Una canción, una escena #28: ‘I Want It That Way’ en ‘Magic Mike XXL’
Dar placer
Una canción, una escena es una sección Hipersónica donde se repasan algunos de los mejores momentos musicales en la historia del cine. O los mejores momentos cinematográficos de nuestras canciones favoritas. Sea lo que sea, es un perfecto cruce de nuestras grandes obsesiones.
La canción: 'I Want It That Way', de Backstreet Boys
¿Va realmente de algo 'I Want It That Way'? Pocos se han puesto de acuerdo al respecto, dada lo confuso de la letra. Los suecos Max Martin y Andreas Carlsson escribieron una canción sobre relaciones estancadas, pero no parece tener claro qué quiere desarrollar sobre ellas. Lo único que podemos encontrar como clave es un verso que estuvieron dando mil vueltas hasta decantarse por "Am I your fire, your one desire", que sigue sin tener sentido con el resto pero apunta hacia la voluntad de proporcionar placer y ser deseado.
La canción fue escrita, claro, para los Backstreet Boys, en la cúspide tras dos exitosos discos y a punto de repetir con Millennium. Faltaba aclarar el single principal, que en principio iba a ser 'Larger Than Life', por seguir la tendencia de singles más animados para empezar la promoción. Pero el grupo quería que fuese 'I Want It That Way', a pesar de las advertencias de algunos ejecutivos que veían riesgo en lanzar una balada de single principal. Por supuesto, tenían razón, consiguiendo uno de sus éxitos absolutos que, además, se ha vuelto clave en una nueva fase de apreciación que va cargadísima de nostalgia, porque ahora los millenials ya tienen una que puede ser económicamente explotada.
La película: 'Magic Mike XXL', de Gregory Jacobs
Steven Soderbergh había encontrado oro con Magic Mike, un impresionante retrato de un grupo de strippers de Florida que era tan festivo como agridulce en su exploración de un grupo de trabajadores del entretenimiento persiguiendo la autorealización del sueño americano. Su inesperado éxito se tradujo en una secuela, Magic Mike XXL, de nuevo con Channing Tatum al frente, con el ayudante de dirección Gregory Jacobs pasando a la dirección y Soderbergh centrado en la fotografía de la película.
La secuela es otro triunfo, de manera inesperada. Siguiendo a casi el mismo grupo de strippers en su viaje hacia "el último baile" (el verdadero último baile se ha estrenado este año, y es Excel) en una convención del gremio, la película hace otra interesante exploración de los trabajadores del entretenimiento, de su desmedida pasión por ofrecer placer a los espectadores, y se vale también del género de viaje por carretera para hacer un bonito y celebratorio alegato por la amistad. Era difícil hacer una secuela tan buena como la película original, pero se salieron con la suya a base de euforia, sutil reflexión meta y descaro. Puro Soderbergh, vaya.
La escena
No hay mejor muestra del triunfo que es esta película que la escena donde deciden apostar a que pueden "devolver la sonrisa" a una dependienta de tienda local con uno de sus excitantes bailes. Parte cortesía profesional, parte volver a conectar con el arte(s) que tanto les apasiona, el de bailar y generar placer. La secuencia ejemplifica el buen gusto con el que deciden rodar las coreografías de estos bailarines: sin juzgar y realzando el poderío físico.
Para marcar el ritmo, una desprejuiciada 'I Want It That Way' cuya vaguedad sobre el deseo resulta apropiada para los potentes bailes de Joe Manganiello en pleno establecimiento. Sin el menor atisbo de prejuicio o mirada irónica tanto a coreografía como canción escogida. Al contrario, cuando resulta exitoso en su intento, sus compañeros lo celebran como el logro que es. Un abrazo desenfadado de la euforia que, sin duda, ha contribuido a la proliferación de esta canción en el último lustro y medio.