apretando por el verano, recurrir a la música electrónica más bailable es tan necesario como tener a mano un vaso de agua fresca o un ventilador. Incluso los más monóculos tienden a dejarse llevar un poco, aunque sean con full edits de 7 minutos y medio. Es momento de complicarse poco y disfrutar al máximo. Gelli Haha está de acuerdo, pero también cree que es momento para dejar que la inquietud también fluya en la pista de baile.
Desde su portada vemos como Switcheroo presenta un bombardeo que es colorido al máximo y también desprende energía extraña (que recuerde a Isabel Díaz Ayuso no ayuda). Sus canciones se colocan en una onda similar, con ritmo y euforia que son ligeramente cortadas por alguna distorsión chillona, algún efecto que te pilla a contrapié o hacer más irritante las líneas vocales. En resumen, es como si Peggy Gou decidiera que también le gusta mirar en los accidentes.
Lo increíble es que funciona que te cagas, y estás tarareando ese “tir a misss uuuuu” en ‘Tiramisu’, o estás dándolo todo con cosas como ‘Spit’. Ese punto retorcido que está a la vista, pero no terminas de ubicar del todo, es lo que termina dando especial carisma a un disco que tiene ritmos muy vivos y adictivos de por sí. A tope con ella. (black gallego, excel en la tier del 8 de julio)
46. Blawan - Sick Elixir
Género: You have been amnesiascannered
Durante años Jamie Roberts ha sido sinónimo de zapatilla, amigo de torpedear oídos propios y ajenos con bombas que llevan tatuado en su ensamblaje el sonido de Birmingham (la industria al otro lado del Atlántico también inspiran). Pero todo ello ha convivido siempre con un technarro que también ha sido amigo de texturas, de acercamientos a pasajes más minimalistas, acidorros o saliéndose por la tangente con el UK Bass. Una suerte, relativamente, de domesticada sonora para tirar menos de los misiles-tierra aire y jugar más con el retorcimiento de sus sonidos. Algo que lleva al extremo en su segundo LP, que llega siete años después de su debut. Dice Blawan que este es un disco que expresa todo lo que tiene dentro, a nivel sonoro y personal. Y desde luego, a nivel sonoro es irreprochable.
De todas las salidas posibles, el productor de Doncaster se ha ido por la más extrema, acorde a los tiempos que vivimos. Un detritus sonoro que en primer lugar nos lleva a pensar en el que aplican Amnesia Scanner. Mucho hay en común de sendos discos en el plano conceptual, más justificables en esto de Blawan. Capta el zeitgeist actual con un disco que puede ser puro caos por las aristas que enseña en cada tema, pero que no escapa a las tendencias en boga de estos años, ni renuncia a una composición trabajada, quirúrgica, para ser capaz de captar un espectro del witch house en ‘Weirdos United’, o el neo reguetón que trajo Arca en la fantástica ‘Rabbit Hole’ o ‘Creature Brigade’.
Así, Roberts pasa de la zapatilla sin concesiones a un Deconstructed Club, donde convergen estos sonidos rugosos y postindustriales y a menudo un mensaje político por la desafección o la opresión del productor que jugaba en estas coordenadas. A intentar pensar un futuro que tal y como está es casi impensable. Un disco fantástico, loco, pegajoso, de los que atrapa, te sacude y no suelta. También con algunos momentos para aquellos temas balísticos, como ‘Casch’. Una auténtica sobrada de estímulos y talento. De los imperdibles de este año. (Ferraia)
45. Barker - Stochastic Drift
Género: Modernismo y fractales
Durante la pasada década, el dúo formado por Barker & Baumecker (Sam y Andy, respectivamente) fue uno de los proyectos más estimulantes en lo referente al ambient/dub techno. Con un excelente equilibrio entre los armónicos, el sonido orgánico y ese sello alemán, austero y sofisticado, que aportaba Baumecker. Ahora, seis años después de su debut en solitario, Baumecker se adentra todavía más en los armónicos y en el desarrollo de la melodía, pero parece, voluntariamente o no, que absorbiendo durante este tiempo parte de ese lienzo que aportaba su compañero alemán. Tampoco es casual este sonido ni que esté afincado en Berlín.
