Dinosaur Jr: latigazos de furia
Un repaso disco a disco por la obra de J Mascis (con o sin el núcleo duro)
Dinosaur Jr. son, por sí solos, uno de los grupos fundamentales para entender por qué los 80 del underground USA cambiaron tantas cosas en la música y abonaron el terreno para que en los 90 muchas bandas con un sonido “complicado” para el oyente masivo consiguieran dar el salto a esa zona mayoritaria, a una exposición mainstream.
También es uno de los grupos fundamentales de su generación para explicar las posibilidades de supervivencia, las dificultades para envejecer, los altiplanos de la inspiración. Y, obvio, el respeto a las carreras longevas y a seguir creando cuando “tu tiempo”, dicen, ya pasó.
Dinosaur Jr. nacen, como tantas cosas importantes en la época, del hardcore. Cuando en el año 1983 a J Mascis le dicen que Deep Wound, su grupo de entonces, se acaba. En Amherst, su localidad natal, decide echar mano de Lou Barlow, compañero de instituto, para que se ponga al bajo de Dinosaur, su nueva banda, aun sin la coletilla jr. No deja de ser gracioso que Mascis, quien en discos posteriores se convertirá en el único Guitar Hero de un indie-rock con alergia a los solo, comience tocando la batería en Dinosaur. Pronto las aguas vuelven a su cauce y el dúo decide que J se ponga a la guitarra y que sea Emmet Murphy, Murph para los amigos (y en breve para el mundo), quien coja las baquetas.
“No puedo con él, es un puto nazi”
Dinosaur editan su debut homónimo en 1985. Aún no están dedicados del todo al noise posterior. De hecho, nunca se dedican en cuerpo y alma a él, no a la manera en que sí lo harán Sonic Youth. En Dinosaur, hay más psicodelia pesada que feedback controlado. Algunas canciones, incluso, casi podrían acercarse a unos R.E.M. más influenciados por el hardcore que por el post-punk, como ‘Forget The Swan’. El sonido es duro y cortante, pero no especialmente innovador. Y, sobre todo, Dinosaur suena a debut deshilachado: en él está casi todo lo que vendrá después, pero muy, muy lejos de cuajar. Ni siquiera ellos como grupo han encontrado la manera de entenderse del todo.
“J controlaba el ritmo de batería de Murph al milímetro. Y Murph no lo aguantaba, la mayor parte del tiempo quería matarlo. Me decía: “No puedo con él, es un puto nazi”. “— Lou Barlow en Our Band Could Be Your Life
Apenas un año después, con el grupo empezando a sonar de manera intensa en el circuito de salas estadounidense, Dinosaur tienen que cambiarse el nombre, matizarlo, ante una demando que les llega de otros Dinosaur, estos sí dinosaurios de verdad, supervivientes del hippismo. Convertidos en Dinosaur Jr., les llega además la oferta de recalar en SST y, claro, no dicen que no. Nadie diría que no a estar en el sello con más pedigrí de la época dentro del ambiente en que se mueven Murph, Barlow y Mascis.
You’re Living All Over Me: grandes cosas no tan furiosas
“Su manera de tocar la guitarra es realmente extraordinaria, hizo cosas increíbles con la manera en que la tocaba, en que metía los efectos y daba forma a ese sonido. Hay mucho allí, en sus guitarras, que no vas a oir cuando Black Francis toca ni cuando Kurt Cobain lo hace. Y, por encima de todo, tampoco lo vas a oír en Smashing Pumpkins. Dinosaur Jr éramos jodidamente viscerales: yo tocaba mi bajo como si fuera Lemmy y J tocaba como algún guitar hero de los 70, pero con infuencias increíbles: Birthday Party, Stooges, Venom, R.E.M. Era increíble, nadie tocaba como él.” (Lou Barlow para The AV)
Es 1987 y todo está por explotar. Dinosaur Jr. lanzan una primera mano ganadora: su segundo disco se llama You’re Living All Over Me y, básicamente, es una de las piedras angulares del canon indie-rock. Sin él se entienden mucho peor bastantes cosas que llegarían después (incluido el indie español de los 90), pero sobre todo resulta emocionante. El latigazo de ruido y melancolía que es ‘Little Fury Things‘ es la primera piedra sobre la que edifican su reino, que es de este mundo gracias a la quejosa y emotiva voz de Mascis.
A partir de ahí, tantas cosas se parecen a ellos que los puntos de fuga son de lo más diversos. Me preocuparía si te gusta el rock de guitarras y no hayas pasado por una colección de canciones así: esa ‘Kracked‘ que según como te pille suena furiosa o sentimental; o ‘Sludgefeast‘, quizás el momento que mejor define a los Dinosaur Jr. de esta primera época (y tan heavy como post- a la vez).
