Una canción, una escena #34: 'Where Is My Mind?' en 'El club de la lucha'
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Una canción, una escena es una sección Hipersónica donde se repasan algunos de los mejores momentos musicales en la historia del cine. O los mejores momentos cinematográficos de nuestras canciones favoritas. Sea lo que sea, es un perfecto cruce de nuestras grandes obsesiones.
La canción: 'Where Is My Mind?', de los Pixies
El joven Joey Santiago asistió a la universidad de Amherst, en Massachusetts, con la intención de centrarse y evitar distracciones superfluas. No obstante, no pudo evitar distraerse con la música. Una que procedía no muy lejos de su habitación. En un dormitorio cercano había otro estudiante practicando con la guitarra, y rápidamente congeniaron para tocar juntos. Ese otro estudiante era Black Francis, y allí asentaron las primeras semillas de lo que serían los Pixies.
Antes de eso, Francis estuvo seis meses de intercambio universitario en Puerto Rico, aprendiendo español y haciendo inmersión en la cultura. También tuvo tiempo de hacer inmersión en el Mar del Caribe, haciendo buceo en una ocasión. Allí no pudo evitar darse cuenta de que había un pequeño pez persiguiéndole, sin un motivo muy concreto1.
Ese episodio le inspiró a trastear con una letra algo confusa, porque parece muy literal sobre su episodio, pero también evocativa. "With your feet on the air and your head on the ground" (lo típico cuando buceas). "I was swimmin' in the Caribbean". Regresando a casa se puso a trastear para intentar que la canción final recordase al mar, pero también a esa sensación de que tu mente está en otro sitio. 'Where Is My Mind?'. Quizá cansada de la matraca o en un arrebato de sinceridad su por entonces novia, que no había comentado previamente su música, le dejó claro que ya lo tenía, la canción estaba hecha, no tenía que darle más vueltas.
Stop (Ooh)
La película: 'El club de la lucha', de David Fincher
Parecía que al fin David Fincher se había salido con la suya. Sus sueños de dirigir cine, cimentándose desde su primer trabajo en Lucasfilms y su larga experiencia dirigiendo videoclips, empezaron truncados con la angustiosa experiencia de Alien³. Pero logró resarcirse y volverse director de impacto con Se7en, un thriller que cambio para siempre los films policiacos y el retrato de los psicópatas. Con The Game no logró ese fenómeno, pero no le fue mal.
Quizá consciente de que se estaba volviendo "el tío de los thrillers", buscó la manera de darle la vuelta. Una exploración que le llevó a una novela de culto de Chuck Palahniuk considerada muy potente pero inadaptable: El club de la lucha. Pero Fincher lo veía claro. No sólo podía disfrazar de thriller lo que iba a ser una descarnada sátira que iba a ser el texto definitivo de la Gen X, hablando de capitalismo, conformismo y también masculinidad tóxica. El entumecimiento de una sociedad intentando buscar la realización a través de cosas perfectamente idénticas a las que otros compran. Pero con un buen giro.
La escena
Ver El club de la lucha en repetidas ocasiones muestra de manera clara cómo todo el giro de Tyler Durden y el narrador sin nombre de Edward Norton está bien sembrado. Las referencias a la mente partida están desde sus títulos de créditos, y desde entonces va jugando con ello sutilmente mientras mete el cuchillo en el progresivo descontento con la promesa de estabilidad (algo que resulta más ajeno para generaciones posteriores, donde el trabajo aburrido y estable resulta un unicornio) y en cómo se puede crear una secta de incels a partir de canalizar mal esa frustración.
Observando en global la filmografía de Fincher, es fácil concluir que su mirada cínica del mundo no contempla mucho más allá de querer ver el mundo arder. Que la rotura de personalidad del narrador en Durden es una consecuencia inevitable de un sistema irreparable. Una mirada analítica y fácilmente calificable como fría y deshumanizada.
Pero El club de la lucha es también una película sobre desconexión emocional. De estar atontado e incapaz de expresarse abiertamente, de ahí la necesidad de ir a reuniones de gente enferma o terminal, o la necesidad de crearse un alter ego que tiene actitud punk y cara de revista como la de Brad Pitt. La liberación final no llega al ver ejecutado su plan final contra el sistema, sino de intentar establecer lazos con la única persona que ha estado en ese momento extraño de la vida. Tanto en las reuniones donde se infiltra como en los momentos donde emerge su personalidad partida. Qué mejor manera de ver el capitalismo derrumbarse que de la mano de la persona que ha conectado con tus emociones antes que tú mismo.
Ooh
With your feet on the air and your head on the ground
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