Stochastic Drift es un disco ensimismado en la geometría, en un cierto minimalismo que dibuja sofisticación a través de sonidos angulares (’Difference And Repetition’) que recuerdan a Oval. Un sonido puramente modernista, de vanguardia, en la que traza una intersección entre la IDM y todo lo que orbita alrededor del techno. No solo en esas aristas ambient o dub que dan valor añadido más allá del músculo, sino en las emociones y la dopamina, aunque no haya bombos, como en ‘Reframing’ y el trance que subyace.
Una bella interpretación que sale de un pasado más rítmico y centrado en la pista —como el debut como dúo y parte de lo que vino después—, con una suave evolución a terrenos de vanguardia sin necesidad de requerir del bombo. Jugando, a nivel de conceptual, en un espacio muy cercano a Alva Noto, pero marcando su propio camino, sin marcadores rítmicos claros. Aunque la parte más claramente ambiental tiene menos interés por ser zonas comunes, hay muchos quilates cuando se adentra en patrones más complejos. En los fractales de ‘Cosmic Microwave’ (¿no es esto heredero del Tour de France de Kraftwerk?) o ese inesperada salida jazzística al final, Barker se acerca, por ahora, a su propia cúspide en solitario. Donde las etiquetas desaparecen para dejar paso al arte sin trampa ni cartón. (Ferraia)
44. Star 99 - Gaman (我慢)
Me hace mucha gracia ver en algunas críticas de Gaman (我慢), el segundo disco de Star 99, el concepto Hard Twee. Porque, en realidad, esa zona es la que siempre pisaron, bien acelerados Los Campesinos!. A ellos, por cierto, guiñaban Star 99 en el título de su primer EP, My Year in Lists (2021)
Sin embargo, Star 99, quizás por su herencia californiana, no pueden evitar arrimarse a otros soles, más powerpoperos. Gaman (我慢) es una buena batidora de indie noventero. Puede que a veces si se acerquen a esa zona deliberadamente naif, como en ‘Brother’, pero como grupo suelen pisar muchísimas más veces el césped de los Dinosaur Jr. más poppies y menos guitar-hero.
Dicen las notas de prensa que Star 99 son cuatro amigos íntimos: Saoirse Alesandro (voz principal), Chris Gough, Jeremy Romero y Thomas Calvo, a quienes se sumó Aidan Delaney para Gaman. Son de San José, y a veces les baña el sol y el surf, y otras veces, bastantes, parecen metidos en el mismo sótano eterno del que siguen saliendo canciones a la izquierda del todo del dial.
Hay mucho ruido pegajoso aquí, ideal para volver a recibir al sol e ir anotando ya las canciones del próximo verano. En 25 minutos, además. Para que siempre quieras darle una y otra vez. Ah, y ‘Pacemaker’ es la mejor canción apócrifa de Lemonheads. (probertoj, en el Frikexín #21)
43. Kind Skies - Echo
I wish I could play in a Metallica cover band
I would play all day to the orphans on a catamaran
We would play and sing all day
They would sing and dance all night long
And they asked, are you ok
And I said, yeah I’m fine
And they wanted to sing all day
And dance all night
El Frikexín tiene cero interés en que las bandas aquí presentes no se hagan ricas y su firmante desearía que la música que a él le gusta le gustase más aún a todo dios, incluso aunque eso le obligase a ser más gruñón. Con esta frase me evito la sospecha de traeros un disco que tendréis dificultades para encontrarlo en streaming, pero que merece la pena que lo busquéis y lo escuchéis. Conscientemente, como siempre tendríamos que haber hecho.
El Echo de Kind Skies, su debut largo (no mucho más largo que sus EPs previos, pero no les enmendaré yo la plana), me recuerda a momentos tan felices como cuando Sebadoh abrazaron el folk mientras aún habían olvidado apagar el pedal. O aquel en que Pavement se preguntaban a sí mismos por el country.
El cuarteto de Lexington se ha autopublicado un disco que se ha convertido con diferencia en mi favorito del mes de agosto, 26 minutos de indie-rock estadounidense de buenas melodías mal afinadas, bases poderosas y voces que a ratos parecen querer cantar junto a Willy Toledo el bueno el furro.