En You’re Living All Over Me están tantas cosas que también están ellos mismos, en su futuro inmediato: la locura Sebadoh de ‘Poledo’ o la apuesta más Neil Young de los discos de J Mascis de los 90, como en ‘Tar Pit‘. Por estar están hasta The Cure en una versión de ‘Just Like Heaven‘ bañada en speed y que se corta con un grito, el que el oyente no podría dar del todo tras un disco inagotable pero agotador.
Bug: un ladrillo salvaje
En 1988, en un año histórico para la música que importa, Dinosaur Jr. revelan que están en racha a pesar de que, como grupo, las cosas empiezan a no marchar. Tras editar el histórico ‘Freak Scene‘ como single y ponerle himno a toda la escena underground del rock USA llega Bug, disco que triunfa en las radios universitarias y que está considerado como el fundamental del grupo.
Menos sugerente a primera vista que You’re Living All Over Me, y que su propio single, Bug tiene mucho de catarsis ruidosa y tremendamente expresiva, ruido experimental y melódico que apenas tiene un par de momentos de calma. Nada hay tan atractivo y con tanto gancho como ‘Freak Scene’, pero Bug conquista por otras razones más fieras y más a largo plazo. Mientras el grupo se convierte en referencia, sus integrantes ya no se hablan. Y eso se refleja en el sonido del disco:
“La razón por la que era tan salvaje tocando con Dinosaur no era precisamente por pensar “me gustaría que esto fuera la cara de J”. No, tenía mucho que ver con una idea clara de cómo queríamos sonar, que estaba basada en los miles de discos que habíamos escuchado, y en lo apasionados que éramos de la música, de la música poderosa sobre todo. Nos encantaba, pero también nos encantaban las canciones (con gancho) y, viniendo del hardcore, ¿cómo íbamos a tocar sin ser así si queríamos ser fieles a nosotros mismos? (…) Fue tanta tensión lo que nos rompió y lo que hizo que Bug no fuera tan grande como el disco anterior”. (Lou Barlow para The AV)
Sólo en 1989 tienen contacto de nuevo: Mascis llama a Barlow y le dice que Dinosaur Jr. se han acabado. Sin que pase un día, el propio Mascis ha reactivado de nuevo el grupo, ya sin Lou hasta 16 años después. Los cinco minutos y 40 segundos de ‘Don’t‘ son una buena banda sonora a semejante desintegración vital y, además, cierran Bug como si te estuviesen lavando el cerebro. En 1988, de hecho, era lo que le estaba pasando a la música mainstream: para cuando Dinosaur Jr regresen, todo habrá cambiado.
Green Mind: ahora que estás solito
“No sé, publicar con una multinacional parecía “lo que había que hacer”. Lo hicimos porque podíamos hacerlo. Fue una cosa extraña: “guau, estas en una multi”. Otros grupos lo estaban haciendo y era raro, pero realmente no sabíamos qué pensar. Ahora veo cómo aquello fue dañino, pero a toro pasado.” Mascis en Our Band Could Be Your Life
Tres años tardan Dinosaur Jr. en volver y tampoco se puede decir que lo hagan por completo. Green Mind, publicado en 1991 en una multinacional, es el primer disco en solitario de J Mascis, que apenas cuenta con Murph a la batería en tres canciones y que, cuando lo necesita, echa mano de su agenda. Porque a la llamada de Mascis son varios los invitados que acuden al estudio y le ayudan con la grabación de un disco cuyo quicio es la fantástica ‘The Wagon‘, directa a la lista de favoritos y sucesora espiritual de ‘Freak Scene’.
Varias son las muestras más de que perder a Lou y descuajeringar el grupo durante tres años han afectado poco al talento de Mascis. Green Mind es mucho más abierto de mente y ecléctico que cualquiera de sus obras anteriores, cada vez más cercano al concepto de rock visceral que Neil Young siempre ha manejado (especialmente junto a Crazy Horse). Sí, a Mascis se le empieza a ir la mano con los solos, pero aún lo compensa todo con su voz y los contrastes que introduce en la música cada vez que aparece.
Hits, canciones hard-rock tocadas como si el mundo acabase esta noche y algún acercamiento folk dan lustre al, quizás, más subestimado disco de Dinosaur Jr. Era 1991 y, claro, Nirvana iban a reventarlo todo por los aires.
Where You Been: Es mejor arder que desvanecerse
Justo en ese momento a Mascis le entra complejo de chico ostra y desaprovecha la cresta de la ola. Saca un EP de significativo título, Whatever’s Cool With Me, y para cuando regresa con disco largo, en 1993, el grunge y el (UGH) Alt-Rock han tomado forma. Ya nadie se acuerda del indie-rock, del noise-pop, de la escena de los freaks: todo se ha revuelto en un mismo mejunje a mayor gloria de las multinacionales que tratan de fichar a cualquiera que suene afilado. Where You Been es, justamente, el menos punzante y salvaje de todos los discos de Dinosaur Jr. y, a cambio, el más emotivo.