Es pequeñísimo, y me flipa. Yo qué sé. (probertoj, en el frikexín #23)
42. Panda Bear - Sinister Grift
Género: y yo caí enamorado del pop juvenil
Tenía que pasar. Todos los Reset, el original y los demás, apuntaban a una idea clarísima, que en el fondo también había sobrevolado varias veces la obra de Panda Bear pero que se había difuminado: el amor al pop eterno y veraniego, juvenil, vive en el corazón de Noah Lennox. Y, de vez en cuando, la llama se enciende a lo bestia.
Reset, al final, sí que reinicia por completo a Panda Bear. Si siempre he mantenido que el imprescindible Person Pitch fue “los beach boys que seguían cantando aunque la ola se los hubiese tragado”, ahora vuelven a sacar la cabeza de debajo del agua, el pelo lleno de arena, y el bañador movido. Y en ese transcurso de hacer como si nada hubiera pasado mientras desde la playa mucha gente te mira es desde donde Sinister Grift nos canta.
No hay nada malo aquí: cuando busca el hit, los tiene en forma de joyitas eternas (qué apertura es ‘Praise’, ¿eh?). Cuando se pone en modo medio tiempo, nos descubre lo muchísimo que aprendió de escuchar los discos de doo-wop que dieron vida a los sampleados de Reset.
Hay hermosura, intimidad (no sé, no me acabo de creer que Lennox haya firmado ‘Elegy for Noah Louh’), dobles sentidos y triples lecturas (sí, el título no es sólo de boquilla, del mismo modo que en el disco con Sonic Boom de repente te encontrabas oyendo una disección del final del amor y del matrimonio), canciones inmensas y psicodelia pequeñita.
Créetelo: Panda Bear ha firmado otra vez un EXCEL. Quizás SU EXCEL. No sólo eso: a mí ya me tiene en el furgón de disco bonito de la década. No me pidáis que no sobrerreaccione, coño. (probertoj, Excel en la tier del 11 de marzo)
41. TREN - Tears of Things, Sorrows of the Universe
Género: El tren entra en nuevas vías
Hay discos buenos, buenísimos, y después están esos trabajos que cumpliendo esos parámetros, cumplen con la célebre frase de Schopenhauer. Álbumes como el de TREN, que tras el viaje del año pasado, sigue pasando por nuestros oídos ese sublime pincel en el que construye unas secuencias tan etéreas como pegajosas, con ese ambient techno de pulsiones constantes pero suaves. Dejando que palpes esa finura. Si el año pasado el artwork olía a patrimonio níveo, ahora lo hace al destruido y olvidado. Con un título intenso y plagado de historia en los títulos, pero a nivel sonoro, con una oda sutil, implícita, a la velocidad que llevamos hoy. En la vida y como decíamos en el disco del año pasado, en la música.
Frente al frenetismo y el corta pega fácil para llegar a otras cotas, el elegante pincel. Sin nombres, sin apenas referencias, casi una firma al margen para que se sepa que aquí pasó algo. Lo importante es el discurso sonoro. Como hacían unos jóvenes chavales con Underground Resistance hace casi 40 años. Aquí no hay opciones de que la gran industria y el capital coopten y absorban. El medio es también el mensaje. Tears of Things, Sorrows of the Universe se hace grande en sus pequeñas construcciones, en su personalidad y livianas progresiones que refuerzan las evocaciones en ‘Lumen’ o ‘Aether’.
Un disco en el que el minimalismo vertebral a veces se va abriendo a ornamentaciones más explícitas como las de ‘Aftertime’, reforzándolas para dar algo más de dinamismo y que no todo sea esa sensación de nostalgia que permea al álbum y a la propia música de TREN. Un álbum en el que sobre todo de cara a su segunda mitad ese minimal techno engrosa su fuerza e incluso deja escuchar por primera vez vocales en ‘Birth of Hermes’, con esa vieja impronta del future garage. Otro trabajo fino y con una riqueza creciente, sabiamente, donde expande su sonido, como muestra ‘Ephemera’. Una primera mitad más típica hasta ahora de la entidad conocida como TREN, y una segunda donde partiendo de ese minimalismo, hay ambientes con más texturas. Pero recuerda, aquí en realidad no ha pasado nada. Not meant to happen. (Ferraia, Excel en la tier del 10 de junio)