Desde el comienzo de ‘Out There‘, queda claro que esta vez va a ser todo Mascis, su voz y unas guitarras menos ruidosas y más desgarradas, expresivas y, también, tradicionales. Es fabuloso el juego que estos Dinosaur Jr. sacan a la fórmula, que apenas se ahoga cuando llegan las canciones más largas. ‘Start Choppin‘, ‘Going Home‘, ‘Get Me‘ o ‘What Else Is New‘ es lo más lejos que parece que va a llegar Mascis en rompernos por dentro. Para mí, mi disco favorito del grupo (que no el mejor), aún siendo más irregular incluso de lo que es habitual.
Dinosaur Jr. y el primer adiós
¿Por qué pasan cosas así? ¿Por qué un grupo es capaz de sacar su mejor single y una de las mejores canciones de toda una década justo en su peor disco? No lo sé, pero ocurre: Dinosaur Jr. se inventan ‘Feel The Pain‘, su canción perfecta, la que aparecerá en los recopilatorios dentro de 30 años y nuestros nietos oirán. Cuando terminemos de darles la tabarra, ‘Feel The Pain’ seguirá allí, lustrosa, fantástica, emocionante, contagiosa, en mitad de un disco empantanado y aburrido como es Without a Sound.
Pasa el tiempo, J. Mascis prueba a ser actor y, de paso, a firmar la mejor canción de los Beach Boys si hubiesen sido un grupo de los 90 (’Take a Look At The Sun‘) y saca su primer disco en solitario oficial, Martin+Me, bastante más estimable de lo que podría parecer.
Pero es Hand It Over el regreso del Dinosaurio jovencito, un notable disco, similar en forma y concepto a Bug, aunque menos cortante y más cercano. Si a Bug dan ganas de mirarlo desde lejos por si muerde, a Hand It Over te da por abrazarlo en sus mejores momentos. Dentro de lo irregular e hinchado en minutos que sigue siendo el cancionero de Mascis, la obra de (primera) despedida de Dinosaur Jr se merece una revisión. Eso sí, por allí ya tampoco anda Murph: ha hecho tocata y fuga con parada en The Lemonheads.
Salir de la niebla, reencontrarse y gritar de nuevo
Y llega la bruma, los tiempos inestables. J se cansa de sí mismo y mete a Dinosaur Jr al congelador. Comienza a probar suerte en solitario o junto a amigos con The Fog, pero la mala suerte parece haberse sentado a su lado y le acompaña día a día. Gira con accidente grave, disolución del proyecto, vuelta a empezar. Dinosaur Jr dejan, además, de ser influyentes: de repente renace todo el post-punk de comienzos de los 80 y el noise pierde puntos en la educación sentimental de nuevos grupos y nuevos oyentes. Ni grandes éxitos ni directos remedian demasiado la situación.
Sin embargo, alguien decide que eso tiene que terminarse. Mac (Superchunk) convence a Mascis para reeditar los tres primeros discos en Merge. Y, en un movimiento que sorprende a propios y extraños, J y Lou deciden volver a hablarse. Y se sienten bien, retoman lo que en su día les unió y salen de gira. Los conciertos alternan entre la gloria ruidosa y el desbarre guitar-hero, nada especialmente concluyente de lo que está por venir. Sólo es un comeback más en una época en la que cualquier excusa es buena.
Al menos se llevan bien, no como los Pixies.
Pero, de repente, una ráfaga de aire incendia los rescoldos y ellos aprovechan para echar un par de maderos más.
“¿Por qué volvimos a grabar? Sólo porque parece lo lógico. Todo esto de la reunión del grupo es como estar subido en lo alto de una ola. (…) Seguiremos subidos en ella mientras la ola no se deshaga y si nos damos un golpe, nos lo damos. No seguimos ningún plan.” Murph, para Yourgigs
Clásicos cuando ya no necesitan serlo
Primero Beyond y después Farm se convierten en discos imprescindibles del grupo, sin apenas fisuras, sin muchas pegas posibles, sin la coartada de la nostalgia. Los mismos Dinosaur Jr son más viejos, pero sus canciones no. Resulta que, después de tantos bandazos, al final ellos mismos son los que deciden colocarse en el podio que se merecen, Y cuando ya sólo se podía pensar en Dinosaur Jr como un grupo importante de finales del siglo XX, se reivindican con canciones, y sólo con canciones, como un grupo plenamente actual. Joven a pesar de las muchas canas.
Beyond (2007) no es el gesto tonto y avaricioso de unos músicos decrépitos. No, Beyond no es ese horrible The Weirdness con el que los Stooges nunca deberían haberse insultado a sí mismos. Tampoco es un disco bien intencionado pero con la creatividad lejos del mejor momento. Beyond suelta las chispas de una hoguera ruidosa que parecía extinguida y entrega once canciones conmovedoras con las que te apetece montar un grupo de rock.
Ésa era una de las grandes virtudes de los primeros Dinosaur Jr: su capacidad de transmitir pasión, de hacerte sentir joven y parte de algo inexplicable, pero que se resumía en un par de riffs, un estribillo coreable sin ser pop y un solo final lleno de ruido que te dejaba para el arrastre. Las canciones de Dinosaur Jr. fueron emotivas y violentas a la par y Almost Ready, Pick Me Up, Back To Your Heart o This Is All I came To Do aún conservan la esencia.
Farm (2009) es doblemente increíble porque se demuestra que la hoguera ha revivido del todo y no por casualidad. Es mejor que Beyond: Mascis, Murph y Barlow reencuentran el camino de la brillantez amplificando los momentos emotivos de sus canciones. ‘Your Weather‘, ‘Plans‘ y otras cuantas consiguen lo que Mascis probó en Where You Been y le funcionó solo a ratos.
Farm suena en muchos momentos más clásico (más Neil Young, para entendernos) que las obras en las que Dinosaur Jr (sin Murph ni Barlow) pretendían ser justo eso, clásicos. Con las canciones ajustadas y sin más delirios guitar hero que los que en Mascis son imprescindibles, suena muy, muy brillante y se escucha con un placer inmenso. Y deja claro que, digamos lo que digamos los críticos, un músico no está acabado hasta que ya no puede tocar nada más.
En la agradable MEHseta
A partir de aquí, en el fondo da igual lo que pase con los siguientes discos; ya habíamos comido perdices:
It’s so fucked I can’t believe it
If there’s a way I wish we’d see it
How could it work just can’t conceive it
Oh what a mess it’s just to leave it
Sometimes I don’t thrill you
Sometimes I think I’ll kill you
Just don’t let me fuck up will you
’cause when I need a friend it’s still you
Cuando necesitamos el tipo de disco que hacen Dinosaur Jr., sabemos que podemos tener nuevos y no sólo sus clásicos. I Bet On The Sky (2012) es, y nos damos cuenta nada más salir, el menos sólido de los discos post-reunión. No es que nos quite la venda de los ojos: nos recuerda que son terrenales y que no pasa nada por verles en discos menores, con algunas canciones guays y un terreno que va entre el nostamal y el meh absoluto. ‘Don’t Pretend You Didn’t Know‘, que dura más de cinco minutos y se hace corta y excitante como golosina pop, o ‘Watch the Corners‘ nos recuerdan que por mucho que haya otras como ‘Rude’ o ‘Recognition’, aún no les ha invadido la flojera total.
En la misma línea está Give a Glimpse of What Yer Not (2016), quizás un pequeño pasito más para atrás. A estas alturas ya resulta ridículo que todavía sigamos hablando de ellos como un grupo que “se ha reunido”: llevan más discos juntos que en su etapa inicial. Y hay motivos para aferrarse a su presente: tanto ‘Goin Down’ como ‘Tiny’ tienen la capacidad de enamorarte desde la primera escucha. Sí, por más que el resto transiten en el apacible territorio del MEH. La MEHseta.
Sobran reivindicaciones, sobran mensajes manidos como el de los abuelos explicándole a los nietos cómo se hace eso del rock. La cuestión es que el mérito de Dinosaur Jr. es indiscutible. Y que si cinco años después entregan un disco como Sweep It Into Space (2021), que intenta cositas diferentes (en especial, la de darle a Kurt Vile la batuta de la producción para que entierre los chorros eléctricos y los transforme en aroma neocountry), pues lo aceptamos y disfrutamos de lo que sí funciona.
Sweep It Into Space te hace sentir todo el rato que sí (canción inicial…) y que no (… engarzada con la simplan ‘I Met The Stones’). Justo el disco que tiene que buscar las composiciones más pop es el que más veces intenta alejarse de los ganchos e irse al rock. Y siempre es un problema que la mejor canción sea la de Barlow; al menos, en Dinosaur Jr., en Sebadoh el problema es el contrario.
¿Es su peor disco post-vuelta? Sí. ¿Es el disco en el que intentan hacerse un Weezer? Sí, sí. ¿Es un desastre? Para nada. No ha habido nada en su carrera que lo sea. No hay muchos que puedan decir eso.
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